Ese día en que te vi

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Melody Linch, tenía 15 años cuando se enamoro de él.
Su pelo castaño oscuro, largo, lacio y brillante que combinaba con sus ojos marrones adornados por  unas pestañas infinitas que le daban una una mirada inocente.

Su sonrisa tierna la salvo muchas veces de no ser castigada por tener espíritu rebelde y aventurero. Vivía sus quince años al máximo, era una adolescente segura  y extrovertida de  personalidad tan calidad y solidaria que transmitía con su espontaneidad buena energía y eso hacia que siempre este rodeada de amistades.

Melody vivía con su hermano menor Julian  e Ines su madre, una mujer de porte fino y corazón humilde. De raices latinas con rasgos que heredo su hija. El padre de la niña, el señor Liam Linch era un Irlandés de clase alta, codiciado  no solo por su dinero sino tambien por ser buen mozo, con una mirada profunda de ojos azules e inteligencia admirable.  Sus padres llevaban dos años  separados y habian logrado una relación  estable y continua para sus hijos a pesar de los viajes por trabajo de el señor Linch.

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Esa mañana salio de la ducha, se seco y en bata paso por su cuerpo crema con aroma a fresa.  Arreglo su pelo y lo peino haciéndose rulos solo en las puntas. Luego la camisa blanca con corbata y la pollera a cuadros, zapatos negros y medias largas.

Coloco perfume de jazmin en su cuello y bajo a desayunar.

-Muy rico todo, gracias Lidia- dijo la niña sonriendo a la mujer que ayudaba en los quehaceres, luego miro a Ines- Ma, me voy a la escuela antes que se haga mas tarde, que tengas hermosa mañana-la abrazo y beso su mejilla ya que no la vería hasta las cinco de la tarde que salia de la escuela y mimo al pequeño Julian que todavía disfrutaba su yogurt.

En el camino movia su pelo de aqui para allá, tenía una postura perfecta.

-¡Nenas!- dijo abriendo los brazos y abrazando a sus amigas.

Brenda y Lucia eras sus mejores amigas. Brenda era rubia y Lucia castaña.

-Linda te estábamos esperando-dijo Brenda.

-¿A si?-respondió sonriendo pícaramente.

-Yes...no entremos a clases, mira el día, esta hermoso vayamos a tomar sol a mi quinta-dijo Lucia

Sin duda fue, antes aviso en casa de sus cambios de planes.

Pasaron un día muy divertido tomando sol, sumergiéndose en la piscina, comiendo exquisiteces y sacándose fotos.

No lo hacian seguido, pero de vez en cuando las niñas escapaban de la rutina, les gustaba dar un cambio rápido y solian coincidir en los mismo planes. Las tres se conocian desde que tuvieron memoria ya que sus familias conservaban una amistad de juventud.

Al día siguiente y en la escuela...

-Hola matiu- dijo a su compañero y buen amigo.

-Hola Mel ¿Porqué no vinieron ayer?

-Fuimos a tomar sol a la quinta de lu, ¿Alguna novedad?

-Si, al fin encontraron un suplente para Historia hoy tenemos profe nuevo.

-¡Ay no! ¡Qué aburrido!.

Melody vio pasar al profe de matemática y no dudó en correr tras él. ya que su último examen había sido un desastre.

- Hola profe- dijo parándose en frente.

- Hola niña ¿Qué andas haciendo?- dijo simpático.

- Yyy tratando de superar los dilemas de la adolescencia- dramatizó con sus manos cual doncella y el rio fuerte- profe, se que no estuve bien en el último examen, me desconcentre y quería pedirle una oportunidad de recuperar.

- Melody los acabo de terminar de corregir y quedate tranquila que estas aprobada pero por muy poco, al limite, así que debes poner más atención en mi hora ¿si?

- Aaah es la mejor noticia de la mañana ¡Gracias profe!- dijo y salio corriendo a buscar a sus amigas.

- Gordas las estaba buscando ¿Sabían que tenemos un nuevo profesor?

-Siii, lo acabamos de ver afuera ¡Es un bombonaso!-dijo Brenda

Estaban en el primer piso, apoyadas en la baranda tenían la vista perfecta hacia la puerta de entrada. Sus compañeros comenzaron a acercarse a ellas. Melody se había entretenido charlando con un grupo de chicas.

-Miren ahí esta, es el profe nuevo- dijo Matias.

Melody volteo a mirarlo.  El entro saludando a sus colegas tenía una sonrisa hermosa, alto, de pelo rubio oscuro y ojos verdes. Vestia una camisa celeste y un jean clásico con mocasines.

Quedo mirándolo, embobada. Hasta que sintió que jalaron su brazo.

-Vamos, todos al curso que ya llego su nuevo profesor-dijo la preceptora.

¡Dios mío que lindo es! pensó.

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Clases de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora