Capitulo 1: En el que comenzamos la rutina.

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La noche se desvanecía conforme el sol tomaba su sitio en el cielo, faltaba poco para que la alarma sonara. Me permití seguir recostada por otro momento, después de todo, aún tenía tiempo y prácticamente ya sabía lo que pasaría esta mañana, siempre era la misma rutina, hasta podría enlistar suceso por suceso.

1. El saludo (grito) de Laila.

-¡Buen día a todos!- quizás exagero al llamarlo chillido, pero la aguda voz de mi hermana menor a primera hora de la mañana, cuando el oído humano es más sensible al momento de percibir los sonidos, es de lo más molesto y doloroso, pues de no taparte los oídos esto podría significar un fuerte dolor de cabeza, no querrán empezar así el día.

2. El olor del desayuno.

Aunque, obviamente, todos los días es diferente, es fácil adivinar que preparo Nana para el desayuno, no solo porque alista los ingredientes un día antes, sino porque el olor va a parar justo a donde se encuentran las habitaciones, más específicamente la mía. Olí un poco, descifrando el platillo de hoy, huevos revueltos y jugo de naranja recién hecho, seguramente desde nuestro gallinero y huerto personal.

3. La visita de Laila y la hora del desayuno.

Era hora de levantarse y alistarse para la escuela, cambie mi pijama por unos jeans y una simple pero cómoda playera manga larga negra, aunque era agradable usar mi ropa de diario extrañaría el uniforme, después de todo ya estaba acostumbrada, sin embargo este es mi primer año en la universidad, tengo que aceptarlo. Me arregle un poco, solo era cuestión de delinear mis ojos, pintar mis labios y alisar mi cabello. Metí algunas libretas a la mochila y mis audífonos, no podía olvidarlos.

Un minuto más tarde, Laila se hizo presente con su singular llamada a la puerta.

- Jade- dio dos golpes- a desayunar-dos golpes mas-ya es hora- dos mas- Jade.

-Está bien ya oí, ya oí- dije abriendo la puerta de una vez por todas, de lo contrario seguiría golpeando hasta que le abriera, me dio una de sus tiernas sonrisas, y dio vuelta para seguir con las otras habitaciones.

Tome mi celular y me decidí a bajar, no sin antes ponerme mi fiel camisa de cuadros rojos, era mi favorita, no podía empezar el curso sin ella.

-Buen día Jade.

-Buen día Nana.- correspondí el saludo- ¿que tenemos para desayunar hoy?

-Huevos revueltos con jugo de naranja- sonreí para mis adentros al haber acertado de nuevo.

-Se oye bien, pero esta vez me gustaría un café.

- Bueno, si así lo quieres puedo prepararte uno. No tan caliente ¿no es cierto?

- Exacto, ya estas comprendiendo.

-Y tu cariño, ¿también quieres un café?- dijo, aunque esta vez no se refería a mí.

- No, con jugo estaré bien.- gire para encontrarme con la dueña de aquella voz, ignoraba el momento en que había llegado, en verdad era impresionante lo desapercibida que puede pasar Danielle, tal como si fuera invisible, de repente está aquí y cuando menos lo esperas ya está en otro lado.

- Esta bien, volveré a la cocina, enseguida regreso niñas- dijo Nana.

Observe con más detalle a mi tercera hermana, ella aun cursaba la secundaria, y aunque hiciera calor y usara el suéter de la escuela, llevaba otro de color gris.

-¿No te asas con este calor y los dos suéteres?

- No, así me siento más cómoda. - a veces no entendía como pensaba, su actitud podría describirse algo así como una barra de plastilina gris, no porque fuera cuadrada ni mucho menos nefasta, más bien parecía que nada le importaba. Era difícil convivir con ella, pues no cualquier cosa podía hacerla reír, además que despreciaba el humor negro, aunque sea solo un poco, sin duda ella sería la chica que se reiría del chiste de porque la gallina cruzo la calle.

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