-Anda, revive niña- me bofetearon fuertemente- no puedes morirte, ¡reacciona!
Agarré fuertemente airé y me levanté de un solo golpe, pegandome con la frente del desconocido.
-Ouch- articule pesadamente.
Mire a la persona que me había salvado y me quede sorprendida.
Dios, pero sí era un chico y bastante joven.
Aproximadamente de 20 años.
Alto, moreno, brazos fuertes, piernas fuertes, espalda ancha y ojos verdes.
Traía puesto unos jeans, botas negras, playera blanca, chamarra de cuero negra y un gorrito gris.Me quede embobada.
¡Era una persona! Bueno o por lo menos algo muy parecido a una persona, pero sí era una persona.
¿Cómo? ¿Cuándo?
-Hola- pronuncie.
El no respondió, solo me veía fijamente.
-Dime que hablas mi idioma, por favor- hice una mueca.
Siguió sin contestarme.
-Gracias- me agarré la frente.
El camino hacia enfrente, dándome la espalda.
-No tienes nada que agradecer- su voz era bastante masculina.
Sentí un brinco en el estómago.
-Me salvaste- observe que estaba en la casa club.
-Tenía que hacerlo, eres la única persona que he visto en semanas después del accidente.
Lo mire consternada.
-¿Me hubieras dejado si no fuera la única?
Volteo a verme y sonrió traviesamente.
-Tal vez.
Trague saliva.
-Bueno, eso es estimulante- trate de levantarme, pero volví a sentir unos mareos horribles.
-¡Cuidado!- el chico me agarro de la cintura antes de que cayera; poniéndome de nuevo en el sofá- por lo que veo no eres muy inteligente.
Le dirigí una mirada de furia.
-Jamás me había pasado esto- reclame.
-¿Inhalar el humo?
-No, que después de despertar me volviera a marear.
-Ah, es porque inhalaste demasiado.
-Okaaay- mire hacia otra parte.
Nos quedamos en silencio, esto me estaba resultando un tanto incómodo.
El chico se paró y fue por algo que sinceramente no reconocí; hasta que lo vi comienzo un par de barritas.
-¡Comida!- exclame.
-Ah sí- miro la barrita- ¿quieres?
Yo asentí con los ojos brillosos de la emoción.
El se paró y como un rayo ya estaba sentado junto a mi.
-Aquí tienes- me dio dos barritas.
-Gracias- sonreí.Después de comerlas como caníbal; mire al chavo que estaba observándome fijamente.
-¿Qué?- dije aún con poquita barrita en la boca.
-Comes como animal y tienes toda la boca llena de migajas.
Rápidamente me quite las boronas.
-Eres un grosero.
-Algo- alzo lo hombros.
Después de un tiempo en silencio volvió a verme.
-¿Cómo te llamas?- dijo con curiosidad.
-María- sonreí- ¿tu cómo te llamas?
-¿Vives aquí, María?
-Pues sí, tengo mi casa aquí. Pero tu sigues sin responder mi pregunta.
-Y ni la voy a responder.
-¿Por qué?- ladee mi cabeza.
-Porque no- sonrió.
-Eres raro- voltee hacia la ventana.
Ya estaba obscureciendo y yo todavía no conseguía comida.
-¿Crees que...- no termine la pregunta.
-¿Qué?
-Ya nada- me sonroje.
-Dime, María.
-Prefiero que me digas Mari- sonreí- y quería saber si no tenías ammm algo de comida, es que a mi ya se me agotaron las provisiones.
-Sí, claro. Puedes agarrar lo que quieras.
-Emm...
-¿Qué paso?
-Es que...
-Dilo- se veía desesperado.
-¿Por qué no vives en una casa?
-Porque no tengo una casa.
-Oh, ¿no quieres vivir conmigo?
-¿Qué?
-Anda, ven a mi casa.
-No, no lo creo y es mejor que ya te vayas, se está haciendo obscuro.
-Oh bueno, yo...
-No te preocupes, yo te ayudo con la comida.
Caminamos en silencio hasta mi casa.
El chico me había prestado una de sus máscaras para no inhalar el humo.
Pasamos rápido a mi hogar.
Nos quitamos las máscaras y el puso toda la comida en la barra.
-Gracias- sonreí.
-No hay de que, tengo que irme- camino hacia la puerta.
-Adiós.
-Erick- me miro.
-¿Qué?
-Mi nombre es Erick- se puso la máscara y salió.
-Adiós Erick- dije sólo para mi.
Y me quede sola viendo al vacío.Al día siguiente me levanté animada.
Extrañamente había agua en mi casa, así que me di un baño rápido.
Me puse unos jeans, una blusa de manga larga y unos tenis.
Me di un poco de maquillaje y me hice una coleta.
Baje a desayunar, algo ligero ya que no quería quedar tan llena.
Un vaso de leche con unas barritas.
Me puse la máscara y salí de mi casa; caminaba rápido porque aún tenía pánico de que algo malo pasara con la sustancia que era muy mortal.
Llegue al centro de negocios y cerré la puerta rápidamente, me quita la máscara y vi plenamente dormido a Erick en el sofá.
Camine lentamente hacia el, se veía tan tranquilo y sin preocupaciones; me pregunte si yo me vería así y llegue a la conclusión de que definitivamente no, más cuando cada noche tenía pesadillas y me levantaba gritando y llorando.
Me recargue en la pared y lo observe detenidamente.
Cada facción de su rostro y rincón de su cuerpo.
El comenzó a moverse, estiro sus brazos y abrió los ojos lentamente.
Yo sonreí, se veía tan gracioso.
El me vio y yo comencé a reír.
-Buenos días- dije burlona.
-Que sutil eres, mari- se sentó- ¿cuanto tiempo llevas así?
-¿Así cómo?- lo vi con curiosidad.
-Viéndome.
-¿Y yo por que querría verte dormido?- Levante mi ceja.
El me vio confundido y al final alzo los hombros, dando un aire de que no le importaba.
-¿A qué hora llegaste aquí? ¿Y a que viniste?- se paró.
-Hace unos minutos y quería estar contigo, algo de compañía; ¿o prefieres que me vaya?
Me vio a los ojos, como si estuviera decidiendo.
-Sí, claro- camino hasta la pequeña cocina, empezó hacerse un sándwich- ¿quieres?
-No gracias, acabo de desayunar- me acerque donde estaba el.
-Bueno- empezó a comerlo.
-Erick.
-Mari.Personas bellas, sé que he tardado como los años para subir un capítulo jeje
En fin, disfruten el capítulo.
Con amor, María. ❤️
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Catástrofe
Teen FictionLa vida es corta, pero ahora tendrás que correr para hacerla más larga.