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Sábado, 15 de julio de 2016.

Daniela había decidido ir a la vas a de su abuela a pasar la tarde ahí y tomar un te con ella como todos los sabados. Quería disfrutarla al maximo, y aprovechaba ya que sólo le quedaba a tres cuadras de su casa.

Luego de pasar una adorable tarde con su abuela Estela,volvió a su casa caminando porque la abuela se preocupaba de que ya estaba anocheciendo. Eran las 8 de la tarde.

Entonces partió.

Estaba caminando por la vereda que se veía muy desolada, cuando de repente escuchó unos gritos que al parecer venían de un hombre y ella logró divisar que estaba arrodillado y a otro humano parado. Daniela, asustada, se escondió atrás de una camioneta negra que estaba estacionada y observó la escena que se le presentaba ante sus ojos.

-Imbécil, te dije que esto sucedería si no hacías lo que te pedí.-dijo el hombre que parecía de unos 35 años.

-Por favor te lo ruego, dame más tiempo, sólo un día más! -dijo el tipo de rodillas.

Daniela los miraba y veía la cara de enojo del hombre que...TENIA UN ARMA.

-Tu tiempo ha acabado.- dijo en tono seco.

-Por favor, por favor!!! No me mates, tengo una familia!

Fue ahí cuando sin querer, Daniela pego un pequeño grito.

El señor que tenía el arma y estaba apuntando a "la victima", escuchó y empezó a mirar para sus costados hasta que vio una sombra proyectada en el piso.

-¡hey ! ¿Quien esta ahí?

Daniela no sabía en donde meterse y unas lágrimas empezaron a brotar desde sus ojos y se acurruco. El señor con el arma se le acercó y maldijo.

La niña no podía mirarlo pero el señor la agarró de la campera que tenía y ella empezó a llorar con más fuerza, hasta que lo vio a los ojos. Al instante corrió la vista y vio al otro hombre arrodillado, llorando también, con sus manos atadas.

-Por favor no me haga nada- le pidió Daniela.

-Pendeja malcriada, tenías que aparecer eh? Maldita.

-Lo siento por favor déjeme ir-dijo llorando.

-has visto y oído todo, ya me viste a mi, tendré que matarte a ti tambien...

-NOO, por favor, le juro que me voy y no digo nada ¡por favor, por favor!- dijo medio gritando.

-MIERDA! Callate.

Daniela sollozaba.

-Te voy a dejar ir pero no quiero problemas, me escuchaste? Llego a escuchar algún móvil que se acerque y juro que me vengare, ¿entendiste niña? ¡¡¡NO VAS A DECIR NADA!!!

-esta bien, déjeme ir- le respondió Dani.

Entonces la dejó ir, ella empezó a correr hasta su casa, lloriqueando y mordiendose los labios de tal manera que sentía el sabor de la sangre, pero nada le importaba, sólo quería correr hasta llegar a su casa con sus padres.

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora