- Despierta pequeñita mía- me susurro mi madre a penas a unos 2 centímetros de mi oreja. - Hoy es tu primer día de clases, no quieras llegar tarde.
La verdad es que mi madre tenia razón; era el primer día de clase... pero y que? El curso pasado no es que me fuera fabulosamente, era conocida por todos como la "friki", las chicas más populares se reían de mi, por el simple echo de ser la empollona y siempre había estado apartada del grupo.
- Alba no te lo vuelvo a repetir, ya sabes lo que tienes que hacer- me insistió mi madre con un tono más seco que el anterior.
- Sí mama, seguro que hoy sera un día fantástico- le respondí con tono irónico.
Me levante sin ganas y me dirigí hacia la cocina, donde por mi sorpresa estaba mi padre.
- Buenos días padre- le dije unos segundos después de abrir la puerta.
Mi padre era un hombre de negocios, el cual siempre estaba ocupado y a penas tenia tiempo para la familia, para el lo primero era su puesto de trabajo, ya que le había costado mucho llegar tan lejos.
Al sentarme en la silla, justamente delante de mi padre, me miro con mirada fría y me regalo una sonrisa.
- Alba espero que tu primer día te vaya muy bien.- que sorpresa, mi padre me había dirigido la palabra mientras leía el diario.
- Yo también lo espero y deseo- le dije entusiasmada después de oír sus bonitas palabras.
Me bebí el baso de leche deprisa y me fui hacia mi armario donde estuve un buen rato escogiendo el "modelito" con el cual me presentaría a mi primer día de instituto. Ya iba a tercero de la eso y no podía causar una mala impresión a mis compañeros. Tras estar un buen rato observando mi armario de madera me decante por una camiseta ancha blanca, unos jeans y mis convers (un clásico).
Coji mi chaqueta tejana del perchero y la mochila, ya estando preparada fui a darle dos besos a mis padres.
Al salir por la puerta solo pensaba en dos cosas:
- Este año seria igual de duro que el pasado?
Y lo que más me preocupaba...
- Conocería a alguien con quien relacionarme?
Al llegar a clase no me saludo nadie, vi nuevas caras pero no me fije, todos estaban reunidos por "grupitos" hablando de como les había ido el verano, en cambio yo simplemente entrar me dirigí a un pupitre de una esquina, no quería destacar.
A los pocos minutos entro por la puerta el que iba a ser mi nuevo tutor:
- Hola chicos! Ya os tenemos aquí de vuelta... que mayores estáis!- nos grito regalándonos una bonita sonrisa. - Por cierto habéis conocido a Daniel? Es nuevo.
Al decir esas palabras, un chico moreno, con ojos oscuros, muy atractivo y encantador se levanto.
Mi corazón se pauso por un momento y no paraba de preguntarme lo mismo...
COMO PUEDE SER TAN GUAPO?
