En un manicomnio.

Así llegué aquí...

  "Él está loco", "no te acerques a él" decían, ¡ellos son los locos!, nadie conoce mi verdadera historia, pero al fin podre contarla...

 Una noche de verano salí con unos amigos a una fiesta, allí conocí a una chica, ella era muy linda y tierna conmigo. Comenzamos a salir, íbamos a todos lados juntos, al cine , a la playa, al mall. Recuerdo que un día me dijo: "Ben, te amo". Y desde ahí lo tuve claro; me casaré con ella. Todo iba a salir perfecto; la llevaría a un picnic en la playa y esperaría la puesta de sol, una vez allí le pediría matrimonio, muy romántico ¿no?. Bueno, como esperaba ella aceptó y nos casamos pocos meses después.

  Todo iba perfecto, éramos la típica pareja a la que le dicen: "Aww que linda pareja hacen", o cosas así; pero recuerden, las apariencias engañan, en nuestra casa era todo lo opuesto, cada vez nuestra relación de deterioraba aún más hasta el punto de terminar. Ella salía todas las noches a un club con sus amigas y no volvía hasta muy tarde o incluso no volvía hasta el día siguiente. Nos divorciamos, le guardé mucho rencor por años y no pude más, no soportaba verla entrar y salir de su departamento, ya que vivíamos en el mismo edificio, una noche ella no volvería a entrar.

Una tranquila tarde de otoño en un barrio muy sencillo, Lucy (el nombre de la chica) iba llegando a su departamento, cuando, antes de que entrara, me acerqué a ella y le dije que quería hablar, no quizo, pero insistí y ella aceptó; la invité a tomar un café a mi casa y le conté lo que planeaba hacer: La llevaría a un ricón, la mataría y le sacaría el corazón, ella destruyó mi corazón así que yo destruiré el suyo; cortaría su corazón en dos y la enterraría con una mitad, la otra, me la quedaría yo. Como le relaté, todo ocurrió; al ver su cuerpo tan frio, decidí enterrarla en el cementerio más cercano.

  La policía no notó su aucencia por días, mientras yo, me escondía a simple vista; todos me veían pero a la vez no, le sonreía a los vecinos como si nada. Ella era la portada de todos los periódicos, todas las semanas, todos los meses. Hasta que al fin llegó el día, me interrogaron y no pude esconder mi ira hacia ella, "Me descubrieron", dije a la policía.

Y así llegué aquí, aislado de todos, en un manicomnio.