2. Añil

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   Hace un tiempo ya que vio a Plutón, tanto que le ha servido para pensar <¿Por qué si el Sol hace tanto daño algunos luchan por él ? Tiene que tener algo que consiga que otros den su vida por la estrella, algo que haga superar el dolor y que Plutón no lo tenga en su conocimiento.> Se ha decidido, no parará hasta llegar al tercer planeta, nadie le hará cambiar de opinión. Ni siquiera lo llantos que escucha.

-¿Llantos? ¿Quién llora?- Nervioso comienza ha buscar algo fuera de la monotonía del espacio y sus pinceladas de estrellas.

Una mancha azul, mucho más grande que Plutón, se encuentra en la distancia. Es él quien llora, otro planeta, pero este es muy distinto. Solo verlo da frío y sus manchas blancas parecen congelar.

-¡Hola! ¿Qué tal amigo? - El asteroide esta dispuesto ha empezar la conversación pero la añil mancha sigue llorando, ignorándolo.- Bueno supongo que mal... ¿Es por el Sol? ¿Te ha hecho daño?

-No...es la distancia...estoy tan lejos que me falta su calor, pero sé que algún día vendrá.- Continúa llorando.

- ¿Pero no crees que es malvado?.- Se queda confuso al ver que la culpa no parece ser del Sol.

-¡NO! Es todo bondad, intenta enviarme sus rayos cuando puede. Pero no son suficientes.- Sigue llorando, pero se interrumpe.- ¡Pero no es su culpa! ¡Es culpa del espacio que nos separa!

El asteroide sabe que si el planeta sigue llorando no podrá mantener un diálogo productivo. El Sol no deja de arrastrarle, por tanto sus conversaciones deben ser rápidas o pasará de largo sin encontrar respuestas. En este momento recuerda a su amigo, el otro asteroide, y con un intento desesperado de cambiar de tema y que así su lamento cese le pregunta su nombre.

-Neptuno.- A conseguido que solo se le escuche gimotear , pero aun así hasta el gélido espacio siente frío. El asteroide piensa como seguir la conversación sobre el Sol sin que vuelva ha llorar, pero no se da cuenta y mientras lo hace ha dejado que el espacio tome la iniciativa. El silencio de su oscuridad vuelve y Neptuno decide seguir.- Por supuesto tu también me dirás que no te sorprende tanto verme porque ya has visto otro planeta.

-Pues realmente...- Es interrumpido por las nuevas palabras de Neptuno, que han pasado de compararse con un chaparrón triste a asemejarse a una tempestad furiosa.

-¡Pues Plutón no es un planeta! ¡Siempre igual! Se cree uno de nosotros y no lo es. Los planetas deben estar con el Sol, no tratando de huir de él... bueno ¿Y que me dices de su tamaño?- Una risa, corta y malvada, sale de sus azules más oscuros. - Pero vamos, que mejor para nosotros, los verdaderos planetas. A muchos nos avaloró su huida, una piedra menos con la que competir.

Irritar una roca viajera puede provocar que se convierta en una bala; capaz de dirigirse contra quien sea si la furia la dispara. Y no hay nada que enerve más al asteroide que la idea de que su tiempo para resolver preguntas se pierde, y todo por culpa de Neptuno con su aparente habilidad de irse por las ramas. No quiere saber nada sobre las relaciones entre los planetas, ya que, como acaba de oír, algunos se toman la conquista de la atención del Sol como una competición. Normalmente, piensa, los que compiten por algo sienten envidia de sus rivales por lo que generan tirria y desprecio contra aquel que este en su camino.

- Plutón no huyó del Sol, sino del dolor que le provocaba, y para ello tuvo que alejarse.- Ni siquiera el cosmos, en ninguno de sus rincones, ha escuchado palabras tan serias que gritasen justicia por un amigo. Neptuno calla como si los pilares de sus argumentos se estuviesen derribando uno a uno por cada letra que pronuncia el asteroide.- Hablo contigo para saber cosas acerca del Sol, porque sus brazos me arrastran y no sé cual es el destino al que él me lleva. Evidentemente tu no me dirás mi futuro, pero tu opinión puede ayudarme a decantarme por otros caminos, cambiando así mi destino. Entonces...- Hace una pausa y piensa en la misma pregunta que le hizo a Plutón.- ... ¿Crees que estoy destinado a sufrir daño?

Ni un chaparrón triste, ni una tempestad furiosa, ni siquiera una brisa que susurre tranquilidad. Neptuno es hielo ahora, y no por el frío que contiene debido a la ausencia del Sol, sino por su presencia; no muestra ninguna actividad, al igual que la partículas del hielo. Trataba de hacer cambiar de opinión al asteroide sobre Plutón con argumentos sólidos, pero eran demasiado blandos. El asteroide ha lanzado un martillo derribando todos sus esquemas.

-No... no lo creo...- Ahora sí se siente la brisa tranquila que buscaba desde el principio el viajero.- Muchos planetas que están cerca del Sol no sienten el dolor que dice Plutón, todo lo contrario, están felices por estar allí. Aunque es cierto que eres mucho más pequeño que nosotros, así que puede que sea mejor que te mantengas lejos.

-En eso coincides con Plutón, me recomendó que me quedase en algún planeta alejado del Sol para ser uno de sus satélites.

-¡Quédate conmigo! Has conseguido que mis problemas se pongan a un lado y deje de llorar para hablar contigo, me vendría bien algo de distracción.

Es cierto, Neptuno ha dejado de llorar gracias a su conversación y ahora, aunque sus azules siguen siendo los mismos, parecen que trasmiten felicidad y aparenta ser una compañía cálida. Pero el asteroide no puede dejar de lado su objetivo y sus deseos, aun necesita respuestas y hablar con aquellos que son capaces de, con solo su voz, transmitirle temblor o frío en sus rocas.

-Lo siento, pero necesito seguir mi camino. Aunque antes, y volviendo al tema de Plutón, tengo que darte mi opinión y espero hacerte cambiar de idea.

"Algunos soportáis más y otros menos, pero no olvides que todos sufrís al aguantar cosas. Tu soportas mucho la distancia, aguantas con su poco calor, pero tu también sufres. Tu remedio al sufrimiento es mantener la esperanza de que se encontraréis en algún momento, que esto solo es un intermedio. Tal vez si el Sol viene como tu quieres, al estar tanto tiempo sin su calor, sus rayos te abruman y necesitas la distancia que tenias. Y esperemos que no seas juzgado como tu lo has hecho con Plutón."

Antes destrozo sus corruptos pilares que sostenían una idea errónea sobre Plutón, pero ahora le está dando un martillo y un cincel para que los reconstruya. Esta vez sostendrán una idea más abierta y afectuosa.

- Tienes un gran talento escondido bajo tu pequeña silueta, haces mejor a otros solo con palabras, es admirable. Es cierto, en un futuro podría necesitar la misma distancia que Plutón. No debo criticar su forma de hacer las cosas porque posiblemente esa sea mi salvación.- Sus manchas se mueven veloces, como si algo cambiara en su interior.- Creo que ahora no siento ni odio ni tristeza, y gracias a ti. Ahora no ansío la llegada del sol, sino que la espero, y no odio a Plutón, sino que ahora lo respeto y compadezco.

Agradecimientos mutuos; uno por responder sus preguntas y otro por hacerle ver su vida mejor que antes. El asteroide se siente orgulloso con la conversación que ha tenido con Neptuno, ha conseguido sacar respuestas y ayudar con ella. Pero llegan pensamientos nuevos a su mente, <Me acerco a otro planeta, ¿Será aún más grande o pequeño? ¿A qué problemas tendré que enfrentarme para resolver mis preguntas?...>

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2016 ⏰

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