¡A la mierda!

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Cerré la puerta lo más rápido que pude y solo me salió gritar:

—¡A la mierda!

Dentro de casa mi hermana no me oyó, tampoco necesité que ella se diera cuenta de la frase que acababa de salir por mi boca. No hizo nada por salir detrás de mí y yo mentalmente se lo agradecí.

Fue como si pinchara un globo. Como si hubiera cogido una aguja y mi cabeza hiciera "pum". El portazo y el exabrupto la mejor manera de quitarle peso a mi mochila emocional: de alguna forma yo necesitaba explotar.

No me quedé en el descansillo después de eso.

Los pies me pedían movimiento así que cogí las escaleras como si estuviera en haciendo un Mundial de subir escaleras pero al revés y así sin pensar volé por encima de los peldaños.

Llegar hasta el portal, abrirlo y respirar el aire de la calle supuso un verdadero alivio. Por una vez me sentí más segura poniendo los pies en la acera que en los de la tarima del piso de mis padres.

Dudé un segundo, tuve que pensar un poco hacia qué lugar quería dirigirme.

Tenía dos opciones. Llevaba un euro y medio en el bolsillo, podía acercarme hasta el Bar de Lola y pedirme una coca cola, con mi cara de "no puedo más con la vida" lo mismo el camarero se apiadaba de mí y me ponía gratis un plato de patatas fritas... de esas de Acho con la bolsa negra que están muy ricas. O lo mismo Lola, la jefa, se apiadaba de mí al verme la cara de no haber cenado y ponía una excusa para invitarme a tomar algo sin que los demás clientes del bar se enterasen, ya lo había hecho otras veces alegando que la chica de la cocina no daba abasto con los cacharros para después pagarme el ratico de fregaza con un buen plato combinado. Quizás con el estómago lleno se me pasara más rápido el cabreo...

La otra opción era atravesar la calle, ir hacia el norte, pasar dos cruces y llegar hasta el parque. Me palpé el otro bolsillo con la mano derecha, con el cabreo me había dejado el móvil en casa No sabía si Cristi estaba con los demás en el parque, todos los viernes por la noche lo hacían así que lo normal sería encontrarme con ellos en los bancos de siempre, no fallaban a la cita ni aunque estuvieran cayendo chuzos de punta dudé un poco antes de tomar la decisión, con miedo a no saber elegir la correcta.

Decidí aguantar el hambre y comenzar mi pequeña escapada entre los árboles (que no saltando entre ellos a lo Tarzán de los monos) pero en vez de encontrar a mis compañeros de clase de tertulia sentados en el suelo a quien sí vi fue al Psicosis, el tío más raro del instituto con diferencia, ¡el rey de los frikis! 

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2016 ⏰

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