l

14 1 0
                                    

Estaba cansada, fastidiada... ¿esto seguía teniendo sentido?
Siempre he querido hacer todo bien y rápido. Esto me está llevando al borde de un colapso.

Quiero correr hasta encontrar a ese alguien que tanto sueño, quiero correr y preguntarle porque todas las noches aparece en mi mente, saber porque despierto con esas locas ganas de saber quién es. No he podido ver su rostro, sólo he sentido que me es indispensable, cuando despierto necesito de oxígeno, su oxígeno, más bien.

Tomé ese libro que agarré de la librería sin permiso, mi café, que por cierto fue una estafa; y salí de nuevo, a casa.

He decidido que... probablemente sólo sea un sueño cualquiera, que tal vez nisiquiera existe tal persona, tal vez sólo sea yo quien vive con la constante idea de que existe. Pero es tan real, todo es como si lo viviera, tan real, que aveces simplemente no puedo creer que sea un sueño nada más.

—Creí que volverías para comer.

—No tenía hambre, perdón por no avisar mamá— dejé caer mi abrigo lleno de nieve en la silla.

—¿Sigues con aquél sueño?— su tono de voz es inseguro—mira cómo estás Audrey, déjalo ya... se ha convertido en una obsesión que...

—¿Obsesión?— siempre he odiado que sigan tratándome como una niña estúpida que no sabe qué hacer—Mamá, no hables si no tienes idea de lo que paso yo cada noche.

—Es sólo que... has descuidado muchas cosas para saber algo de un sueño ¿qué si sólo es eso? Un simple sueño.

—Ajá—estoy a la defensiva— un sueño que tengo todas las noches, del cuál siempre despierto ahogándome porque no respiro, siempre es la misma jodida persona que no conozco y sin embargo está ahí, todos los días intentando que sepa quién es— estoy caminando como desquiciada— y tú vienes sin saber lo real que es, para decirme que soy una obsesionada ¡pues qué bien mamá, si soy una maldita loca obsesionada!—su labio inferior tiembla levemente.

—No, no lo eres— su voz está perdida al igual que su mirada.

—Vamos mamá, déjalo, me duele la cabeza y sólo quiero...

—Siéntate— dice.

—He dicho que lo dejes— respondo.

—Maldita sea Audrey, siéntate, tengo que decirte algo— sus ojos están cristalinos. Me acerco y me siento frente a ella.

—¿Y bien?—estoy enfadada.

—Fue hace dos años— una lágrima cae de su rostro.

—¿Qué fue hace dos años?— mi madre tiene la manía de hacer de todo un drama.

—Íbamos a casa de la abuela—otra lágrima—sólo tú padre, tú y yo.

—Mamá...

—Calla— interrumpe— nos mudaríamos con ella, tu padre no tenía manera de ayudar, lo habían despedido de su empleo. Tú solo tenías diecinueve y ya eras una completa enamorada.

—¿De qué diablos hablas? Eso jamás pasó.

—Es porque tú no lo recuerdas—dice.

—Esto es absurdo...— digo y me preparo para irme, pero me toma de la mano.

—El era un total abnegado a dejarte ir, tu venías llorando por haberlo dejado.

—¿Quién es él? Mamá esto comienza a asusta...

—De repente, observamos por el retrovisor que venía tras de nosotros en su auto, tu padre quiso evitar que nos siguiera así que fue más rápido— las lágrimas en su rostro eran constantes— y él hizo lo mismo. No querías dejarlo, lo amabas, aunque tu padre y yo nunca lo quisimos cerca tuyo, a ti no te interesó y a él menos. Era un desastre total— me observa llorando y cada vez entiendo menos.

¿Quién es?— repito con un nudo en la garganta.

—Tu novio, era tu novio— suelta por fin y todo comienza a tener algún rumbo.

—Eso es imposible, mamá, no sé qué diablos estés diciendo pero basta de tus mentiras.

—¡No son mentiras!—grita— El chico quiso que nos detuviéramos, así que nos bloqueó el paso, tu bajaste corriendo y llorando a sus brazos, el te abrazó de igual manera, tu padre y yo bajamos para llevarte de nuevo al auto, pero te negabas totalmente. Tu padre estaba harto, corrió y lo golpeó te tomo en sus brazos y te llevo hacia el auto nuevamente, tu pataleabas como niña pequeña y él se quedó allí parado, sin decir o hacer algo, su mirada se perdió, algo lo tenía asombrado, hasta que una lágrima cayó de su rostro, miré por el retrovisor y una luz cegante se impactó en nosotros.

—¿Qué estás diciendo mamá?— la que lloraba ahora, era yo.

—Desperté y fue cuando me dijeron que tu padre había muerto ahí.

—Eso es mentira, tu dijiste que está en otro estado trabajando mamá.

—Te mentí Audrey, todo este tiempo te mentí y oculté todo.

—¡Basta! Eso no es verdad, eso no pasó, nisiquiera lo recuerdo un poco, porque ¡no sucedió!— estoy desesperada.

—Pérdida de memoria. Tienes recuerdos desde que tienes 17, olvidaste todo, un año de preparatoria, tus amigos nuevos, el accidente... al chico. El accidente causó todo—llora— por eso no recuerdas muchas cosas, por eso tus dolores constantes de cabeza y ese sueño... ese sueño.

—Es mentira...—esto no me podía estar pasando a mi.

—Aveces quisiera creer lo mismo— susurra.

—No, mamá, simplemente no pasó— se levanta y saca de la cómoda unos papeles, me los entrega.

—Ahí está, anda, lee todo. No jugaría con algo así—dice.

Tomo un papel, es el diagnóstico de mi padre, confirma su muerte.

—Esto no puede ser...— otro papel tiene el nombre de mamá: "Presenta sólo heridas" y entonces encuentro el que tiene mi nombre.
"Pérdida de memoria, presenta recuerdos de infancia, y parte de la adolescencia hasta los diecisiete años. Edad actual: 19" dejo caer todo y en ese momento siento un fuerte dolor en la cabeza.

—Yo...no...—nisiquiera sé qué pensar, todo es lento, es irreal.

—Lamento habértelo ocultado—sigo sin decir algo.

¿Porqué me ocultó algo así? Pero, no, no puede ser real... maldición, todo está en esos papeles. ¿Qué mierda pasa con ella? ¡No recuerdo mi maldita vida y ella decide ocultarlo!

—Llevo meses tratando de encontrar algo razonable para ese maldito "sueño"— estoy ardiendo en mi propia frustración—¡Tú sabes muy bien que no es un simple sueño, es un maldito recuerdo incompleto mamá, eso es!

—No quería atormenta...

—¡Decidiste ocultarme todo para tú maldito bien, para evitar esto justamente!— me levanto de la mesa.

—No, yo...

—¡Mi padre está muerto y viví dos años pensando que volvería algún día!—lloro— ¡lo peor es que tu vivías tranquila mientras yo me mataba por saber que pasaba conmigo!

—Audrey yo... lo siento.

—¡Cállate!— grito— ¡No sabes cómo me siento!— Me trataste como una idiota todo este tiempo...—la observo— justo ahora siento que te odio tanto...—me dejo caer llorando.

La nieve corría por mis brazos, tenía miedo y nunca me había sentido tan defraudada, tan sola. Mi madre me había mentido todo este tiempo, mi padre está muerto y yo no sabía. Recuerdo que desperté un día en mi habitación, mi madre estaba llorando mientras decía que papá se había ido a Florida a trabajar, le creí. Pero no, ese día yo estaba despertando del jodido accidente. Me mintió sobre todo. Yo sabía que no era un sueño. ¿Acaso es el con quién sueño? ¿Porqué no está aquí? ¿Qué pasó con él? ¿Está vivo? ¿Porqué no me busca?

Estoy perdida, en mi propia vida y lo único que tengo para mi, es él y un recuerdo inconcluso. Te encontraré

Recibe Mis Suspiros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora