*continuación del capítulo anterior*
Subimos al auto, y todo el camino a casa fue callado. Nadie dijo una sola palabra, ninguno de los dos tenía intención de hacerlo.
Louis estacionó el auto, y me bajé rápido. Abrí la puerta del apartamento y me dirigí sin más a la habitación a empacar mis cosas.
"¿A dónde vas?" Dijo Louis recargado en el marco de la puerta.
"¿Acaso te importa?" Dije con la mirada hacia la maleta que estaba haciendo.
"Claro que me importa, Harry." Dijo intentando pasar a la habitación, pero por supuesto que lo evité.
"Atrévete a dar un paso más, Louis, y te juro que me largo para siempre de tu vida." Dije con lágrimas en los ojos.
Intenté seguir empacando, pero las lágrimas no me lo hacían fácil. Se veía borroso, y era algo molesto.
Intenté limpiar mis ojos con el brazo, pero eso sólo ocasionó un fuerte dolor, pues no me había percatado que tenía moretones por todos lados por la escena que Louis montó hace unos minutos.
"H-Harry... Y-yo... Lo lamento, de verdad lo siento" y ahí estaba el Louis de siempre, disculpándose por obligación. "No... No debí hacerte eso..." Intentaba perdonarse pero lo interrumpí.
"Por supuesto que no debiste, idiota." Le dije ya llorando descontroladamente. "¿No te cansas? ... ¿No te cansas nunca de hacerme maldito daño, Louis?"
Louis agachó la mirada a sus pies, y notablemente la tristeza también comenzó a invadir sus mejillas.
No nos dimos cuenta de cuándo empezó todo esto, pero los dos nos estábamos ahogando en nuestro propio mar de lagrimas, y parecíamos ignorarlo.
"¡¡¡Contéstame, hombre!!! Si tan macho te crees para lastimarme por qué no te atreves a siquiera responderme, eh." Yo estaba furioso, y lastimado a la vez. Más lastimado qué otra cosa, pero también estaba que echaba fuego por la boca.
"Harry... Lo lamento. Yo... Es que tengo miedo. Tuve, tengo, y tendré miedo de perderte." Dijo secándose las lágrimas con las palmas de sus manos. "Reaccioné mal, por supuesto que lo sé. Soy una mierda de persona, eso también lo sé. Pero, Harry... nadie te amará como yo lo hago. Y eso se lo puedo jurar a dios en persona."
"Estupideces, eso es lo único que dices." Me digné a verlo por primera vez en toda esta platica. "¿Acaso alguien te dijo que el amor se manifiesta con dolor, Louis? Porque si es así, deberías ir a terapia."
"No digas eso, Harry... ¡No vuelvas a decir eso en tu vida! No frente a mí..." Comenzó a gritar. Pareciera que se estaba volviendo loco. "No frente a mí, Hazz."
"L-Louis, ¿todo... Todo está bien?" Mierda, creo que acabo de meter la pata.
"Harry... Creo... Creo que es tiempo que lo sepas."
"¿De qué hablas? Yo sé todo de ti, ¿no es así."
"No. No todo." Louis esbozó una sonrisa rota, y comenzó a jugar con sus dedos. "¿Pu... Puedo acercarme?"
"Sí, Louis. Puedes acercarte."
"Bien... Harry. Lo que voy a contarte es algo más que una simple historia. Esto... Esto que te voy a contar es una parte de mi vida que nadie sabe, y que prefiero guardarla en secreto." Se sentó en la cama con las piernas en un moño, y suspiró. "Cuando yo tenía 3 años mis padres se separaron. Eso tú ya lo sabías.
Cuando yo tenía 10, mamá se casó con un hombre de mucho dinero, que la hizo creer que él podía bajarle la luna y las estrellas."
"Yo... Yo ya sé eso. F-fuimos a la boda juntos, ¿recuerdas?" Dije melancólico recordando aquél día. "Invitaste a los chicos, pero sólo fuimos Niall y yo, pues los demás estaban ocupados. Éramos muy pequeños, no sé cómo puedo recordarlo." Reí despacio, y él se sumó.
"La verdadera pregunta es, cómo no poder recordarlo. Ese día fue muy divertido." Dijo Louis algo divertido, pero luego volvió a su estado serio. "Ese día fue el principio de la vida más mierda que te podrás imaginar."
"Los primeros meses, Mark (el esposo de mi madre) era un sol con todos nosotros. A mis hermanas las llevaba a comprar ropa todos los fines de semana, a mi madre le llevaba rosas todos los días sin falta, y a mí me llevaba seguido al estadio a ver a los Doncaster Rovers jugar. Pero con el tiempo, la verdad siempre sale a flote.
Mark llegaba diario a la casa borracho, a veces incluso drogado. Siempre que pasaba eso, mamá nos mandaba a nuestras habitaciones, y nos prohibía salir. Siempre decía que lo "tenía bajo control" pero no era cierto.
Ella siempre terminaba sangrando, pues el bastardo de mi padrastro la golpeaba en su estado de ebriedad.
Un día como todos esos, Mark llegó borracho a más no poder, y mandó a mi madre al hospital de tan fuerte que la había golpeado.
Yo tenía 11 años en ese entonces. No entendía una mierda de lo que pasaba, hasta que entendí que este hombre que se hacía llamar mi estúpido "padre", llegaba con marcas de labial en la camisa, y el cabello alborotado, y esto ocasionaba que mamá y él pelearán hasta llegar a los encuentros físicos.
Esto seguía pasando hasta que cumplí 15 años. Justo ese día. 24 de diciembre.
Toda mi familia se reunió en nuestra casa para celebrar la Navidad, y mi cumpleaños.
Al terminar la noche, cuando todos ya se habían retirado, Mark llegó a casa pues no había estado esa noche con nosotros, ya que decidió "pasar este día especial con su familia", cosa que era mentira pues su familia era de Australia, y en ese entonces vivíamos en Doncaster, Inglaterra.
El estaba borracho, cosa que era de esperarse. Llevaba la camisa a medio abrochar, y olía femenino.
Mamá comenzó a discutir con él mientras yo llevaba a mis hermanas a sus cuartos.
Cuando bajé, mamá estaba en el suelo, y Mark estaba riéndose de ella a carcajadas. Fue ahí cuando me di cuenta que no podía dejar que eso pasara.
Me acerqué a él, y con toda la fuerza que pude juntar lo golpeé directo en la nariz. Cosa que no fue la mejor idea, pues terminé desmayado en la alfombra de la sala.
Me ausenté de la escuela una semana entera, pues no podía caminar. Y cuando volví, tú me recibiste como si no me hubieras visto en meses... Me preguntaste que me había pasado en la cara y..."
"Dijiste que te habían asaltado..." Dije con lágrimas en los ojos, interrumpiéndole.
