Un viaje al infierno.

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Patrick:

Era 6 de diciembre de 1997 cuando mamá tuvo su primer ataque, yo tenía apenas 3 años de edad, ella era madre soltera y pobre, nadie se enteró de su ataque, sola superó ese obstáculo, como siempre lo había hecho.

Un 6 de diciembre de 2007 le dio otro ataque, yo tenía 13 años, no pude con él desespero, la vi inyectarse morfina y caer al suelo con una sonrisa en sus labios.

Llevaba un cálculo exacto, a mi madre siempre le daban ataques los 6 de diciembre, este consistía en un dolor insoportable según ella, escuchaba voces, su cara se ponía de mil colores, siempre eran al anochecer, pero ella siempre estaba preparada, tenía a mano su dosis de morfina, nunca supe de donde la sacaba, creo que se la enviaban desde él hospital que le detectaron esa rara enfermedad, desde muy pequeño había investigado sobre esto, nunca me preocupó él paradero de mi padre como a cualquier niño huérfano normal, me preocupaba mas él hecho de que a mi madre siempre le dieran esos ataques los 6 de diciembre, nunca me importó la celebración de mi cumpleaños que casualmente era él mismo día, solo encontrar respuestas, y nunca las obtuve, no hasta que ella misma decidió hablar.

El 1 de diciembre de 2014 la vi preparando maletas -¿Acaso vas a alguna parte?- le pregunté calmadamente -vamos- contestó mientras seguía metiendo ropa sin doblar en su maleta de cuero antigua -Has tu maleta Patrick, nos vamos de viaje - trató de cerrarla pero estaba tan llena de ropa sin acomodar que esta no cedió, brincó sobre la misma y se escucho él crujido de que ya había cerrado a la fuerza -¿A donde se supone que vamos con tanta prisa?- pasó por al lado de mi tan agitada como siempre -Por primera vez en tu vida, solo hazme caso Patrick, no preguntes nada, simplemente haz tu condenado bolso , metelo al auto y deja que nos lleve lejos de aquí- y simplemente le hice caso, fui hasta mi habitación, pero no sabía que llevar así que me asomé por la puerta y grité -¿Qué se supone que lleve si no se a donde voy? ¿hace frío? ¿cuanto tiempo nos quedaremos? - sabia que estaba en la cocina puesto que la escuchaba guardando comida como para un mes, no me contestó, pero algo me decía que no iba a regresar así que hice lo mas cuerdo que una persona puede hacer en estos momentos, tome mi notebook y la metí de primero en él bolso, toda mi ropa interior, cinco suéteres para él frío, cuatro bermudas por si hacia calor, unas cuantas franelas unicolores, tres camisas a cuadros, tres jeans, mis camisas de las bandas favoritas, mi ipod, mi cámara digital, tres pares de zapatos y por ultimo dos gorras, no tenia tampoco un extenso guardarropa, yo si doble mis cosas y todo me cupo en una maleta, en él bolsillo exterior metí mi cepillo de dientes, desodorante, perfume y unas cuantas pajuelas, -Nunca se sabe- tome mi chaqueta de jean y me la coloqué, alborote mi cabello y baje las escaleras, mamá gritaba desesperada desde él auto él cual ya estaba encendido, puse mi condenado bolso en la cajuela justo como ella lo había pedido, la cerré y me senté en él asiento del copiloto del auto viejo de mi madre, me coloque él cinturón de seguridad y ella arrancó a toda velocidad.

Llevábamos 3 horas de viaje cuando decidí abrir mi boca -¿Me puedes decir a donde vamos? - sus nudillos estaban blancos, sostenía con mucha fuerza él volante, -Donde una vieja amiga, ella me ayudará con mi enfermedad- me dio una sonrisa forzada y yo no quise indagar mas en él tema, sabia que ella estaba luchando una batalla muy fuerte por dentro ¿quien era yo para agregarle mas leña al fuego? Si, su hijo, él que nunca le habían celebrado un cumpleaños gracias a sus ataques nocturnos, él que a pesar de todo siempre supo que su madre hacia su mejor esfuerzo y eso, siempre compensaba todo lo demás.

No supe en que momento me había quedado dormido, solo supe que una luz blanca cegadora me despertó, cuando abrí los ojos estábamos siendo impactados contra un camión de carga y caímos por un puente al lago, las bolsas de aire se activaron y no Me dejaban quitarme él cinturón de seguridad, aguanté la respiración lo mas que pude pero no fue suficiente, vi a mi madre quieta como una estatua a mi lado, sabia que ella no había luchado, de pronto yo deje de hacerlo, pensé en Bella, mi madre, haciendo su mayor esfuerzo por sacarnos adelante, pensé en Trinity, la chica que me tenía enamorado desde los 15 y que tenia como desdicha llamar mi mejor amiga, de la cual no me despedí cabe destacar, pensé en esa mascota que nunca tuve, pensé en mi notebook y mi ipod los cuales estarían arruinados, escuché sirenas, pero todo estaba oscuro, de pronto otra luz azul clara me iluminó, y todo se borró de mi mente, no había nada, solo una mirada azul profunda como él cielo, una mirada oscura, sin brillo en ella, pero ¿de quien era esa mirada? Creí que vería su rostro pero luego todo se oscureció y no tuve razón de nada mas.

