CAPÍTULO 1: El comienzo

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Hoy no era un día como otro cualquiera; hoy era el día en el que me mudaba. Tenía que dejar todo atrás y comenzar una nueva vida alejada de mi familia. Mis padres, junto a mi hermano mayor, se iban a vivir al extranjero debido a su trabajo. Trabajaban para una empresa la cual maneja mucho dinero y gracias a ello Eiji, mi hermano, podía estudiar en una universidad privada. Mis padres veían bien que me quedase aquí, junto a mi tía Agatha. Mi tía vivía en una ciudad bastante alejada de la mía, por lo que tenía que despedirme de mis amigos por un indefinido período de tiempo.

- Cariño compórtate bien, no le des disgustos a tu tía. Si necesitas cualquier cosa no dudes en llamarme. Te visitaremos lo más pronto posible y no olvides que te quiero muchísimo, princesa. -decía mi madre a la vez que me llenaba de besos e intentaba no llorar-

- mamá, no te preocupes más, voy a estar bien con la tía. Yo también te quiero. -sonreí intentando contener las lágrimas-

Mi padre simplemente se limitaba a asentir por todo lo que decía mi madre. Se le notaba triste, pocas veces lo había visto así. Lo suyo no era mostrar lo que sentía. Por su parte, solo recibí un gran abrazo y un "ten mucho cuidado" lleno de tristeza.

- Enana, aunque no quiera admitirlo, te voy a echar mucho de menos. -sonrió mientras me revolvía el pelo-

- Eiji, ¡para! -le quité las manos para luego peinarme como pude- Yo también te voy a echar de menos, imbécil. -dije mientras le daba una palmadita en el estómago-

Cuando me quise dar cuenta mis padres y mi hermano se habían ido, y yo me encontraba ya en casa de mi tía.
Me dispuse a subir a mi nueva habitación. A decir verdad era mucho más grande que la que tenía antes. Coloqué toda la ropa en el armario, los libros en la estantería y poco más. Mi tía me lo había dejado todo listo para que solo tuviera que poner mis cosas.

- Cielo. -dijo entrando a la habitación- Recuerda que mañana empiezas a estudiar en tu nuevo instituto, Sweet Amoris. Te he comprado todo lo necesario, solo tendrías que entregar mañana tu informe. -dijo mientras dejaba los utensilios encima de la mesa-

- Muchas gracias tía, así puedo tomarme la tarde de descanso. Ha sido todo tan de repente que no he tenido tiempo de asimilar todo esto... -dije a la vez que me echaba en la cama con las manos tapándome los ojos-

- No te preocupes pequeña, ya verás como te acostumbras rápidamente. Te llamo cuando este la cena lista, ¿sí? -dijo con una sonrisa a la par que salía por la puerta-

- Vale... (¿Por qué todo a ocurrido tan de repente?, ¿¡por qué!? Mi vida ha dado un giro de 180° en el mejor momento. En fin, tan solo me queda asimilarlo y seguir adelante.) -suspiré-

Miles de pensamientos rondaban mi mente tratando de buscar una respuesta a todo este lío.
El resto de la tarde me la dediqué a decorar el cuarto a mi gusto y más temprano que tarde ya era de noche. Una vez cenada decidí tomar una ducha para así, también, poder refrescar mi mente. Más tarde preparé todas las cosas para mañana. Con todo listo me tumbé en la cama y con el olor a sábanas limpias caí rápidamente entre los brazos de Morfeo.

Castiel, déjame conocerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora