«Para que me rompa el corazón, mejor que me rompa otra cosa»
Eso era todo lo que pensaba mientras lo veía conducir en dirección a su casa. No podía dejar de mirarlo se ve tan atractivo concentrado en el camino, conduciendo con una mano en el volante y la otra en mi muslo trazando pequeños círculos.
De vez en cuando me miraba de reojo y me sonreía o se acercaba a dejar un casto beso en mis labios. Una parte de mi sabía lo que iba a pasar en esa casa, la pregunta era... ¿Lo iba a evitar? Ahora podía decir un si sin rodeos ni titubear pero al momento no sabría como responder mi propia pregunta.
_Llegamos._ Dijo mirándome con una tímida sonrisa. ¿¡En serio Devom con una sonrisa tímida!? Debía de ser mi imaginación._ Espérame un momento._ Añadió bajando del coche.
«Bien, cálmate, recuerda la promesa, sólo faltan 3 años y 4 meses cumpliría 19, o quizás le bajamos un año y lo hago a los 18, o 17, mejor en 4 meses y hacerlo a los 16 o mandar todo a la mierda y hacer lo que deseo; dejarme cojer duro por Devom hoy. Joder no idiota no lo harás, nunca se me ha sido difícil esperar ¿Cuál es la diferencia de hoy?»
_Amm, lo que no quería que pasara, Dylan esta aquí._ Dijo entrando al coche poniéndolo en marcha sólo para doblar la esquina.
_Dylan..._ Repetí alzando las cejas.
_Si, Dylan.
«Siiii, si él estaba aquí no íbamos a hacer nada y por lo tanto no iba a haber forma de tentarme»
Diez minutos después me encontraba sentada a horcajadas sobre Devom en el sofá de su casa. Si, el estúpido, enano e idiota de Dylan se fue, dejándome sola con mi perdición hecha hombre.
Sus manos subieron de mi cadera hasta mi espalda en busca del agarre de mi sujetador, al encontrarlo lo quito con destreza, para luego llevar una mano a cada hombro y bajar lentamente los tirantes de estas y de paso los de mi enterizo dejándome desnuda de cintura para arriba. Posando sus manos en mi cintura mirándome los pechos por unos segundos y después se apoderó de mis labios mientras apretaba con fuerza mi cintura.
_Agarrate._ Susurro con voz ronca y como si mi cuerpo siempre supiera que hacer, al sentir que se paraba rodee su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos, una risa nerviosa salió de mis labios al darme cuenta de que nos dirigíamos a un dormitorio.
Me depósito con cuidado en el suelo justo delante de la espaciosa cama y junto conmigo se recostó en ella de una forma en la que yo quedara debajo de él de una manera tan estratégica que nuestras intimidades se rozaban mandando pequeñas cargas de electricidad a todo mi ser.
Mientras me besaba sus manos se deslizaron desde mi cintura a mi cadera en busca de lo que me quedaba de ropa. Levanté la cadera para permitir que terminara de sacarme mi enterizo y mis bragas negras de encaje. Ahora si estaba desnuda ante él, mientras que el muy egoísta no se había quitado nada a excepción de los zapatos.
Vi como se quitaba el botón y bajaba la bragueta de su pantalón caqui sacándose su intimidad. Abrí grandes mis ojos cayendo por unos segundos en un estado de cordura dándome cuenta de lo que estaba por hacer.
_No te asustes, no te la métete sólo te lo rozare._ Dijo mirándome a los ojos, y yo incapaz de usar mis cuerdas bucales sólo me límite a asentir.
Entro un poco su miembro en la entrada de mi intimidad y empezó a moverse lento procurando no penetrarme por completo. Se sentía bien pero mi cuerpo deseaba más, así que eleve un poco la cadera.
_No hagas eso Norah, te la meterás tu sólita._ Me regaño con seriedad, no pude evitar reír al ver tanta seriedad en él.
Todo fue tan rápido, lo habíamos hecho así dos veces y no lo quería así, lo quería sentir entero en mi y pues prácticamente se lo pedí.
Lleve mis manos al borde de su polo blanco empezándolo a subir. Él pareció captar la indirecta y se hincó en la cama quitándose el polo y los pantalones quedando sólo con sus bóxer. Él se posicionó encima de mi abriéndome un poco las piernas.
_¿Segura?_ Pregunto por enésima vez.
_Si.
Y sin más me penetró haciendo que ambos soltemos un gemido de placer. Y con esa embestida gloriosa mi virginidad se fue a la verga.
Él, quizás por miedo a lastimarme, me penetro lento con delicadeza, pero yo, tan incomplacible como siempre quería más y de nuevo pedí más.
_Duro._ Susurre mirando sus ojos cafés.
Paró por unos segundos como debatiendo en sí hacerlo o no hacerlo, pero luego hizo lo que le pedí. Entrelazamos nuestras manos mientras él me embestía con fuerza, cada ves más fuerte y rápido. Cerré los ojos dejándome llevar, y grite, apreté una de sus manos con fuerza mientras con la otra me aferraba a su espalda, le mordí el labio superior haciendo que se quejara mientras cada vez me embestía con más y más fuerza haciendo que inevitables gritos y palabras que no eran de una chica educada salieran de lo más profundo de mi.
_Ahora si eres mía. Sólo mía._ Comento con aire de superioridad.
_Tuya y del vecino._ Dije juguetona.
Me embestío con aún más fuerza haciéndome gritar.
_¿De quién?_ Pregunto.
_Tuya y del vecino._ Volví a repetir entre jadeos.
Me embestío varias veces cada ves más fuertes para luego volver a preguntar y esta vez, aún entre jadeos, le respondí la verdad y lo que quería escuchar; soy tuya, sólo tuya.
Satisfecho con mi respuesta me embestío hasta llegar al clímax. Luego salió de mi despacio dejándome una sensación extraña como si estuviera incompleta. Se acostó a mi lado mientras yo me sentaba al borde de la cama tratando de entender que cojones paso con mi auto control.
_Ven acá._ Me llamo con un tono de voz cariñoso capaz de enternecer a cualquiera.
_Tengo que irme..._ Respondí sonriéndole.
_No, sólo un ratito después te llevo. Ven acá._ Me pidió.
Fui a donde él, el cual me acomodó en su pecho, poso sus labios en mi frente y acaricio mi espalda desnuda. Cerré los ojos sumergiéndome en mis pensamientos; me sentía tan bien con él que ahora tenía miedo de que sólo quisiera eso de mi. Porque si de algo estaba segura era de que yo era suya pero y él, ¿Era mío?... Supongo que el tiempo lo dirá pero mientras tanto me encargare de disfrutar cada segundo con él.
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Sólo Tuya//ONE SHOTS
Short StorySus manos acariciaban cada centímetro de mi cuerpo haciéndome suya de una forma tan posesiva y excitante capaz de domar a cualquier fiera. Gemí, grite, lo bese, lo pegué más a mi cuerpo si acaso eso era posible... Era suya y me lo estaba demostrando...