SIReNas.

-AmigAs-

- Oye!! No corras tanto,ni que hubieras descubierto América.
Susana era sin duda todo lo opuesto a ella y también era su mejor y única amiga. Divertida, extrovertida y habladora, demasiado habladora. Podía pasarse horas hablando de cualquier cosa sin cansarse. Era maravillosa.
En cambio ella, era la persona más introvertida del mundo. Le costaba horrores relacionarse con la gente,su timidez y la gran dosis de vergüenza que tenía no se lo ponían fácil a la hora de hacer amigos.
Por eso quería tanto a Susana, pasaban prácticamente todo el día juntas. Eran inseparables.
La vena aventurera de su amiga, que se creía una magnífica exploradora las había llevado a un lugar bastante apartado del pueblo.
En medio de aquel bosque y escondido detrás de una gran roca encontraron un charco del tamaño de una piscina para niños,un poco raro eso sí, aunque el agua parecía bastante limpia.
Y allí estaba su amiga corriendo hacia el charco como una loca, desvistiéndose y dejando la ropa por el camino.
-¿ A que esperas?. ¡Vamos Bea!! Desnudate y ven al agua,se está genial aquí.
-¡ No pienso desnudarme!
- Pero...si no hay nadie! Venga...
Ni loca me iba a quedar en bolas. Me dejé puesta la ropa interior y me metí en el charco.
El agua estaba tibia, apenas nos llegaba sentadas a la cintura,pero nos bastaba para hacer el tonto un rato jugando a salpicarnos. ¡ Éramos como niñas!
De pronto, me fijé en unas pequeñas bolitas translúcidas que flotaban en el agua por todas partes,quise coger una para observarla mejor,cuando de pronto una mano me sumergió la cabeza en el charco lo que provocó que tragara alguna agua.
- ¡Serás bruta!- grité.
Le devolví la jugarreta a mi amiga y continuamos jugando,olvidándome por completo de las extrañas bolas.

No teníamos ni idea de que ese momento cambiaría nuestras vidas para siempre.

¡Dos chicas convertidas en SIReNas!