Tenías que ser tu.

Quiero el trabajo.

Nicole Moore no podía creer lo que le estaba sucediendo, ¡Su cabello era verde! Y lo peor de todo la pintura, por que no era tinte, no se salía, su mejor amiga, a la que en este momento quería matar, le había dado un tinte de cabello color rojo, dijo que se vería despampanante, este era lo más lejos de verse despampanante, su cabello era verde vómito, y se sintió tentada a raparselo, nunca antes se había teñido el cabello y ahora no estaba segura de volver a hacerlo, según había entendido Nick, los pequeños monstruos que tenía como hijos Sophie habían cambiado el tinte, por pintura de un color verde vómito el favorito de Andrew, el más pequeño de sus hijos, que la odiaban, la razón ella odiaba el béisbol y ellos eran auténticos fanáticos, si sólo ellos supieran.

Nicole seguí lavandose el cabello una y otra vez en un intento fallido de sacar la pintura. No funcionaba. Sabía que Andrea la odiaba, pero no se explicaba por que era tan cruel, Andrea la universitaria que vivía a su lado, la odiaba por alguna inexplicable razón, y cuando se había ofrecido a ella teñirle el cabello se extrañó, pero también lo tomó como buena señal, por que claro ella no era cruel, sin embargo quince minutos después de quitarse el tinte sobrante se dio cuenta que su cabello no era rojo como ella había pensado, no había manera era claro, de que Andrea hubiera confundido la pintura verde con el tinte.

Ahora no tenía a donde ir, busco y busco hasta encontró un sombrero que le podia tapar un poco más el cabello, era horrible y enorme, pero funcionaba para tapar el feo color. Apresurada salió de su casa, no podía creer aún el color de su cabello, por causa de este pequeño problema llegaba tarde a la oportunidad que podría sacarla del desempleo. Ya en su auto, tras varios intentos fallidos de encenderlo, con frustración fue a llamar a un taxi.

Es como si el mundo estuviera en mi contra.

El tráfico era horrible, como todo el tiempo en Nueva York, tras llegar media hora tarde y aún no salir del estúpido taxi, faltaba poco para llegar, bueno en realidad no tanto, asi que lanzando el dinero al conductor y  la mujer de ahora cabello verde salió  disparada del taxi rumbo a su oportunidad de empleo, de algo tenía que servir los años que estuvo en béisbol y después cuando las niñas ya no podían estar junto a los niños en béisbol, en Sofbol, algo tonto ella pensaba que era igual, la única diferencia es que la pelota de Sofbol era más grande. Entró rápidamente al edificio, y tras ver a la recepcionista fue hacia ella.

-Buenos días, vengo a la entrevista de trabajo con el Señor Ryan. -Dijo una Nick agitada.

-Si, ¿Usted es Nicole Moore? -Tras ver el asentimiento de Nick, la recepcionista continuo- En el último piso,  el ascensor esta en reparación, tendrá que ir por las escaleras.

Maldiciendo su mala suerte, fue corriendo escaleras arriba, ya sin importarle si la hubiera visto alguien. Intentando controlar su respiración fue hacia la asistente del Señor Ryan, lamentando también estar sudando.

-Buenos días, Soy Nicole Moore, vengo a la entrevista de trabajo del Señor Ryan.

-Tengo órdenes de no dejar pasar a nadie después de cinco minutos de la hora esperada. -La mujer mayor de alrededor sesenta años, con labial rojo, tan rojo como su cabello casi del mismo color que Nick se lo teñiria y tenía la nariz más puntiaguda que Nick alguna vez hubiera visto, no se molestó siquiera en mirarle no quitó la vista de los papeles que tenía.

-Pero si apenas son unos diez minutitos después de las siete. -Dijo intentando parecer un poco más simpática, pero en realidad estaba bastante nerviosa, eran las 7:42 según el reloj del escritorio, aunque deberían darle crédito ¡Era sábado!, nadie hace una cita de trabajo a esa hora y mucho menos un sábado.

-Usted no pasa -Dijo mirándola por primera vez, clavandole sus ojos cafés.

-Lo siento. -Dijo Nicole por última vez, antes de correr a meterse a la oficina del Señor Ryan. El hombre frente a ella era, robusto, alto, calvo, con una nariz como una gran naranja, y grandes ojos azules.