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Estoy en el hospital, un doctor está en frente mío, mis padres a mis lados y toda la habitación está llena de esa pesadez que se siente cuando las malas noticias están a punto de llegar.

- Tienes cáncer.

Cáncer, si, claro. Vengo al hospital con un terrible dolor de estómago. Yo pensando en que comí algo descompuesto, mis padres pensando en que estaba embarazada y resulta que es cáncer.

Quizás les resulte bastante extraña mi tranquilidad, pero es que no puedo terminar de creermelo. Es como cuando tus padres te dicen que han atropellado al gato y prefieres creer que anda por allí, perdido en algún lugar.

- Me temo que todos los exámenes que hemos tomado apuntan a ello, a un cáncer de estómago.

Puedo ver como mis padres quedan de pronto totalmente destrozados. Aún no han empezado a llorar, por suerte, pues eso de verdad rompería mi corazón y me haría creer de verdad en todo lo que está pasando. Si ellos pueden mantener la compostura, yo también lo haré.

- Como mucho, te quedan 2 meses. Es un cáncer muy avanzado, nos es imposible hacer algo contra él, de verdad lo siento.

Ah, ahora los puedo escuchar, puedo escuchar como sus esperanzas se desmoronan y como sus sollozos llenan la habitación. Sé lo que dije antes, pero pensándolo mejor, no pienso creerlo.

No lo voy a creer.

Después de una hora, de sollozos por parte de mis padres y consejos por parte del doctor, salimos de esa maldita habitación. Mis padres me abrazaron, y sé que debería decirles algo para que se sientan mejor, pero animar a la gente no es lo mío, por lo que simplemente les correspondo el abrazo lo mejor que puedo.

Después de unos segundos nos soltamos y ellos se murmuraron unas palabras.

- Cariño, vamos a conversar afuera con tu padre, espera aquí unos minutos - Dijo mi madre mientras me daba un beso en la mejilla.

Entonces salieron del hospital y me dirigí a la sala de espera en busca de una silla en la cual descansar. Por suerte, estaba vacío, ni siquiera había una enfermera en el mostrador, probablemente era un día tranquilo. Me senté en una de las sillas e intenté tomarle peso al asunto.

Como había decidido no creer en esto, lo tomo como una situación hipotética: imagina que tienes cáncer y te quedan 2 meses de vida ¿Qué harías? Bueno, honestamente puedo pensar en muchas cosas irrelevantes, ya saben, como tirarse en un paracaídas, visitar algún país extranjero, aprender otro idioma, tirarle huevos a la casa de mi profesor, etc, pero no puedo hacer cosas irrelevantes. No tengo tiempo para ello. Entonces pienso en mi familia y amigos, tengo que hacerles saber que los quiero mucho incluso si no lo demuestro y debo agradecerles por todo lo que han hecho por mi. Eso es algo relevante.

De pronto, en un rincón de todos mis desordenados pensamientos, aparece una palabra. Amor. Ah, cerebro, ¿Acaso no aprendiste nada? No voy a negar que el amor es algo que te puede hacer sentir en el mismo cielo. Pero también te puede llevar directo al infierno. Soy muy consciente de ello.

- Hola.

Me giro, sobresaltada,  estaba tan sumida en mis pensamientos que en ningún momento noté que alguien estaba tan cerca de mi, ni mucho menos que había llegado alguien a la sala. Es un chico, uno bastante alto, 1.80, creo, sus ojos son pequeños, su pelo está  desordenado y sus dientes me recuerdan mucho a un bonito conejo. Me parece realmente atractivo.

- Hola - Le respondo cortésmente con una sonrisa.

Él me sonríe de vuelta y casi se me sale el corazón por la boca, es exageradamente lindo ¿Por qué  demonios todos los chicos que he visto en mi vida parecen una mosca con lepra al lado de este chico?

- Me llamo Kim Jiwon, Bobby, si así lo prefieres - Dijo mientras me tendía una mano, aún con esa bonita sonrisa.

Aunque su sonrisa me tienta a mucho más que tenderle la mano, dudo. Sé perfectamente que no te enamoras sólo tocando la mano de un chico lindo, pero todo empieza así, con un simple saludo, con una simple sonrisa, con una simple situación. Y luego se transforma en algo sin pies ni cabeza. El amor.

Entonces, al segundo siguiente de haber pensado en todo esto, me doy cuenta de lo paranoica que estoy siendo. Muy probablemente sólo quiere hablar con alguien, y , puesto que no hay nadie más en la sala, me habló. Pensando en esto, finalmente le respondo.

- Mi nombre es Jade, un gusto - Digo mientras le tiendo la mano.

Y cuando nuestras manos se juntan, de pronto siento algo muy familiar, e inmediatamente me doy cuenta del grave error que acabo de cometer.

- Jade Halloway - Dice mientras sigue sonriendo.

¿Cómo mierda no me di cuenta? Sus ojos, su sonrisa, todo está igual. Debería haber sido capaz de darme cuenta después de verlo unos segundos o después de haber escuchado su alias. Así hubiera tenido tiempo suficiente para salir corriendo.

- ¿Acaso te olvidaste de mi?.

¿Qué si me olvidé de ti? Bobby Kim, con ese nombre te conocí, me enamoré de ti, parecía que tu estabas enamorado de mi y, de pronto, me dejaste. Hiciste que me sintiera en el cielo y luego me hiciste caer al infierno. Intenté olvidarte con tantas ganas que casi no te reconocí, y casi lo logro si no fuera porque mis manos recuerdan perfectamente las tuyas.

- Oyeee - Agita las manos en frente de mis ojos - ¿Halley?...

Por favor, no me llames así. No me hagas recordar aquella felicidad. Si la recuerdo, quizas me vuelva a arriesgar, y no quiero hacerlo con el poco tiempo que me queda. No lo voy a hacer.

- ¡Jade, ya nos vamos! - La voz de mi madre, hace mucho tiempo que no me sentía tan agradecida de escucharla.

Corro sin decirle una palabra y, por más que me lo haya prohibido, me di vuelta. Aquella alta estatura, esos lindos ojos y ese pelo desordenado, ya no estaban acompañados de tu sonrisa, sino de una expresión que me resulta totalmente conocida. Esa era mi expresión cuando te fuiste.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2016 ⏰

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