Querido Diario.
Se que ya no escribo tan seguido como antes, pero es que no he tenido tiempo, estoy cansada. Todo es tan rutinario, siempre lo mismo, levantarme, ir a la escuela a escuchar a todos los idiotas, volver a casa y escuchar hablar a mamá sobre mi y mi futuro, hacer los deberes y esperar a que sea mañana para que el día se repita.
Estoy agotada, apenas puedo escribir después de un tiempo, siempre es igual.
Lo peor de todo es en las noches, cuando estás sola, en la cama pensando en que no hay esperanza y que siempre será así. Un nudo en la garganta que no me deja dormir... Siento como caen las lágrimas por mis mejillas y me quedo callada; muy callada. Apenas y respiro, pretendiendo que no existo o que solo es un mal día. Si, un mal día.
A veces me da por hecharlo de menos cuando no hay nadie que me diga que todo estará mejor mañana, que tengo que seguir y que no estoy sola. Pero es ahí cuando me doy cuenta de que es una gran mentira. Que los príncipes azules no existen, que las sonrisas son falsas y que mientras más grande sea tu esperanza más fuerte será la caída.