© HISTORIA REGISTRADA BAJO EL CÓDIGO © 1311119217982
Me desperté como todos los días. Como todos los días desde hace seis meses; sin nada en especial para mí, sin planes, sin expectativas, en definitiva… sin nada; igual que todos los días hace seis meses.
¡Pero somos seres humanos verdad!… no perdemos las esperanzas, y por desgracia yo no soy la excepción. Me levante, esperando que “ÉL” ya no estuviera ahí, que ya no estuviera conmigo. Pero como lo supuse, ahí estaba “ÉL”, esperándome.
Estaba tan firme como siempre para iniciar un nuevo día, o mejor dicho, un enorme y profundo sueño lleno de pesadillas, pero inevitablemente era: un nuevo día CONMIGO, un nuevo día JUNTOS, “ÉL y yo”.
Arrancamos la mañana juntos. Estaba encerrada en mi habitación, deseando que el ya no estuviera, que se fuera. Cada uno de los segundos se convertía en minutos y los minutos en horas, de verdad pedía a Dios que “ÉL” me dejara o mejor dicho que nos dejara vivir en paz porque simplemente esto no es vida, vivir con “ÉL” no lo es.
Por mi mente rondaba la vaga esperanza de que se rompieran las barreras que habíamos puesto entre nosotros, barreras que la verdad son difíciles de romper, eso era demasiado pedir, pero no quería negarme a la posibilidad de que por lo menos naciera entre nosotros el “sentido común”. Si ese sentido común de llamar o saludar a una persona el día de su cumpleaños.
Pero por lo visto eso no sería posible… “ÉL” estaba entre nosotros, porque toda esa mañana no hubo un mensaje, una llamada, un e-mail ni un nada entre nosotros. NO HUBO NADA.
En ese mediodía no tenía ganas de nada, quería derrumbarme, estallar por completo, ya no lo soportaba, acaso es tan difícil gritar un “TE AMO”, acaso es tan difícil decir la verdad, dejar las apariencias de lado. Cuando los seres humanos vamos a aprender que vida hay una sola. Ya no lo soportaba, estaba a punto de dejar que todo saliera de lo más profundo de mi cuando “ÉL” me silencio, como siempre, me tenía muy bien controlada.
Ya me olvide de cuantas sonrisas falsas y terriblemente fingidas abre dado ese día y cuantos “gracias” y “si estoy contenta” me escucharon decir.
Todos me saludaron todo el día, o mejor dicho CASI TODOS, “EL” seguía ahí más presente que nunca en mi VIDA, mas ente nosotros, mas metido, el parecía más dueño que yo, el manejaba todo como quería porque yo ya no parecía ser la dueña de nada. ¿Será que cuando lo deje entrar solo como una posibilidad inevitablemente el precio a pagar seria convertirlo en mi dueño?
Nada me levanto el ánimo ese día, nada ni nadie podía sacarme del abismo en el que me encontraba, sacarme de esa prisión en la que me sentía, estaba sola en el mundo, sumergida en lo profundo de un océano, atrapada en lo más alto de las nubes, como quien mira hacia abajo y no tiene otra alternativa más que el lugar en el que esta.
Un rato antes de la cena; la cual estaba “dedicada a mí”, llego mi prima Natalia -la cual es como una segunda madre para mí- Ella estaba como siempre; con una gran sonrisa y saludaba a todos los que veía, cuando se acerco a mí me abrazo y me pregunto:
-¿Cómo la estas pasando? ¿Recibiste muchos regalos?..... etc. - mi cerebro no podía recibir tanta información y procesarla al mismo tiempo. Cuando se dio cuenta que no me daba tiempo de contestar a todo lo que me preguntaba, se detuvo, yo tome aire y me esforcé por contestar; pero en realidad a ella no le podía mentir, no porque no pudiera sino porque no quería seguir negándome esa realidad, no me di cuenta en qué momento, en que instante perdí el control de mi misma, de mis labios las palabras salieron solas, ya no podían seguir dentro de mí y le dije:
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"Él y yo juntos para toda la vida" ©
Teen FictionComo te sentirías si despertaras cada día y te encontraran con alguien con quien no quieres estar, que te sigue todo el día, que no te deja AMAR a quien de verdad amas, de quien quieres desacerté, alejarte, pero a la vez te das cuenta que sin el no...