CAPÍTULO 1 (1°PARTE)

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20 de enero del 2010

Era un día triste para la familia de Ann y Abby. Les había llegado recientemente la noticia de que su padre había fallecido de madrugada debido a un infarto.

Abby vivía con su prima Anne desde hacía cuatro años, y aunque no estuviesen muy unidas a la familia, ambas sabian que ellos estarían cuando ellas los necesitasen

Abby se levantó de la cama sin ánimos y fue al baño. Se miró al espejo y pudo apreciar que su rostro daba una sensación escalofriante, sobre todo aquellas ojeras que rodeaban sus ojos verdes esmeralda.

Una vez salió del cuarto de baño escuchó unos ruidos procedentes de la habitación de su prima y decidió ir a verla ya que intuía que algo iba mal.

Llamó antes de entrar -toc toc toc-

-¿Sí?

-Ann, ¿estás bién? -preguntó Abby en un tono de preocupación.

-Sí es solo que...da igual déjalo estar.

-¿puedo entrar a la habitación? -Abby indagó.

Ann, le tenía mucho cariño al padre de Abby, es decir, a su tío. A diferencia de la relación que mantenían Ann y su tío de confianza, la que tenía Abby con este, era realmente fría, y aunque ahora él ya no estuviese, sabia que Ann iba a estar un par de días sin hablar a nadie. Para Federic, el padre de Abby, Ann era como la hija que nunca había tenido; era amable, cariñosa, agradecida, educada...todo lo contrario a su verdadera hija de la que realmente estaba avergonzado por no tener ningún trabajo decente.

-Está bién...

Hubo unos segundos en los que el silencio invadió toda la fría y vieja casa donde vivían y decidida entró en la habitación de Ann.

No hablaron en ningún momento, tan solo se miraron y con aquello supieron como se sentían ambas. Abby sabía que Ann necesitaría espacio para poder asimilar de la mejor forma posible aquella situación, realmente lo necesitaba estaba destrozada y en aquellos momentos de tensión prefería estar sola. Ambas sabían cuando y como debían comportarse en aquel tipo de situación desagradable.

Abby Volvió al baño cabizbaja con solo un pensamiento : ¿cómo se suponía que asistirían al funeral? Es decir, hacía más de cuatro años que la joven no hablaba con ninguna persona de la familia excepto con Ann y sus padres. ¿cómo debía comportarse?

Ignoró esos pensamientos que iban a durar en su cabeza durante un buen rato y se lavó la cara.

El funeral daría lugar a las seis de la tarde en el tanatorio de la rotonda, todavía le quedaban tres horas para prepararse. Se fue a su habitación y echó el pestillo de madera arriesgándose a quedarse encerrada de nuevo como le había ocurrido hacía cuatro días.

Abrió el diminuto armario negro de madera que tenía a la derecha junto a la cama de matrimonio y acabó escogiendo un vestido negro y blanco que acababa en pico un poco antes de las rodillas y unos tacones rojos amapola.

Después de una hora y media, acabó de maquillarse y arreglarse y tocó la puerta de Ann.

-Prima, ¿estás ya? -preguntó con impaciencia-

-Sí, espera un momento que cojo el bolso ¿vamos en tu coche verdad?

-Sí, venga sal ya que al final llegaremos tarde como la última vez que les vimos.

Y en un abrir y cerrar de ojos la puerta de la habitación se abrió dejando ver a una chica vestida con un vestido deslumbrante de color negro y con el pelo recogido en un moño alto.

Bajaron juntas y en silencio las escaleras de piedra, ninguna dijo nada. Ann poseía un rostro vacío de emociones.
Al otro lado de la calle se hallaba Marina, la tía paterna de Abby y Ann

-Hola Marina. -dijo friamente.

-Hola chicas. Meteros al coche, ya vamos tarde.

El viaje en coche al tanatorio no fue tan desagradable como se lo esperaban ambas. Nadie habló, en cambio, se formó un silencio que podría decirse que fue cómodo.
Años atrás, las primas habían aprendido el lenguaje de signos para aquel tipo de situaciones. Asi que se pasaron todo el trayecto hablando por este para que su tía no se enterase en ningún momento de lo que decían.

Al cabo de un rato, llegaron al tanatorio. Bajaron del coche y se dirigieron al interior del edificio tan taciturno. Salieron del ascensor y fueron a la sala 259 donde se encontraba el resto de familiares. Abby y Ann entraron no muy convencidas, al principio se quedaron paralizadas por el temor a ser de nuevo rechazadas pero al final las dos coincidieron en que era mejor que ocultasen aquella sensación. Todos desprendían odio hacia ellas incluso había individuos que tenían una mirada asesina.

Se oyeron susurros de detrás de la pared que separaba la sala de la oficina.
-Si claro, se lo comunicaré. -Dijo una chica que al parecer trabajaba allí.

La misma chica entró en la sala donde se encontraban todos ellos. Tenía una mirada vacía e inexpresiva y sin tapujos les comunicó la última cosa que se hubiesen esperado.

-Antes de dejar aquí el cadáver de Federic West, recogimos unas pruebas para ver cual había sido la causa de muerte. -Anunció.

-Fue un infarto ¿o es qué están sordos?.

-No lo fue. -Insistió ella. -Lo asesinaron; así qué habrá que hacerles declaración a todos uno por uno.

La sala fue invadida por el enfado y la impotencia. ¿quién habría sido el asesino?

-Las culpables son ellas. ¿Qué hacen aquí? Hace años que no se hablan con nadie y ahora vienen a disfrutar del fallecimiento de su propio padre y tío. -Contestó Jack, el hermano de Ann.

-No las hables así. Nadie tiene la culpa. - Le regañó Marina.

-Por favor, preséntense entre las siguientes horas y mañana para declarar, y no les conviene mentir. -Amenazó la chica.

ASESINO EN SERIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora