Hace ya medio año que fui a Pamplona a visitar a unos amigos de mis padres. Al parecer el hijo mayor estudiaba en Francia, en un internado. Me pareció una idea pésima, ni de coña aria yo eso, pero a mis padres les pareció una idea, según ellos, "maravillosa". No se si querían que yo aprendiera francés o querían tenerme lejos de casa, de todos modos decidieron por mí.
Al de un mes, mis padres me ofrecieron la oportunidad de ir un año entero a estudiar a un colegio francés, La Salle Saint Bernard y dormir en el internado que estaba al lado. De solo escuchar el nombre de "internado" me daban escalofríos, me recordaba al típico internado de película que dan miedo, con monjas, exorcismos y muerte. Las películas de miedo y yo no somos compatibles. Al momento les dije que no.
En esa misma semana ya estaba inscrita en lista de espera del colegio. mis padres eran unos cabezotas, no pararían asta hacerme entrar en razón.
Pasaría un año entero en ese colegio, en un internado, hablando solo en francés, estudiando todo en francés e intentando no pegarme un tiro mientras todo es francés. ¿Quién en su sano juicio manda a su hija de 13 años a estudiar al extranjero sin saber absolutamente nada del idioma? A es verdad, mis padres.
Como estábamos en la lista de espera, mis padres me llevaron a ver otro colegio con internado; Stella Maris. Un colegio viejísimo que se caía a pedazos y era enano. Las aulas parecían una cueva, no avía casi ventanas, estaba todo a oscuras y las sillas eran de plástico, esas típicas que ponen en las cerveceras, esas rojas de Coca-Cola. En el internado avía una sala conjunta con sillas enanas a ras del suelo y puestas en círculo, las habitaciones estaban cubiertas con papel de pared de flores, estaban todas rajadas, parecía que alguien las avía acuchillado. Era horrible. Ni de coña dormiría yo allí, me comerían viva.
Prefería La Salle Saint Bernard, ya que el internado era mixto y nuevo. Las clases eran enormes, tenían unos ventanales que daban a la calle, se veía todo. El edificio era precioso, 3 pisos de clases, un patio enorme con dos campos de Baloncesto, un campo de hierba de futbol y un frontón, Por la parte trasera avía una campa enorme con arboles y un gimnasio precioso. Sin darme cuenta, me enamore de ese sitio. Acepte el plan de estudio de mis padres sin pensármelo dos veces.
Odiaba la idea de que algún día tendría que despedirme de mis compañeros de Ikastola. Llevaba con ellos desde los 3 años. No siempre nos llevábamos bien, pero los echaría muchísimo de menos.
El último día de clase vinieron unos de mis mejores amigos de Ikastola a casa, supuestamente era una fiesta sorpresa, pero el problema era que fue idea mía, tuve que actuar un poco para que siguieran pensando que era idea de ellos. Me hicieron un vídeo todos juntos, iban saliendo de uno en uno con sus frases preparadas despidiéndose de mí. Gaizka, Ager, Naia, Oier, Eider... me alegre mucho al escuchar todo lo que me decían, pero también me entristecía, no les volvería a ver en un año. Me emocione tanto que empecé a llorar, todos se acercaron y me abrazaron, fue el abrazo más cálido y largo que sentí en mucho tiempo, era afortunada de tenerlos como amigos. No quería irme, no quería perderlos.
Al día siguiente de la supuesta "fiesta sorpresa", fue la despedida de la familia. De repente aparecieron todos con un montón de comida y de regalos. Montañas de tartas se apilaban en la cocina, parecía el paraíso. Veía como la comida no paraba de llegar. ¿A caso creían que yo era tan gorda como para comerme todo eso? Las sobras llegaron a durar una semana entera.
Me tuve que despedir de todo mi circulo social en un solo día. Lo que no savia era que volvía los fines de semana a casa, quede como una imbécil al decirles a todos que volvía los fines de semana, después de todo, les monte un drama con lo de que no volvía en un año. Fue un alivio saber que les volvería a ver.
Mis padres me llevaron a Algorta, decían que avía una chica que iría al mismo colegio que yo, Claudia. Me contaron que estuvo estudiando en Inglaterra durante dos años y que después de el año que pasaría en Francia, iría a un colegio en Alemania. Me pareció una explotación, como va a hacer amigos si esta todo el rato de aquí para allí. Claudia era adoptada, tenía la cara plana y el pelo negro que le llegaba justo por encima de los hombros. Usaba gafas, no entendía como se le sujetaban, no tenía casi donde apoyarlas.
Ella tenía un año más pero avía repetido, ósea que vendría a mi mismo curso, eso me alivio un poco. Era tímida conmigo, pero con mi madre... Parecían mejores amigas. Al parecer los padres de la chica eran amigos de los míos y mi madre ya avía conocido a Claudia en un viaje que hizo con su madre. Por dios, se sacaban 35 años, nunca pensé que mi madre llegaría a ser como un tipo extraño de asaltacunas.
No le hice mucho caso a Claudia, ya que al día siguiente era el primer día. Esteva cagada de miedo. - ¿Y si no consigo hacer amigos? ¿Como llegaré al comedor? Seré la rara que comerá sola, estaré todo el rato sola ¿Cómo se hacen amigos? - Estaba de los nervios.
Me fui corriendo a casa para prepara la maleta más grande que avía, me llegaba por la cintura. Como no me entraba todo en la maleta lleve dos bolsas enormes, parecía que me iva de mudanza. Como mi ropa no era muy bonita intente quitarle a mi hermana una camisa, pero en el intento ella me tiro una zapatilla a la cara. La ropa de mi hermana era preciosa, pero ella era una rácana. Después de un largo debate con ella, me rendí, pero antes de irme le robe la camisa más bonita sin que ella se enterase. Al momento me arrepentí, mi hermana daba miedo cuando se enteraba que le quitaba la ropa, no quería ni saber lo que me aria si se enterase, seguramente me mataría.
Al día siguiente seria el primer día de año, un nuevo mundo muy diferente al que estaba acostumbrada me esperaba. Tenia un montón de miedo y nervios, pero ahí empezaba mi historia. De alguna manera estaba feliz, seria como un campamento para mi, con gente nueva.
Nunca me imagine lo que llegaría a pasar durante ese año.
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Un año de mi vida
Teen FictionImagínate ir a estudiar a Francia, a otro país, sin ver a tus padres, y encima con tan solo 14 años. Risas, lágrimas, castigos, amor, odio... Y todo esto, en solo 1 año. Esta es mi historia.