5 días después amanecí en la camilla de un hospital algo antiguo y pobre para mi gusto, estaba cubierto de cables que monitoreaban mi ritmo cardíaco, la habitación estaba sola, mi cabeza dolía demasiado, sentía como si alguien taladrara mi cerebro, una señora de no más de 40 años entró a la habitación, vestía un vestido violeta con una bata blanca por encima, llevaba unos tacones plateados y el cabello negro azabache recogido en una cola alta de caballo -¡Hey, despertaste! Pensé que nunca lo harías, ya estaba preparando tu espacio en la morgue... es broma- me regaló una sonrisa y comenzó a chequear todos los monitores antiguos, -tus niveles están perfectos, sobreviviste gracias a un milagro chico, dime, ¿te duele algo? ¿sientes alguna molestia?- comenzó a revisar mis pupilas con una linterna -Me duele demasiado la cabeza y mi garganta está seca- ella revisó mi cráneo, salió dos segundos y regresó con un vaso con agua fresca, lo puso en mis manos y bebí de ese néctar tan sagrado, mi garganta estaba agradecida.
-Dime chico, ¿Recuerdas algo? ¿Tu nombre? ¿de donde eres? ¿Que hacían en el pueblo?- se sentó a mi lado esperando respuestas, busque en mi adolorido cerebro y no conseguí nada, la garganta aún me dolía así que sólo negué con la cabeza, ella se levantó de la camilla y salió de la habitación sin decir nada.

Volví a quedarme dormido al parecer pues desperté gracias al ruido de la puerta, entró un oficial junto con varios aparatos, un capta huellas y una laptop -A ver chico, descubriremos quien eres- tomó mi mano y la colocó sobre el capta huellas, cinco minutos despues entró la doctora, se quedó mirando al oficial mientras este tecleaba algunas cosas en el portátil -¡Lo tenemos!, Patrick Arturo Collin, 19 años, nacido el 6 de diciembre de 1994 residenciado en Boston, acude a la universidad estatal, uy tenemos a un bohemio, no tiene antecedentes doc, su único pariente cercano es la madre la cual murió en el accidente- el rostro de la doctora se tornó un tanto tétrico al igual que el mío, sabía todo sobre mi y resulta que mi único familiar esta muerto, genial -Entonces ¿si es el hijo de Isabella?- -Asi es, Hijo único de Isabella Collin- el oficial tomó sus cosas y comenzó a salir de la habitación -Un gusto ayudarla doc- la doctora me miró y su mirada hacia mi cambio, ahora era nostálgica, se sentó en la camilla y comenzó a acariciarme el cabello -Tu, estas tan grande Patrick, la ultima vez que te vi eras un bebé, mi nombre es Lucía Clare, soy la directora de este hospital y antigua amiga de tu madre, ¿no recuerdas nada?- -Recuerdo una mirada azul profunda, una cabellera negra espesa larga, era una chica pero no pude ver su rostro, también recuerdo una señora sufriendo, y una fecha 6 de diciembre- -Hoy es 6 de diciembre y según el oficial es tu cumpleaños - me abrazó y yo comenzaba a sentirme incómodo - Sabes, te quedarás en mi casa para tu recuperación, luego que recuerdes todo podrás irte, allí está el bañó, pudimos rescatar tu maleta, sólo salvamos la ropa, el resto murió, aunque Nathaniel mi hijo está tratando de reparar tu notebook, es un experto en tecnología, puede que lo logré- me dedicó una sonrisa y me dejó sólo en la habitación, fui hasta el bañó, tome una ducha con agua fría, me vestí y me senté en la camilla a esperar a la doctora, la cual al parecer leyó mi mente pues entró 2 segundos después -¿Listo?- Levante mis hombros en modo de respuesta, tome la maleta y la seguí hasta su auto, 16 minutos de viaje y llegamos hasta su casa, se notaba que era la directora del hospital, su casa estaba en medio de un gran bosque, era gigante y muy hermosa, un chico bastante alto como de mi edad salió a recibirla, le dio un abrazo y luego me tendió la mano -Bienvenido campeón sin memoria - estreché su mano y asentí con la cabeza -Gracias, pero me llamo Patrick o eso dijo el oficial- -Yo soy Nathaniel, encantado, aunque más encantado quedarás tu puesto que pude reparar esa vieja notebook, no fue fácil pero lo logré - sus Aires de suficiencia me causaron gracia -Gracias, no tenías que molestarte- la señora Lucía nos hizo un ademán para que entráramos a la casa, Nathaniel tomó mi maleta y para ser Flaco al parecer hacia ejercicio puesto que no le afectó el peso de la maleta -Nathaniel, enseñale su habitación y ayudalo a instalarse, en 5 minutos estará la comida- el comenzó a caminar por un pasillo con muchas puertas, me mostró la que sería mi habitación y era bastante grande, me ayudó a acomodar la ropa y comenzó a darme un tour por toda la casa, me mostró su habitación, la de su madre, la sala de juegos, el patio trasero el cual estaba junto a un bosque, cocina, sala y todos los baños, pero hubo una habitación que no me mostró, estaba al finalizar el pasillo, me cacho observando la puerta ya que dijo -Esa es la habitación de mi hermana, si quieres vivir nunca te acerques- le sonrei para mostrarle que había entendido, bajamos, comimos un rico almuerzo, luego subí a la que era mi habitación pero antes de entrar me quedé viendo la puerta negra del fondo, la curiosidad me estaba matando pero debía ser prudente, más no sé cuánto tiempo aguante.

Cassandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora