Sally

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Sally Wiliams era una niña de ocho años, de pelo largo y rizado, de unos ojos claros y verdes. Era muy humilde, alegre y hacía lo que le decían. Sus padres la adoraban, no podían pedir más. Sally reía mientras jugaba con sus amigos afuera. Jugaban a la rayuela, a las muñecas y a las casitas. Su madre la miraba desde la casa, limpiándose las manos mojadas en su delantal.

-¡Sally, es hora de comer! -le gritó su madre por la ventana.

Sally levantó la vista, sonriendo.

-¡Está bien, mamá!

Sally se sentó en la mesa, emocionada. Su madre le dejó un empanedado de mantequilla con miel y un zumo de naranja.

-Gracias, mami -agradeció la niña.

-De nada, cariño.

La niña empezó a comer mientras la madre se sentó a su lado, sonriéndole.

-Adivina qué. Tu tío Johnny viene de visita -dijo la madre.

Sally sonrió, con las comisuras de la boca manchadas de restos de comida.

-¿Tío Johnny? -repitió con la boca llena de comida en tanto la madre se reía, asintiendo con la cabeza.

-Sí, viene a ayudar a tu padre con su trabajo y a cuidarte. Tal vez podamos ir a la feria todos juntos.

Sally masticó rápidamente lo que quedaba en su plato.

-¿Sara y Jennifer también? -preguntó la niña.

La madre levantó la vista, pensativa.

-Depende de lo que digan sus padres. Si pueden, sí.

Sally sonrió y saltó de la silla. Este verano la pasaría genial.

El tío Johnny condujo hasta la casa de su hermano y salió de su coche, estirándose y dando un suspiro de cansancio.

-¡Tío Johnny!

Sally corrió hasta los brazos de su tío, dándole un abrazo, el cual fue correspondido por él.

-¡Hey, Sally! ¿Cómo estás? -preguntó abrazándola y levantándola.

La niña sonrió y miró a sus amigas, que la estaban mirando.

-Estaba jugando con Sara y Jennifer. ¡Mamá está adentro, vamos a decirle que llegaste!

-Suena bien -dijo el tío Johnny, bajando a Sally y caminando hacia la casa-. Hey, Marie, ¡ya llegué!

-¡Mamá, ya está aquí!

La madre salió corriendo de la cocina y sonrió al ver a Johnny.

-Has llegado bien -dijo ella.

-Claro que he llegado bien, ¿por qué no iba a ser así? -dijo, echándose a reír, abrazando a la mujer.

Sally corrió hacia la puerta, diciendo que iba afuera para seguir jugando.

-¡Vuelve antes de que oscurezca! -gritó su madre.

-¡Sí mamá! -respondió la niña, marchándose.

A la hora de la comida, el padre de Sally llegó a casa, feliz de ver a su hermano en casa. Se acercó a Johnny con un apretón de manos y un abrazo.

-Encantado de volver a verte, ¿cómo estás? -le preguntó a su hermano, viendo poner la mesa a su mujer y a Johnny encogiéndose de hombros, jugueteando con sus pulgares.

-Me separé de Karen -respondió.

-Oh, eso es terrible. Lo siento...

Johnny movió la cabeza con una sonrisa.

El Origen De Los CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora