El placer.

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La sonrisa nadie se la podía quitar, se sentía satisfecho.

A pesar de estar esposado, y rodeado de gente haciéndole preguntas sobre sus víctimas; él tenía esa sensación de placer en su cuerpo que le había proporcionado su juego de la noche anterior.

El sólo repetía una y otra vez la escena que había hecho, recordando su cuerpo bañado en la sangre de víctima #76.

JongIn se había enterado de que su víctima era el hijo de un gran empresario en su país, por lo cual habían contratado a los mejores agentes para investigar qué había sucedido con el joven KyungSoo.

KyungSoo no era nada parecido a su padre, tenía una cara inocente y sentimientos puros. Tal vez por eso a JongIn le excitaba tanto el hecho de haber jugado con el cuerpo del pobre chico. Normalmente otras víctimas sabían que iban para sexo, (Que en realidad tampoco era para eso) pero aquel niñito no, era tan casto y angelical, incluso le había creído a JongIn que no estaban bebiendo alcohol, solo era una bebida de sabor fuerte, tenían muy sobre protegido a KyungSoo. Para cuando terminara con esta basura: trataría de intentarlo con niños también, se había dado cuenta que la inocencia lo ponía de una manera extrema.

El oficial formulaba sus preguntas, a JongIn sólo le causaba gracia, se notaba que el miedo y los nervios lo estaban matando poco a poco.

Y le encantaba, como siempre.

No había cura para su enfermedad.

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Habían suficientes pruebas para verificar que JongIn había asesinado alrededor de 30 jóvenes, también se habían enterado que después de matarlos de la manera más dolorosa y placentera: se comía los cuerpos. Ya todos sabían cuál sería la sanción de tal acto inhumano acto.

JongIn se volvía más loco aun, alegando que muchos de los 'testigos' eran padres de algunos de sus anteriores victimas a los cuales había ofrecido una cantidad absurda de dinero a cambio de sus hijos. Aún más hipocresía, hasta en supuesta gente afectada e inocente.

Estaba confirmado que no eran más de 30 cuerpos los que había asesinado, pero cada vez que le insistían a JongIn de confesar cuantos eran, el simplemente aumentaba de 10 en 10.

Estaba loco.

Su atractiva cara salía en la televisión y los periódicos. A pesar de estar tanto tiempo encerrado en un cuarto con personas tratando de hacerlo confesar, incluso si haber dormido; se veía malditamente guapo.

Estaba más que claro que estaba condenado a muerte, pero el padre de KyungSoo seguía insistiendo en que JongIn confesara, pero no lo hacía, y no quedaba más opción que rendirse y seguir con el espectáculo.

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A través del cristal, él podía ver a mucha gente, ninguna lloraba, más bien parecía una fiesta, el suponía que era la familia de muchos jóvenes que él había asesinado, así que les sonrió y les guiño un ojo. Ahora si lloraban. Perfecto.

Y respiro hondo, y recordó todos esos hermosos gritos de las víctimas que sabían que morirían, habían dado, también recordó el sabor tan delicioso y diferente de la carne humana cruda llenando su boca y haciéndolo sentir lleno y pleno, en especial, el del bello KyungSoo, con el cual pronto se encontraría en la muerte.

Cerró los ojos y disfrutó tanto de su muerte cómo cuando disfrutaba de la muerte de los demás.

Una placentera vida.
No se arrepentía de nada.

El sabor del placer » KaiSoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora