Solo debes estirar la mano y acepta el trato, sabes que lo deseas, no importa cuánto te esfuerces, lo entiendes bien, al final soy tu única salida.
Es por eso que constantemente regresas, es la causa de que te cuestiones si debes o no aceptar lo que te ofrezco. No te preocupes esperaré tranquilamente, no soy impaciente e igualmente sé que no hay otra alternativa para ti.
Tus ojos llorosos solo demuestran tu debilidad, ellos te empujan cada vez más, está bien, llámame, calmare todo tu dolor, lo silenciare para ti.
Tus brazos me rodean en lo que ustedes llaman un abrazo, el llanto comienza, tus palabras se desbordan sin contención alguna, yo solo escucho atentamente lo que pronuncias, mientras la expresión de mi rostro no cambia ni un poco, aquella sonrisa simplemente se acentúa más en mí, me has dicho que eso te enfada ¿es acaso que crees que me burlo de ti?, no voy a negarlo pero no lo afirmare tampoco.
Paseo mis dedos entre tus cabellos castaños, sigues hablando, dices tantas cosas, no te das cuenta que puedo usar cada una de tus palabras en tu contra y en la de ellos, estas tan dolido que no te percatas de la valiosa información que me das, simplemente me alimentare de ella, después de calmarte es cuando vienen el arrepentimiento, sé muy bien que deseas que olvide todo lo dicho pero no lo haré, me agacho para quedar a tu altura.
—Sabes que decir para acabarlo
—No, yo... no puedo traicionarlos —
Solté una carcajada, tu desconcierto fue completamente evidente.
—Pero ¿acaso no estás haciendo eso mismo ahora?— hiciste una mueca, obviamente enfadado, me empujaste con brusquedad, sabes que digo la verdad, lo entiendes, pero no puedes terminarlo,
Soy tu calmante, necesitas de mí, eres adicto, soy la dosis en la que deseas dormir por siempre.
Solo puedo hacer más grande mi sonrisa eres tan divertido, te alejaste, sin duda alguna es por lo que dije te hirió, sin embargo no me arrepiento de nada, la verdad es dolorosa e incómoda siempre.
Te perdiste de mi vista, me acomode en mi lugar en medio del bosque, el cual regresó a su habitual calma, cerré mis ojos dejando el tiempo pasar, realmente no tengo prisa, siempre regresas y siempre lo harás, soy lo único que te mantiene cuerdo, el que disminuye tu dolor, solo yo puedo sostenerte para no caer completamente, sé que deseas dejarlo.
"debo encontrar otra cura", es un pensamiento recurrente mientras te retuerces en mis brazos, mientras lloras sin parar, contándome la nueva desgracia del día.
Me parece tan cómico ¿otra cura?, mejor que nadie entiendes que eso no es posible, estas demasiado apegado a mi afecto, después de aquella primera vez ya no hubo más escapatoria, el abrazo lo asentó y cuando nuestra piel se tocó se selló completamente.
Ya sabes, el consuelo es un terrible monstruo, los humanos tienen esa necesidad enferma de ser amados, les lleva a la locura, puede elevarlos o hundirlos y en ambos casos es divertido ver como se destruyen por eso en ambos casos, al final solo queda el cascaron vacío de una linda ilusión.
Ha pasado un tiempo de la última vez que te vi, miro el lugar por donde te fuiste, es el tiempo más largo en el que desapareces, mis palabras debieron darte muy duro
— ¿Es que estás buscando otra cura? — lo digo para mí mismo y solo atino a reírme, es imposible para ti, siempre lo ha sido, fuera de mi nadie puede, ni tu tío ni tu hermana, mucho menos aquellos a los cuales llamas amigos, ¿no acaso son ellos los principales causantes de tu dolor?, comencé a desvanecerme, es cansado estar aquí, pero en ese momento tu voz me detuvo.

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Painkiller
NouvellesSolo debes estirar la mano y acepta el trato, sabes que lo deseas, no importa cuánto te esfuerces, lo entiendes bien, al final soy tu única salida. Es por eso que constantemente regresas, es la causa de que te cuestiones si debes o no aceptar lo...