Seguidamente nos levantamos y nos ponemos nuestras respectivas prendas interiores. Yo noto que me sonrojo sin entender por qué... Ya que esto lo había hecho antes. Pero con él es distinto...siento que es distinto. Lo miro de nuevo y el me sonrie, le sonrio y él gesticula con la cabeza.
-Te apetece cenar?
-Otra vez?-Se me ocurre preguntar.Nos reímos de mi estúpida broma y así sigue la noche, entre estupidez y estupidez.
Dan las 3 y media de la madrugada y decidimos que por hoy es suficiente. Subimos hasta nuestras habitaciones del hotel, pero él para conmigo cuando llegamos a mi puerta.
-¿Te importa que me quede esta noche?
-Claro que no, adelante- digo nerviosa y de nuevo sonrojada. Abro la puerta y pasamos.
