Prólogo:

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-¿Cuántas películas más tenemos que ver?- refunfuña Lizzy mientras se sienta a mi lado.

- Las que sea necesarias hasta que Ale se sienta mejor- comenta Angie mientras pone otra película en el DVD y me da otro bote de helado.

No sé cuántas horas hemos pasado así, es película tras película, en algunas lloro, y en otras insultos a los personajes como: "Venga tía no te creas lo que el gilipollas este dice" o "Tanto amor me da diabetes" "Al fin y al cabo te va a dejar".

Mis amigas vinieron a socorrerme cuando les dije "Terminé definitivamente con Cristian", y lo habitual que hacemos cuando una termina con su "enamorado" es traer helado de chocolate mientras nos torturamos viendo películas de amor.

-No seas egoísta- comento ofendida- sabes que yo haría lo mismo si el idiota sin huevos de tu enamorado te saca la vuelta

-Ehh guapa! – Dice Lizzy con una media sonrisa- tranquila que solo era un cometario

-Y bien- dice Angie sentándose a nuestro lado para apaciguar la pelea- nos quieres contar que fue lo que pasó.

Respiro profundo mientras un nudo se me hace en la garganta.

-Bueno- digo acomodándome y respirando una y otra vez para no echarme a llorar- pues Cristian me ha sacado la vuelta- lo suelto sin más.

-Vaya – dice liz mientras se acerca a mi lado- como lo supiste

-Pero si estaban bien antes que se marche.

-Tú lo has dicho querida "íbamos bien", me llamaba cada noche, si no era de su celular era el de su hermana, me contaba cómo iba y que dentro de un mes estaríamos juntos de nuevo. Y....

-Y- dice Angie animándome a que siga.

-De un día a otro se portó raro, ya no me llamaba, y si lo llamaba me decía que estaba ocupado. Sabía que algo iba mal. Lo conocía perfectamente, entonces me contacté con su mejor amigo que se llama Alberto, quedamos una noche para salir. Al día siguiente me llamó para confirmarme en qué lugar nos encontrábamos y no era lejos, era a unas dos cuadras desde mi casa. Fue amable- dije en una media sonrisa- me dijo que no sabía nada de él pero que me averiguaría algo...

- Y como supiste que te era infiel.

-Antes que me vaya Cristian llamó, él puso en alta voz para que escuchara ya que yo se lo pedí - digo mientras siento que no puedo hablar- él.... Di..jo.. que habíamos terminado, que no sentía lo mismo por mí y que ya no estaba enamorado de mí. Alberto le preguntó si estaba seguro de lo que decía y el contestó que sí, que nunca me tomó enserio y además había conocido una flaca que estaba buena y que mañana iban a salir. Créanme que me destrozó, en esos instantes quería gritar, decirle que era un gilipollas, que lo odiaba y esperaba que nunca regresara.

Lizzy estaba atónita y Angie pensativa, sabía que muchas dudas atormentaban sus cabezas, ellas habían conocido perfectamente a Cristian y sabían que él no era de actuar así.

-Hablaron un poco más para que Cris no sospechara que estaba a su lado, no pasaron ni dos minutos y se despidieron. Un silencio profundo e incómodo surgió en esos instantes, un nudo grande inundó mi estómago y sabía que si hablaba me echaría a llorar, "Lo que uno se entera" le dije en un pequeño susurro y no pude más, varias lágrimas habían invadido mi rostro, me levanté para irme, no quería que me viera llorar y mucho menos por él. ¿Estás bien? Se limitó a preguntar mientras se ponía de pie. Sí, no te preocupes, le dije y empecé a caminar. Te llamo después dijo mientras veía como me marchaba.

En esos instantes no pude más y me eché a llorar a moco seguro, cuando conocí a Cristian pensé que era mi "príncipe azul" que él nunca me dejaría como mi padre me abandonó cuando tenía 5 años, pero de nuevo me había equivocado.

Lizzy y Angie se acercaron a abrazarme, tenían una idea de lo destrozada que estaba.

-El amor no sirve de nada- dije en un pequeño sollozo.

-No es así Ale, pero a veces nos equivocamos de personas- dijo Angie mientras me sobaba la cabeza intentando que me sintiera mejor.

-No me quiero enamorar nunca más- dije mientras volvía a llorar de nuevo- duele, duele de la manera en como un cuchillo puede a travesar tu corazón sin piedad, duele como tirarle piedras a una persona hasta que deje de vivir, duele tanto que no sé cuándo se me pasará.

No me dijeron nada, simplemente se limitaron a abrazarme, aunque seguía doliendo me reconfortaba tenerlas ahí a mi lado, con una docena de películas románticas y 10 botes de helado de chocolate.


Enamorada de mi agarreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora