Capítulo cinco "Soledad"

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Gris...... todo era gris, no era agradable, no después de ver todo en color, el gris se sentía muerto, frío, sin vida...... triste.

Me sentía tan cansado, el solo abrir los ojos se sentía como un gran esfuerzo. Los golpes en la puerta de mi habitación se volvían cada vez más insistentes. Las palabras cargadas de preocupación por parte de mi hermana, su desesperación por saber qué era lo que provocaba mi extraño comportamiento, ella no era estúpida, claramente vio los golpes en mi rostro, podía recordar cómo sus ojos aumentaron de tamaño, cargándose de preocupación, sin hablarle solo fui a mi habitación, ignorando sus palabras, ignorando absolutamente todo.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que llegué a casa, no sé cuantos segundos han pasado desde que él me abandonó, llevándose el color, llevándose todo.... dejándome en un mundo gris.

>>><<<

Un nuevo día, me ponía triste, como nunca antes me había sentido, saber que al llegar al instituto él no vendría a mí, no tendría una de sus hermosas sonrisas, no escucharía esa voz aniñada mientras decía mi nombre, no tendría su mano sosteniendo la mía.

Solo pensar en que no había nadie a mí alrededor, me ponía enfermo, como nunca pensé en estar antes. Antes no era así, podía vivir con ese sentimiento de soledad, podía soportar a todos burlándose, podía soportar todas esas miradas de desprecio, pero desde que el llego, nada volvió a ser igual. Ahora el sentimiento perforaba mi pecho, no permitía que mi respiración fuera normal, la sensación de vacío, de pérdida me hundía en un agujero....... Un agujero lleno de gris.

Al llegar al salón, sentía como mi cuerpo temblaba. Con mi mirada en el suelo, camine hasta llegar a mi asiento, nadie se acercó a mí, nadie hizo alguna broma sobre mis ojos, nadie me saludo con una dulce sonrisa, en su lugar el frío y la soledad abrumaron mi corazón, hundiéndome, llevándome por un camino al que no quería regresar.

Antes no era así, la soledad no se sentía de esta forma, era de algún modo cálida. Después de él, no era igual, no era agradable, no quería esto.

Las clases dieron comienzo, las horas pasaban lentamente, como si se tratase de una tortura. Las bolas de papel lanzadas por algunos idiotas, que encontraban divertido el molestarme, impactaban sin parar, una tras otra, gire mi rostro para ver quién era el encargado de los proyectiles, pero fue un error. Mis ojos se perdieron en unos color avellana, unos ojos que alguna vez me miraron con tanta dulzura, y que ahora, solo me veían con tristeza mezclada con dolor. Me odiaba a mi mismo por verle así, por verle triste, cansado, con los ojos un tanto hinchados y con un ceño fruncido en vez de una sonrisa radiante.

Aparte mi vista, como lo único que seré en esta vida, un cobarde, podía sentir su mirada en mí. Pero me negué a girar y enfrentarme a él, soporte, como siempre, las ofensas y todo lo que quisieron tirarme, en silencio y con mi cabeza fija en mi cuaderno.

>>><<<

La hora del almuerzo dio comienzo y todo fue igual, los estudiantes agrupándose con sus amigos para comer, ruidosas conversaciones, una que otra pareja besándose en algún rincón escondido. Caminando a paso lento hasta llegar a las grandes puertas que daban al gran comedor, tratando de ser invisible, y consiguiendolo a la perfección, llegue a una mesa vacía, sentándome, preparando todo para poder comer, llevando un trozo de mi sándwich hasta mis labios, preparándome para sentir su sabor, cuando un golpe en la parte posterior de mi cabeza hizo que mi sándwich cayera sobre la mesa junto a mis lentes.

Un breve silencio inundó el comedor, pero fue rápidamente perturbado por las carcajadas estridentes de algunos que disfrutaban con mi desgracia.

-  Sal de aquí ahora, esta es mi mesa – la voz de Minho se hizo escuchar por sobre las risas, provocando que el silencio volviera a reinar – ¿No estás escuchando? ¿Acaso es tan difícil de entender para tu estúpido cerebro? Te digo que salgas de aquí ahora.

La Diva Y El NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora