Narración General:

—Fue un error, un error muy grande.— Paul no evitó soltar poco a poco pequeñas lágrimas.

—¿Cómo puedes decir eso, maldito estúpido?— cada vez su llanto era mayor—A John le llegó un pequeño arrepentimiento que no dudó en esconder, no podía decirle que también lo quería, no quería mentirle.

—Nos... acabamos de conocer, Paul.

—¿¡Por qué no pensaste en eso antes de acostarte conmigo?!—el pelinegro estaba rojo, y su lloriqueo era más intenso.

—Lo siento.

John tomó su ropa del suelo, y subió rápido por las escaleras hasta su habitación, sintiendo como a cada escalón, el dolor en su cabeza se incrementaba, tal vez la conversación con Paul ayudó a que esto sucediera.

McCartney se sentía el ser más despreciado del mundo. Tenía coraje y dolor al mismo tiempo, tenía ganas de matar a Lennon, pero su alma era tan noble que no lo haría. Suspiró con desgano y pasó las manos por su cabello. Se avergonzaba de sí mismo. Paul agarró su ropa y salió de la casa de John.

Lennon escuchó la puerta principal cerrarse con fuerza. Paul se había marchado, y tal vez nunca más lo volvería a ver.

Tal vez.

Se dio una ducha y desayunó, Mimí no estaría en casa hasta la tarde, así que aún tenía un rato. Tomó el teléfono y marcó el número. George Harrison.

Narra George:

Estaba desayunando en casa, a lado de mi madre y mi padre, fue cuando llamaron a la puerta, pedí disculpas a mis padres, ellos asintieron con una leve sonrisa y me levanté a abrir.

—¡George!—Exclamó Paul en el umbral de la puerta y me abrazó. Tenía la misma ropa que utilizó ayer cuando me visitó en la mañana, tenía ojeras, los ojos hinchados y rojos. Algo andaba mal.
Le devolví el abrazo.

—Vamos, Paul, entra.

Macca me obedeció e intentó darle un buen gesto a mis papás.
Luego de terminar el desayuno, insistí para que se quedará y me contara que había pasado, su padre debía estar preocupado si no durmió en casa. Paul accedió.
Apenas comenzaba su relato, mi madre me llamó.

—¡Georgie! John Lennon está al teléfono y quiere hablar contigo—Gritó mamá, miré al pelinegro, estaba totalmente pálido.

— ya... voy.. ma.. mamá— contesté el teléfono y no dejaba de mirar a Paul, las miradas eran mutuas.

—John...

All My Loving  (McLennon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora