Algo que ella no imaginaba era lo mucho que la deseaba. No era un anhelo salvaje o pasional, sino algo delicado y sentimental. Como cuando amas a una hermosa flor y solo deseas protegerla, regar la tierra donde vive para seguir admirando su belleza.
De pronto sucedido, ella se vislumbró frente a mi conciencia como el prototipo de chica perfecta y con quien me sentía bien y disfrutaba pasar el rato. Los nervios de verla y que ella me viera también aparecieron junto al extraño e incómodo ambiente que se formaba cuando nos juntábamos.
Que ella sintiera una atracción hacia mí como yo la sentía hacia su persona parecía una idea producto de mi malvada imaginación, estaba claro que solo de mi parte nacía un sentimiento que iba más allá de la amistad. Cada vez que la veía con un chico o la escuchaba hablar de otro mi mente me lo recordaba pero al verla sonreír mi corazón hacia que lo olvidara.
Acepte proteger y quererla en secreto, no era tan tonta como para declarar un amor tan monstruoso y anormal. La respete en mis sueños, le hice reír en la realidad y cuando necesito de mi apoyo allí estuve. La cuide en la enfermedad y la defendí en la tempestad pero nada paso más allá de la amistad.
Algo que nunca capte fue el hecho de que a pesar que Krista era una persona bastante inteligente y perceptiva, lo suficiente como para haber notado mis torcidos gustos, ella jamás especulo comentario de duda o una interrogante hacia mi persona que revelara mi atracción hacia las mujeres.
Si, aquella dama angelical poseía un nombre y un hermoso rostro con deslumbrantes ojos también. Su figura era imponente y femenina pero su forma de ser era la que realmente me fascinaba. Una mezcla de pasividad que llenaba de paz cada espacio y otra de explosión que convulsionaba mis sentidos.
En aquel tiempo con su presencia yo era más miserable que dichosa pero conocerla me hizo feliz, el drama que nos separo fue el reflejo de la realidad que no quise aceptar hasta que esta me golpeo justo en la cara.
Al ver que una mujer me beso a escondidas de todos pero a plena vista de ella, la mirada de Krista y su forma de tratarme cambio. Por fin algo en nosotras se distorsiono, estaba cociente de que tarde o temprano ese momento llegaría, lo esperaba como la gravedad espera arrancar a la fruta madura del árbol pero rogaba a dios por compresión.
Al final fui yo quien huyo. Tuve tanto miedo de ver en su rosto un reflejo de rechazo y odio que preferí alejarme y desaparecer tras mi graduación evitando así mi peor pesadilla.
Todo lo que pasamos juntas; esos años de gran amistad y disfrute parecían irse al caño. Aunque he conocido a muchas otras mujeres y han pasado varios años desde la última vez que la vi, su rostro siempre se dibuja en mi cabeza y en mi mente ella vive permanentemente como un precioso y elusivo recuerdo que se niega hacer borrado.
--------------------------------------------------------------------------------------
-Oh, disculpe –Dijo la morena al tropezar y tumbar de las manos de alguien un par de libros- Yo los recojo no se preocupe, fue mi culpa hacerla tropezar.
-Yo también venia distraída, la culpa no fue solo tuya Ymir -Señalo la mujer rubia que participaba de aquel encuentro dentro de la librería no muy abarrotada de personas que observaban portadas de libros o escribían mensajes desde sus teléfonos-
-¿Krista? -Interrogo la morena, luego de haber escuchado su nombre y levantar los tres gruesos libros del suelo Ymir poso su mirada en la persona de conocida voz y amable presencia. Ella no la noto hasta casi tenerla encima, como siempre su mala mañana de percibir y no observar le había pasado factura y casi le genera un infarto de la impresión-
ESTÁS LEYENDO
Emergency
RomancePorque he visto morir al amor demasiadas veces, cuando merecía estar vivo. [YumiKuri]