El sabor.

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Para ti la hipocresía es un defecto, pero para JongIn es su mayor virtud.

Cada noche se desvela para poder pensar cada tortura que hará al día siguiente, y cada mañana madruga para poder escoger a alguien para torturar ése día.

Su locura es su bien.

La tristeza y el odio hacía él alimentan su alma y lo llenan de ego.

La felicidad ajena le es repugnante cómo también se lo son todas las personas. Todos los seres vivos.

Puede sentir desde kilómetros el miedo hacía el, y lo excita provocando también más ansias por empezar a provocar dolor y aún más miedo.

La sensualidad que desprende es magnífica, y provoca que las víctimas caigan en sus ruines juegos.

Gana la confianza de la gente con palabras bonitas y luego les da una puñalada a la espalda, y no es broma.

Su egocentrismo es puro erotismo, y el olor a dolor lo vuelve loco.

Esa cara de sufrimiento, dolor y súplica lo llena de adrenalina y recorre su cuerpo llevándolo al éxtasis.

Y él deseo de matar la felicidad es insoportable, se ha vuelto su droga. Se ha vuelto adicto a la destrucción.

Sin pudor ríe a carcajadas y sonríe porque la muerte le encanta, y el encanta más cuando el la provoca; jugando con la vida de las personas.

Recordar la sangre ajena bañando su cuerpo; hace que su piel se ponga cómo gallina y empiece a temblar. ¡Ohhhh, que buen olor el de la sangre! ¡Que buen sabor!

El olor a carne humana putrefacta estabiliza su día, y lo llena de armonía.

El sabor de la carne humana es tan deliciosa que parece un pecado, ha caído hechizado.

Sus labios se entre abren, e inhala fuertemente. Ése es olor de su próxima víctima. Tan apetitoso. Comienza a morder sus labios de anticipación y va en busca de su presa con excitación.

Sus manos tiemblan, comienza sentir frío, o tal vez placer.

Y de nuevo con sus agradables halagos y la sonrisa más falsa que hayas visto en tú vida, consigue llevarse otra víctima a casa.

Los gritos de la víctima son cómo música relajante, y hacen que con la más tranquilidad y paciencia del mundo; escoja con cuál de su colección de juguetes torturará a su bella víctima.

Escoge una motosierra.

Antes de empezar a utilizar su juguete, utiliza lo que él llama como 'juegos previos' golpeando a la víctima a puño cerrado y sin pudor.

El sonido de la motosierra traspasando la piel y los huesos de la víctima y los gritos agonizantes hacen de esta experiencia, la más placentera que ha vivido. Y su estómago comienza a rugir.

Sonríe diabólicamente.

Y cuando hay completo silenció, cualquier sonido hace que se asuste, lo cual es ilógico porque hace unos minutos su cuerpo llegó al clímax escuchando la hermosa melodía de unos gritos y sollozos desgarradores de un joven de alrededor de 20 años al cuál lo bautizó cómo víctima #76.

El cuerpo de víctima #76 descansaba en pedazos en la nevera de esta persona junto con algunas sobras de anteriores víctimas, carnes frías y lácteos.

Entonces él prendió la computadora y entro a su blog personal dónde relató con lujo de detalles y lleno de placer; lo que hizo con su víctima, he incluso publicando algunas imágenes del resultado final.

Fue asqueroso, pero para él, fue una obra de arte.

Y antes de ir a dormir, empezó a planear que podría hacer con la víctima de mañana mientras fumaba un cigarrillo.

El sabor del placer » KaiSoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora