Gataviera - Los encargos, las voces y su memoria.

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La gata despertó y se desperezó con energía. Tenía tantas cosas que hacer, tantos encargos, pero ella no quería hacer nada, sólo descansar y leer. "Un estirón más" se dijo y cuando por fin decidió salir de la cama se dio cuenta de que sus garras estaban clavadas en las frazadas, impidiéndole levantarse. Se movió, maulló y remaulló hasta que se liberó, por lo que fue a dar al suelo con cierta elegancia.

Ya de pie se miró al espejo y lamió sus patas pasándoselas por la cara. Se miró nuevamente y se dijo "falta algo". Se lamió una pata y zuas, se la pasó por el mechón azul, listo. Decidió comenzar su ajetreado día, pero ¿y si alguien se metía en su habitación? ¡Ja! Eso no sucedería, ya que en la biblioteca del colegio Gatomán encontró un libro de trampas, así es que estaba lista para todo... bueno para casi todo. Pues habían algunos detalles que no los tenía claros y... no recordaba donde dejó el libro... y tenía que devolverlo... ¡Huy!

Salió de puntillas de su habitación y juntó su puerta con la trampa activada. "Ja, soy una campeona" se dijo, pero de inmediato comenzó a recordar las críticas que le hacían y ya no se sintió tan segura. "Gataviera, no olvides lo que te dije", "Gataviera, no pierdas tus cosas", "Gataviera, cuidado con las malas juntas". "Qué exagerados son, si hasta piensan que sino tuviera mi cabeza sujeta al cuello la perdería" se dijo. Una idea cruzó por su cabeza, corrió por el pasillo hasta llegar a un espejo donde se miró. "Uf", si ahí estaba su cabeza, tal como la había visto la última vez, por lo que respiró aliviada. De pronto escuchó un grito que provenía de la habitación contigua.

- ¿QUÉEEEE? ¡ESTÁS DICIENDO QUE NECESITO PEINARME! – Gritaba la reina Josefa a Rosita, la muñeca barbi que hacía de su mucama de confianza.

- Nnnn no su majestad... enseguida traeré su desayuno – Dijo asustada Rosita corriendo por el pasillo. La reina puso cara exasperada como no comprendiendo tanta ineficiencia. Gataviera pensó que ahí estaba uno de sus encargos, "La reina chascona vestida de rosado sigue en las mismas".

- No deberías tratar a tus súbditos de esa forma vieja. – Dijo la gata asomándose a la habitación.

- ¿Y a ti que te importa Gataviera? – Dijo la reina mientras la gata se lamía su pata.

- Vieja a mi no me importa, yo duermo en mi propio dormitorio, pero te advirtieron lo que podría suceder...

- ¡GUARDIAS! – Gritó la reina.

- Ya vieja, no te sulfures... yo solo decía. – Y se fue por el pasillo decidida a alejarse de tanta odiosidad.

Gataviera no entendía por qué le habían dado semejante encargo. El anciano tenía algo contra ella, eso era seguro:

Gataviera vigila a tus hermanos y trata de guiarlos... aunque de seguro lo olvidarás... y no te juntes con quien no debes. ¡No sé que te enseñan en el colegio Gatomán!

Cosas de Gatos!... que más me van a enseñar." Pensó molesta. "Y dale con que a mí se me olvidan las cosas... salvo el libro nada más se me ha olvidado hoy". Aunque eso no era cierto, ya que sentía que algo se le escapaba, pero dejó de lado toda reflexión al encontrarse en el living con Álvaro jugando el juego de moda y engullendo un pan. "Mi otro objetivo" pensó y de un salto se instaló junto a él, sin embargo este no dio señales de percatarse de su presencia.

- Viejo, no deberías comer tanto pan... no le vas a dejar a nadie.

- ¿QUÉ? – Dijo Álvaro, pero tenía puesta su atención en el juego.

- Que no deberías comer tanto... tu sabes lo que va a pasar...

- ¿Qué va a pasar?

- Tu lo sabes... ya te lo dijeron viejo... además estás llenando el juego con migas... ¡Mira lo que haces!

- ¿Que mire qué? – Dijo Álvaro totalmente absorto en el juego, muchas migas salieron despedidas de su boca en todas direcciones y algunas de ellas dieron contra el rostro de la gata.

- Puaj... eres asqueroso Álvaro... recuerda lo que te dijeron. Hay, no sé para que me molesto contigo. – Dijo Gataviera limpiándose el rostro y de un salto se alejó rumbo a la cocina.

Decidió salir al patio a tomar un poco de aire antes del desayuno. Allí se encontró con un conocido suyo, un gato totalmente blanco.

- ¡Gatti! ¡Tanto tiempo sin verte! – Dijo Gataviera abrazándolo.

- Miau – Dijo Gatti.

- ¿Qué ha sido de tu vida?

- Miau.

- ¿Y donde te habías metido?

- Miau.

- ¿Y... en qué andas?

- Miau – El gato se alejó y de un salto se perdió de vista.

- Mmmm... Había olvidado porque no conversábamos tanto.

Casi de inmediato Gataviera se sintió incómoda, aunque no supo porque. Sólo se rascó y se sacudió como tratándose de sacar una mala idea. Ya más serena se dirigió de vuelta a la cocina, sin embargo una voz la detuvo... "por favor no vuelvas a hacer eso".

- ¿Qué? ¿Quién dijo eso? – Preguntó la gata.

- Yo, ¿quien más? – Dijo la voz. Gataviera se volteó y miró en todas direcciones, pero no consiguió ver a nadie.

- ¿Quién es yo?

- Bueno, soy un pequeño ser que ahora vive sobre ti, así es que veo todo lo que haces y oigo todo lo que dices.

- ¿Ves y oyes todo lo que hago? ¿Eres la voz de mi conciencia?

- Ehhhhhhh... siiiiiii, digamos que eso soy.

- ¿Y quieres decirme algo?

- A decir verdad si: No te bañes, no te rasques y come todo lo que puedas. Revuélcate donde otros estén y nos llevaremos de maravilla. – A Gataviera le pareció extraño, pero se alegró de que alguien le aconsejara.

- Seguro que lo haré.

De pronto frente a ella apareció un perro, por lo que levantó sus patas delanteras mientras le decía "Take it easy viejo", pero el perro se abalanzó sobre ella gritando "GUAU GUAU". Gataviera corrió como un bólido con él pisándole los talones. Llegaron al living y dieron una vuelta al sofá. Ella de un salto se subió, pero el perro no la vio, por lo que dio una, dos, tres vueltas hasta que se detuvo y la vio lamiéndose una pata. Ella lo miró y le dijo "¡Qué!".

La persecución continuó por el pasillo hasta que Josefa se asomó desde su dormitorio. Gataviera dio un salto cayendo en sus brazos, por lo que el perro la imitó, pero cuando ya la alcanzaba ella saltó más allá de la entrada. El perro y Josefa se estrellaron cayendo hacia el interior de la pieza.

Gataviera victoriosa llegó corriendo a su habitación donde podría esconderse, pero al abrir la puerta se dio cuenta de que algo se le había olvidado... una vez más. "Ups" dijo y un cerro de cojines cayó sobre ella, aplastándola. "MIAU" gritó Gataviera. "tarde recordé la trampa... pero aún no recuerdo donde está el libro... Miauuuuuuu".

F I N


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⏰ Última actualización: Jun 01, 2016 ⏰

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Saga Los tres hermanos malvados  (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora