Capitulo 2 "Los recuerdos"

32 1 0
                                    

¿Como una niña de tan solo cinco años puede explicar un suceso así? Hoy revivo mis recuerdos y aun no se como me las arreglé por aquel entonces.
Después de lo que ocurrió en el Salón Rojo hasta ahora todo lo que ocurrió en mi vida fue sorprendente, a la vez que aterrador. Esas dos palabras describen de manera perfecta como es mi vida aun hoy.
Todo comenzó con las voces dentro de mi cabeza y tiempo después con la aparición de aquel ser delante mis propios ojos.
De un día a otro toda mi vida se transformo, y el motivo fue un puzzle que construí para alcanzar la verdad. Verdad que aun no alcanzo en su totalidad. 
Con el pasar de los años descubrí que ni yo era realmente quien creía ser, ni mi madre, ni mi padre, ni siquiera mi vida.
Estaba atrapada en una mentira, y ver a esa criatura delante de mío fue sin dudas el inicio de ese puzzle, el inicio de la verdad.
Mis padres trataron de calmar las cosas luego del día en la Sala Roja. Es lo que todos harían... pero cuando un incendio aparece en el bosque es muy difícil limpiar las cenizas.
Por un tiempo, después de la aparición de la criatura, nació en mi una gran timidez. Me volví mas callada.
Si pudiera haberme vuelto sorda, me habría facilitado mucho las cosas. Recuerdo las decenas de charlas con conocidos acerca de lo que me paso y recuerdo lo incomodas que eran cada una.
Médicos, mas tarde psicólogos, compañeritos. Y cada palabra dirigida a  ese tema me enfermaba aun mas. Me dolía por dentro tener que hablar de aquel momento para dar explicaciones a los demás de lo que me paso.
En cuanto a si todo fue Verdad o Mentira era mas bien relativo. Para el resto de las personas lo que vi fue solo producto de mi imaginación, o de un colapso nervioso... con tan solo cinco años. Pero en verdad fue una pesadilla en carne propia y a plena luz del día.
Pero hay algo que nadie pudo resolver o justificar, algo que sin dudas quisieron tapar con el tiempo. La palabra "Uruk". Aquella palabra se convirtió en un enigma, que al no tener una simple explicación, se soltó en el olvido como quien tira un par de zapatos viejos debajo de la cama porque ya no los quiere usar mas en toda su vida.
Nunca se lo conté a nadie por aquel entonces, pero yo pude observar como esa frase fue escrita por aquel ser. Parado en frente de mi, extendió uno de sus brazos y con una garra marco cada letra lentamente.
Dentro de la escuela los directivos interrogaron a cada profesor y empleado de administración. Si alguien había escrito esa palabra antes que yo entrara iba a sufrir las consecuencias.
Pero nadie sabia nada.
El ¿como?vo el ¿por que? de la palabra en el pizarrón era la incógnita trastodo lo sucedido.
Quizá buscaron la forma de ligarme la responsabilidad a mi, de otro modo no tendrían ninguna explicación de quien marco el pizarrón. Pero probar la furia de mi padre si lo intentaban, no era algo que los directivos de la escuela estuvieran dispuestos a intentar.
Todo termino con un pizarrón nuevo para el Salón Rojo y tres sesiones de psicólogo por semana, a las que asistí durante un mes y medio.
Pero dentro de mi cabeza nada terminaba. Esto fue el punto de partida para la peor parte, y es que jamas... pero jamas había tenido pesadillas. Pero eso fue otro mas de los cambios. Cada noche se convirtió en una aventura a través de lo mas horrible de mi misma. Tenia miedo de quedarme dormida, miedo de no volver a levantarme a la mañana siguiente.
Mi sueño mas recurrente era yo acercándome al pizarrón donde permanecía la palabra escrita. Al estar lo suficientemente cerca extendia mi mano para tocar las marcas y de pronto el color verde de la pizarra se convertía en un negro profundo, como una ventana al abismo. A lo lejos un par de ojos brillantes como luces venían hacia mi, y al tratar de huir una mano gigantesca proveniente de aquel lugar agarraba mis dos piernas para arrastrarme hacia adentro de lo que posiblemente se tratara de Uruk.

El tiempo paso, y aun con doce años ese temor, como una pequeña y leve llama en mi memoria, persistía.
Mis amistades eran escasas. La mayoría de mis amigos eran personas adultas del barrio, y Maxi por supuesto.
Las pesadillas fueron desapareciendo a igual que mi paranoia con el tema. Me sentía mas relajada, pero no del todo.
Fue por aquel tiempo cuando comencé a desarrollar algo sorprendente.
Un día Don Esteban me invito a un almuerzo a su casa a la salida de la escuela. Mi rutina era comer a solas en mi casa luego de la escuela, hasta que mis padres regresaran del trabajo por la tarde. Una invitación como esa no era posible de rechazar, y mucho menos si el que cocinaba era Noel. Su aspecto no había cambiado demasiado, seguía con su aspecto robusto y su barba blanca acompañando el poco pelo que quedaba sobre su cabeza. Jamas voy a poder olvidar a ese viejo.
Su casa era el piso superior de la zapatería, tenia dos habitaciones, un baño, un patio grande donde a veces estaba Mopi (que ya era un perro hecho y derecho) y su cocina, donde se hacían las mejores Pizzas que probé en toda mi vida.
La pizzas de aquel día fueron fascinantes como siempre, al terminar bajamos de nuevo a la zapatería. El negocio se dividía en dos partes el salón y el taller. Ambos conservaban una atmósfera antigua, pero estaban muy bien cuidados para tener cincuenta años.
-No te molestaría quedarte y acompañarme un rato? Hoy voy a cerrar mas temprano.-Dijo el viejo mientras se sentaba en su gran silla de madera dentro del taller.
-No hay problema, me quedo.- eran aproximadamente las tres de la tarde, quedarme una hora mas no me afectaba en lo mas mínimo.
Mientras veíamos televisión en el taller, a los pocos minutos de haber terminar de almorzar sonó un timbre.
-Ese es el timbre de la Zapatería, debe ser algún cliente. Podrías hacerlo pasar Ani?
-Si,pero ¿que le digo?.
-Invitalo a pasar y decile que ya lo atiendo.
Me levante y fui a abrir la puerta. El cliente era un hombre de piel morena, bastante joven quizá tendría unos treinta años. Con sigo traía una bolsa de plástico, que según lo que podía ver traía un par de botas.
-Hola, pase Don Esteban ya lo va a atender.
-Gracias
A los pocos segundos salió Noel por la puerta del taller, usando su bastón negro. Había sufrido una caída por accidente en la calle hace un tiempo y desde entonces siempre lo usaba. Según el sus rodillas lo hacían sufrir por las noches.
-Ernesto! Que pasa hombre?-Dijo el viejo mientras se ubicaba detrás del mostrador.
-Nada Don vengo por otro trabajito. ¿Ella quien es? ¿Su nieta?-saco las botas de la bolsa.
-Ella es Anita, mi ayudante por hoy. Vino a hacerme compañía y a almorzar.
-Que bien! Comieron empanadas seguro!
-Pizza.- respondí yo a espaldas de Ernesto.- comimos Pizza.
-Esas también salen bien, supongo.-Algo en aquel hombre no me gustaba.
-Bueno, ¿que traes hoy?.-Noel acomodo sus anteojos.
-Un par de botas de la patrona, me pidió que se las trajera para arreglar. Se les rompieron ayer.
-Debe estar triste la pobre Dama, son unas lindas botas.
Yo estaba sentada en un largo sillón junto a la pared, observando el mostrador. Siguieron hablando por un par de minutos. Algo me llamaba la atención de aquel hombre, algo pero no sabia que era.
-¿Para mañana entonces podrán estar Don?- su voz era horrible.
-No, para mañana tengo muchos zapatos ya. Para el sábado, decile a la Patrona que espere dos días. Van a quedar como nuevas y listas para usar.
-Perfecto, le voy a decir.
-Che Ernesto el par de zapatillas de la otra vez, ¿ya lo retiraste? ¿no?
-Si si, el jueves pasado no se acuerda ya se lo pague.
-Muy bien, por que perdí mi libro donde anoto los trabajos, y estaba con la duda. Y ahora tengo que preguntarle a todo los clientes.
-No, que mal. Bueno quedese tranquilo que yo ya las retire. Busque ese libro debe de estar.
-No no, ya lo busque y no hay caso. Pero bueno, no hay problema.
-Esta bien Don, entonces quedamos así paso este sábado por las botas.
-Así es, y mándale saludos a tu señora.
-Serán dados, bueno adiós Don, adiós linda.-Le dio un apretón de manos a Noel y se fue.
<<Esta mintiendo, eso es, le mintió>>
-Noel ¿donde guarda usted la agenda con los trabajos?
-La tenia metida en el cajón del escritorio en el taller. Y desapareció.
-Ese hombre le acaba de mentir.- me levante del sillón y me acerque al mostrador donde estaba el viejo.- No le pago el agrégalo de las zapatillas.
-¿Ani por que decís eso?- su rostro mostraba mucha sorpresa.
-Ese hombre le trajo las zapatillas el Miércoles pasado y usted se las arreglo para el Jueves. El le dijo ese mismo día que le había pagado cien pesos el miércoles. Y con esa excusa el jueves no le pago. Jamas le dio la plata por ese trabajo, y estoy segura que en la agenda no va estar anotado el pago. Lo estafo.
-Pero ani vos no estuviste la semana pasada en la zapatería.
-Es verdad no estuve.
-¿Y entonces como sabes  todo esto?
-Lo se.- de pronto otra idea vino a mi mente.- y creo que también se donde esta su agenda, donde dejo su auto?
-Esta estacionado en la otra cuadra, en frente del supermercado chino.
-Deme las llaves.- la emoción en mi creció.
-Acá están.- las saco lentamente de su bolsillo.- pero ¿vos estas diciendo que la agenda esta en mi auto?, no puede ser.
-Están ahí, ya vuelvo.
Don Noel quedo anonadado totalmente, pude sentir su preocupación por la verdad que le había de contado y a su vez miedo por el hecho de que yo supiera todo eso.
Salí de la zapatería y me dirigí corriendo hasta el auto Ford Falcon azul. Ya lo conocía con anterioridad, varias veces el viejo me había llevado a la escuela cuando mis padres no podían. A igual que el negocio, ese auto también permanecía en buen estado.
Al llegar al sitio, abrí la puerta y observe el interior del auto. Estaba vacío a primera vista. No había nada en los asientos. Pero supe al instante que la agenda estaba debajo del asiento del conductor. Metí mi brazo, y la encontré. La vieja agenda había permanecido oculta allí todo ese tiempo.
Me metí adentro del auto y cerré la puerta. Busque en la agenda el día miércoles 12 de abril. Una nota decía:
"Ernesto - Par de Zapatillas - las dos suelas rotas- Valor $100 (No pago)"
-Sabia que mentías rata.- dije en voz baja hablándome  a mi misma.
Salí del auto y volví rápido a la zapatería, toque el timbre pero Don Esteban estaba esperándome en la entrada. Abrió la puerta y ansioso me dijo:
-¿La encontraste?
Levante la mano con la agenda y se la entregue.
-Día miércoles, 12 de abril.- dije orgullosa de no haberme equivocado.
El viejo volvió a acomodar sus anteojos para buscar la pagina y tras unos segundos y para su sorpresa repuso:
-No pago...-Alzo la mirada humedeciendo sus labios, note tristeza en sus ojos.
De no ser algo malo, habría sonreído inmediatamente por haber agarrado a Ernesto.
-Tenias razón Ana, pero como ... ¿Como sabias?
-Lo deduje creo.
-No tengo palabras la verdad, Gracias. Gracias en serio.- cerro la agenda.
-¿Que va a hacer ahora?
-Lo voy a llamar, debe de haber llegado a su casa. Vamos a ver que dice ahora.
Ernesto, apodado como "La rata de Paternal" por mi misma, se excuso nuevamente en lamentos diciendo que su mente andaba por los aires y que se equivoco. Don Noel no le dijo nunca que yo había sido la que lo descubrió, solo le explico que afortunadamente apareció la agenda. La rata pago como debía el día Sábado junto a las botas de su mujer. Mientras que Don Esteban continuo sorprendido por mi gran descubrimiento.
Ese fue el primer poder que descubrí. Era capaz de ver las emociones ocultas tras las apariencias de las personas de una forma precisa. Podía ver y sentir fallas en las personas y descubrir el por que de las mismas. Para mi mala fortuna, no podía leer las mentes, pero podía quitarle la mascara a un mentiroso como ese tal Ernesto o saber exactamente como se sentía una persona con solo pensar en ella. Ademas de poder revivir recuerdos de otros en mi cabeza.
La prueba final, que demostró firmemente que todo esto era cierto, fue con mi amigo Maxi semanas después.
Quedamos en encontrarnos ambos en mi casa un viernes por la tarde, me acuerdo de ese día con bastante claridad. El cielo estaba totalmente nublado y esa misma noche hubo una tormenta espantosa.
Su forma de vestir era muy particular, usaba demasiados colores. Era una de las cosas que me gustaba de el, no importaba como vistiese todo le quedaba bien, con un toque llamativo.
Quedamos en que el iba a llegar por la tarde, y estuvo a punto de no venir por el mal tiempo.
Ese día mi madre estaba en su trabajo hasta tarde, por el contrario mi padre cuidaba de mi en casa.
El nivel de respeto que le tenia Maxi a mi padre era de tal magnitud, que ya rozaba lo admirable. Cada vez que se veían lo primero que salía por su boca era un "Como le va Jose?" o "Señor Masaci, como esta?". Y mi padre no se quedaba atrás, que recuerde jamas pude oírlo decir "Maxi", para el los Apodos o el uso de diminutivos era una forma de despreciar el nombre de la persona, no hace falta decir que siempre me llamo por mi nombre "Ana".
Aquello parecía una reunión de la Mafia los primeros cuatro minutos. El padre de Maxi, Adrian, bajaba junto a su hijo de su auto Mercedez Benz color negro y ambos se acercaban hasta el jardín delantero de mi casa donde mi padre, el Señor Jose Masaci, los recibía con un apretón de manos a ambos.
Luego de las formalidades, solíamos subir a mi habitación o ir al patio trasero Maxi y yo, mientras que los adultos hablaban de sus temas, y esta no fue una exepecion.
Corriendo por las escaleras llegamos al lugar de reunión. Cerramos la puerta y nos sentamos ambos en el suelo cruzados de piernas.
-¿Y que era eso tan importante de lo que querías hablar?-Dijo.
Estaba un poco inquieto, quizá nervioso, pero aguardo hasta que yo tragara aire y soltara la primera palabra.
-Maxi ¿te acordas de lo que dije acerca de la Zapatería?-las palabras salían de a poco, acompañándola con miradas, sentí como su inquietud aumentaba.
-¿Que descubriste que un cliente intento estafar a Don Esteban?
-Si, pero no.
En la planta baja se escucho la puerta de entrada cerrarse, la conversación entre los adultos había terminado, el padre de Maxi probablemente ya en su Mercedes rumbo a su departamento y el mío regresando al salón comedor para sentarse cómodamente a ver el partido de futbol, si es que no lo cancelaban por la posible tormenta.
-¿A que te referís con eso?
-No lo descubrí, yo lo vi Maxi, yo sabia que ese hombre lo había hecho.
-No te entiendo Ani.
Frene un momento, y acomodándome en el suelo pensé por un instante en  una forma de hacerlo comprender. Rápidamente una visión vino a mi acompañada de una gran idea.
-¿Tenes tu mochila por ahí verdad?-dije apresurada.
-Si, la deje arriba de tu cama, ¿por?
Le pedí que la agarrara y que la trajera sin mas explicaciones.
-Esta bien pone mucha atención, voy a decirte dos cosas acerca de tu mochila, que solo vos sabes.
-Pero si solo yo lo se, entonces ¿que vas a decir?
Chasquee los dedos afirmativamente. Ese era el punto de partida de lo que iba a ser la primer prueba.
-Esa es la pregunta que quería escuchar.-Volví a tomar aire, ya estaba lista para el espectáculo-Maxi yo se que cuando saliste de tu departamento con tu papa recordaste que tu mochila estaba en la cocina.
Maxi se quedo mudo. Como si tratara de recordar el suceso y comprobar que fuese cierto lo que había dicho.
-Si, casi la olvido en casa. ¿Pero como lo...
-Decime que hay adentro.
-Mis llaves y mi billetera para cuando vuelva caminando.
-Te equivocas.-Con la cabeza lo anime a abrir la mochila para que vea por sus propios ojos.-...No tenes ninguna llave, tu llavero se salió del agujero que tiene por ahí.-señale rápidamente la zona rota para guiarlo.
Vio el agujero sobre la parte trasera de su mochila, luego la abrio y comprobo que sus llaves no estaban. Depues de eso me devolvio la mirada de asombro.
En mi visión pude ver cada uno de los dos momentos, en ninguno de los dos Maxi se había percatado. Solía ser muy distraído.
-Tranquilo, se cayeron adentro del auto de tu papa. Cuando bajabas oíste un ruido de llaves, pero no quisiste parar a fijarte en que era porque estabas apurado, lo se.
-Lo supiste como con lo del cliente de la zapatería.- dejo su mochila a un lado.
-Si... Y ya hice intentos con otras personas, puedo visualizar sus recuerdos en mi mente. No se como describirlo pero puedo verlos.-Como con la agenda de Don Esteban, Maxi también había olvidado cosas, y al haberse percatado del hecho pero olvidarlo mas tarde o simplemente pasarlo por alto, yo pude saberlo.- ¿Te acordas de las voces?
-Las que escuchabas cuando éramos chicos... En el Jardin
-Si esas mismas. El tema es que ahora ya no las escucho. Pero si puedo hacer esto, es como ver a través tuyo Maxi.
No supo que responder, y quedo en silencio por lo que continue hablando.
-... cuando te vi llegar con la mochila pude ver en mi mente de forma clara, todo lo que te acabo de decir. Es como si lo imaginara, pero no es una imaginación, las cosas que veo son reales, las siento como vos las sentís.
-Mis pensamientos.-Dijo con voz apagada.
-... Tus recuerdos. Los recuerdos de cualquiera, pero solo los mas cercanos.
-¿Recuerdos recientes?
-Eso me parece. Hasta ahora no pude recordar nada mas lejano a un periodo de varios meses acerca de otra persona.

Hubo algo que esa tarde no revele a
Maxi.
Los recuerdos ajenos que podía visualizar en mi mente tenían que ser memorias, por asi decirlo "frescas", recuerdos cercanos de las personas que veia. Pero cuando trataba de visualizar mis propios recuerdos este limite no existía en absoluto.
Desde aquel día en la zapatería hasta hoy, pasaron siete años.
¿Que otra joven adulta puede recordar cada segundo de su pasado, incluso...cuando tan solo tenia un día de vida?
¿Sorprendente? Sin dudas lo es, pero mi pasado mantenía memorias que eran imposibles de visualizar a mis doce años.
"Uruk" el significado de esa palabra fue mas tarde la llave que me permitió conocer mi pasado desde su origen.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 15, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

HOLA ANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora