"¡Oye, Dean!"
Dean se dio vuelta de su mesa de trabajo donde estaba limpiando y guardando sus herramientas. Había sido un sábado lento pero regular en la tienda de su tío Bobby, y él estaba casi triste de ver como la aguja de los minutos casi marcaba las 5 en punto. Él no trabajaba todos los fines de semana en Singer Salvage and Autobody, pero Bobby era bueno al dejar a Dean jugar y llenarse de grasa cuando quería. Bobby había prácticamente criado a Dean y a su hermano Sam después de que sus padres murieron. Todo lo que Dean sabía de autos lo había aprendido del viejo en tardes calientes de verano en el rustico terreno de atrás, o en débiles mañanas de invierno en el garaje, sus alientos soltando halos blancos de humo alrededor de sus cabezas.
"¿Si?"
"Cliente," soltó Bobby, agitando su pulgar hacia las puertas abiertas antes de tirar la mugrienta puerta de su oficina detrás de él.
Dean le volteó los ojos y agito su mano sin darle importancia. "Viejo estúpido malhumorado," murmuro, riendo. Bobby nunca había cambiado ni cambiaría. Era un malhumorado, sarcástico, bebedor de cerveza y masticador de tabaco, bastardo, y eso era en un buen día.
Pero era el mejor maldito mecánico en el estado de Dakota del Sur y todos muy bien lo sabían.
Se veía la silueta del cliente contra el sol de atardecer, parado al lado de lo que sospechosamente parecía el camión de incendios de emergencia del jefe. Cuando vio que Dean se movía hacia él, se metió en la sombra del taller y Dean lo vio por primera vez.
Definitivamente no era el jefe de incendios.
Dean había conocido al jefe Rufus Turner casi tanto como había conocido a Bobby, y siendo generoso, Dean lo clasificaría estando en el mismo nivel de adorable mamaguevo que a su tío sustituto. Este hombre, como sea, era alguien a quien Dean nunca había visto antes. Era casi tan alto como él, con cabello despeinado oscuro y ojos penetrantes, y estaba usando traje de bombero, manchados con barro y suciedad, rastros de espuma alrededor del borde de las piernas.
Los ojos de Dean casi salieron de su cabeza cuando vio que el tipo se quitó las botas y empezó a quitarse el sucio traje en frente de él.
"Ahhh," él dijo, la lengua trancada y tragando difícilmente. Tranquilo, Winchester. "¿Puedo ayudarte?"
El hombre le lanzó un par de llaves, saltando en una pierna cuando su pie se quedó atrapado en la apertura de los gruesos pantalones de lona. Los pateo libres y se quitó la franela blanca por la cabeza, tirándola al suelo.
Dean parpadeó. Era más muscular de lo que pareció a primera vista , todo ceñido y fuerte, sus caderas delgadas cortadas abruptamente por una cresta dura del hueso que sobresale por la banda de un par de desteñidos jeans que colgaban bajos.
"Tiene un ruido de chasquido," dijo el hombre, inclinando su cabeza hacia el capo del camión, mientras sus dedos desbotonaban su bragueta. Sus palabras fueron ahogadas cuando se inclinó hacia el asiento delantero. "Rufus dijo que tú sabrías a qué me refiero." Apareció otra vez sosteniendo lo que parecía un par de ropas limpias. Sus jeans ahora se deslizaban precariamente bajo en esas lindas caderas, y Dean se lamió los labios conscientemente.
"Um." Shit.
El hombre dio una pequeña sacudida y se balanceó al tiempo que salía de la puerta del conductor cerrándola, y los jeans se deslizaron hasta sus tobillos. Los lanzó en la misma dirección que las demás prendas antes de deslizarse por el concreto, girando alrededor de Dean con una sonrisa mientras se apresuraba a la salida haca la sala de espera. "¿Baño?"
"Si," dijo Dean, la boca seca. Se aclaró la garganta pero el tipo le guiñó y se fue antes de que pudiera levantar una mano para indicarle la dirección correcta. Los ojos de Dean siguieron el firme y redondeado contorno de su espalda mientras trotaba hacia la puerta abierta, y se quedó viendo con la boca abierta a la habitación vacía, preguntándose qué coño acababa de pasar. Se volteó hacia el camión de Rufus, sus ojos viendo a la pila de equipo descartado de bombero.

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Freefall [Destiel AU] (Español)
FanfictionEl maestro de preescolar Dean Winchester, pasa sus días hasta los codos llenos de play-doh; lo más emocionante que se torna su vida es cuando hace de mecánico en la tienda de su tío Bobby los fines de semana. Eso es hasta que en una fiesta de cumple...