Prologo

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Puede hablarse sin exageraciones acerca de que en nuestro país existela literatura testimonial, sobre todo aquella que narra epiodios delictuales - reales o imaginarios- en cuentos y novelas que han gozado de la aceptacion por parte de la crítica y el público lector. Sin embargo, no podemos afirmar lo mismo de una literatura policial, es decir, específicamente trabajada por representantes directos de la Fuerza por excelencia que apoyada en las leyes normativas, previene y combate el delito aquí en todas sus formas. Esto constituye una verdad concluyente. Porque no es lo mismo escribir acerca de la criminalidad desde el ángulo científico, como lo hacen aquí excelentes criminólogos, como Gómez Grillo, Escala Zerpa y otros que ahora olvidamos sin querer, o poner en letra de molde cuerpos idiológicos sobre las causas reales del fenómeno delictivo, visto a través de prismas psicosociológicos o psiquiátricos, como también se ha dado el caso en nuestra República Literaria, o bien insistiendo en lo mismo producir creaciones literarias enmarcadas dentro del vaso e interesante círculo del llamado género políciaco, que si bien no ha tenido cultivadores en Venezuela de constancia y éxito, que si ha servido para adelantar especies de ensayos, como lo hiciea el famoso y excelente escritor, ya fallecido, Don Ramón Díaz Sánchez con una novela policial - tipo de las de Aghata Christie o Simenón- que nunca vió la luz, por cierto.

En el presente caso de esta obra: ''CUATRO CRIMENES, CUATRO PDERES'', original de Fermín Mármol León, uno de nuestros policías mejor preparados, inteligente y estudioso, además de dotado de un sentido práctico poco común y un dominio del oficio escasas veces registrado aquí, se establece un precedente fácilmente calificable de insuperable en el devenir del ejercicio de las letras en el país.

Porque, precisamente, ''CUATRO CRIMENES, CUATRO PODERES'' pone ante la opinión pública nacional e internacional y ante la crítica más exigente, un relato ágil, veraz e indudablemente dramático, por sus proyecciones meramente narrativas o auténticas - pues es un trabajo basado en la realidad de los hechos ocurridos y que han provocado tremendo impacto en nuestra sociedad por sus características específicamente delictivas y sus resultados colaterales, tanto desde un punto de vista legal como social- y que en su momento, es decir, en su dimensión temporal (cuando ocurrieron) produjeron un estremecimiento emocional -por decir lo menos- en todos los estamentos de la sociedad venezolana, que los habrá de recordar simpre como delitos tipificadores de estados mentales especiales en sus autores y de una trama, cuyo desplazamiento objetivo y verdadero, borra, a lo simplemente imaginrio, con su fuerza fáctica, confirmando una vez más el aserto célebre de que ''la realidad supera a la fantasía''.

''CUATRO CRIMENES, CUATRO PODERES'', contiene, en todos sus detalles trágicos y en su urdimbre de correcta investigación y resolución policial, los elementos básicos que concurrieron para producir el fenómenos delictivo. De allí que este libro sea un testimonio de primer orden dado por un hombre que como el Comisario de la Policía Técnica Judicial, Fermín Mármol León, intervino directamente en el esclarecimiento de los delitos sobre cuyas incidencias escribe, con la autoridad que le asiste como Detective y hombre de ideas éticas irreprochables, así como también en su condición de ciudadano alerta y capaz para informar al grupo social acerca de la delicuencia y sus múltiples manifestaciones.

Por primera vez en Venezuela se a la publicidad una obra como la presente. En ella - con estilo claro, conciso y rico en descripcones de la circunstancialidad criminal y de la urdidumbre psicológica de los autores, Fermín Mármol León, quien fuera Jefe de Investigaciones Nacionales de la Polícia Técnica Judicial, (el tercer hombre en importancia en la institución) y Sub-Director, en cargado varias veces de la Direccion, de la Disip-Direccion de los Servicios de Inteligencia Policial- logra sin duda alguna, no solamente un subyugante relato policíaco, con características propias que le diferencian en profundidad y dimensión humana de cualquier otro que pudiera parecer semejante, sino que -y esto es lo más importante a nuestra manera de ver las cosas- revela datos exactos, aunque por razones obvias, difraza los nombres de los criminales con pseudónimos que no alcanzan a distraer al lector de la identidad del autor del ''caso'', cita del mismo modo a las autoridades ejecutivas y judiciales que intervinieron en aquéllos y señala con el dedo acusador de quien testifica con honor y desprejuiciadamente a los auténticos culpables, intelectuales y materiales de los asesinatos cometidos.

Creemos que Mármol León ha acertado de lleno con la intencionalidad de su libro. Creo, en mi condicion de Reportero Policial con intervención directa en las informaciones sobre los hechos que el libro trata -pues vivimos en todas sus incidencias, legales y criminalísticas, los asesinatos cometidos y que el libro, repetimos ''retrata, por así decirlo, con perfección fotográfica- en la vigencia de una obra como ésta que por primera vez en Venezuela presenta a un escritor- policial, en su rol de investigador o detective y en su carácter de autoridad, relatando ''casos'' resueltos por él mismo y que constituyen un cuerpo especialísimo de revelaciones jamás sacadas a relucir ni por nuestras autoridades ni por los periodistas mismos, y que hoy - en las presentes páginas, bien redactadas y bien coordinadas- arroja luz definitiva sobre cuatro ''casos'', cuatro acciones criminosas que en el momento de producirse conmovieron profundamente la conciencia de la colectividad nacional.

Yo, repito, Reportero Policial encargado por la Dirección del Diario para el cual entonces trabajaba, para que informase sobre los acontencimientos, fuí trasladado posteriormente al sector Judicial -Tribunales- para estudiar de cerca los respectivos expedientes contentivos de los pormenores de los hechos y por tal razón estoy en capacidad de afirmar, como lo hago, que ''CUATRO CRIMENES, CUATRO PODERES'' contiene, además de los sucesos en sí, la incidencia e influencia de los sectores que, para ese momento preciso, afectaron el esclarecimiento de los hechos ante la opinión pública.

Esos sectores o poderes -para decirlo más claramente y estar en un todo de acuerdo con el contexto del libro de Mármol León- fueron: EL PODER LEGISLATIVO, EL PODER ECLESIASTICO, EL PODER MILITAR, y, finalmente, tal vez el más decisivo de todos, EL PODER ECONOMICO. El lector, al vivir en las páginas siguientes los acontencimientos narrados de mano maestra por el escritor-investigador Mármol León, estará de acuerdo conmigo en una cuestión fundamental: la Justicia en Venezuela, hasta nuestros días y quien sabe hasta cuándo, seguirá siendo mera letra muerta y no instrumento de correción, pedagogía y formadora de conciencia cívica y moral en la ciudadanía y en el resto de los poderes públicos.

Dejo en manos del lector este magnífico trabajo en la seguridad de que sabrá, a la par que disfrutar de una excelente obra literaria, emparentada por su suspenso y emotividad con las mejores producciones de Alfred Hitchkoc o de Frederick Forsyth, celebrado autor de ''El chacal'' y ''El guía'', extraer magníficas enseñanzas que habrán de constituirse en cánones -prácticos y teóricos - además de altamente moralizadores, para llevarle a conocer más y mejor ese espantable, pero al mismo tiempo sobrecogedor y emocionante campo de delito, en su más alta y depravada manifestación criminal.

Carlos Castillo. 

4 Crimenes, 4 Poderes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora