-Cuidate mucho, hija. -Pronunció mi madre.
-Lo haré madre, nos veremos pronto.
Abordé aquel avión dejando atrás mi adorado Seattle, mi familia y amigos. Pero valía la pena, aquella oferta de trabajo en Los Ángeles era una gran oportunidad que no podía desperdiciar. Estaba consciente que sería difícil los primeros días, pero tendría que acostumbrarme, y lo mas importante, tenía que buscar un buen lugar para dormir. Después de unas horas, el avión ya había aterrizado, estaba nerviosa por pisar esa enorme ciudad, tenía un miedo absurdo a perderme. Todo iba bien al bajar del avión, admire cada detalle que mis ojos podían captar, esa ciudad era bellísima. De pronto, tropecé con una chica y ambas caímos al suelo.
-¡Ay! -Pronunció aquella chica rubia tirada en el suelo.
-Lo lamento, no te vi. -Me disculpé a la par que me levantaba y ayudaba a ella a levantarse.- ¿Estas bien?
-Si, no te preocupes, ¿tu estas bien?
-Si. Oye, en verdad lo lamento.
-Descuida. -Respondió riendo.- Soy Susan Coletti.
-Rose Williams, un gusto. -Estreche su mano.
-El gusto es mio, Rose. -Dijo correspondiendo a mi gesto.- ¿Eres nueva en la ciudad?
-Si. -Suspiró.- ¿Conoces un buen hotel?
-Pues la verdad, yo también soy nueva aquí, pero me quedaré con mi hermano. ¿Quieres pasar la noche con nosotros? -Sonrió.
-No quisiera molestar.
-Oh no, claro que no. Anda, vamos. -Insistió. No sabia si era prudente aceptar la oferta de una desconocida, pero la noche caería pronto y no tenia un lugar donde dormir.
-De acuerdo. -Sonreí.- Te lo agradezco, eres muy amable.
-No agradezcas. Sabes, me agradas. -Pronunció a la vez que comenzamos a caminar.
-Lo mismo digo, Susan. -Sonreí.-----
-Samantha -Me arrodille ante ella.-, ¿quieres casarte conmigo?
-Jeffrey, yo... ¡Claro que quiero! -Me abrazó.
-Este es el tercer día mas feliz de mi vida. -Dije poniéndole el anillo.
-¿Tercer? -Frunció el ceño mostrando una media sonrisa.
-El segundo será el día de nuestra boda, y el primero será cuando nazca nuestro futuro hijo. -Sonreí.
-Te amo, te amo demasiado. -Me besó.
-Y yo a ti, Sam. -La abracé.- Ven, hay que hacerlo público.
La tomé de la mano y entramos de nuevo al salón donde aquella fiesta estaba dándose a cabo. Personas distinguidas, champaña y música clásica inundaban el lugar. Tomé una copa y la hice sonar con un cubierto de plata.
-Su atención, por favor. Mi hijo tiene algo que decir. -Pronunció mi padre.
-Gracias, papá. -Le sonreí.- Quiero aprovechar esta velada para anunciar mi compromiso con la bellísima Samantha Holmes. -Pronuncié tomando su mano.
-¡En hora buena! Al fin mi hijo se compromete con tan hermosa señorita. ¡Felicidades! -Se acercó mi padre a abrazarme.-
-Gracias, Sr. Isbell. -Pronunció Samantha
-¡Hija! -Se acercó su padre.- ¡Felicidades! ¿Y ya pusieron fecha para la boda?
-No, aun no. -Me apresure a decir.
-¿Que te parece el próximo año, mi amor? -Cuestionó.- Quisiera terminar mi carrera primero.
-Esta perfecto, cariño. -La abracé.
-¡Hombre! La carrera no tiene nada que ver con la boda. Se casan en cinco meses y punto. -Ordenó mi padre, a lo que Sam rió.- Escuchenme todos, habrá boda en cinco meses. Mi hijo y su futura esposa se van a casar. -Anunció mi padre a todas las personas en salón, quienes reaccionaron con sonoros aplausos.-----
-¿Y que tal si no le agrado a tu hermano? -Pregunté preocupada.
-No te preocupes, estoy completamente seguro de que le vas a agradar mucho, te amará. -Sonrió.- Aquí es.
-Es muy bonita. -Dije admirando la casa de dos pisos rodeada de un hermoso jardín.
Susan llamó a la puerta de madera e inmediatamente esta se abrió, permitiéndome ver a un chico rubio, muy apuesto. Estos se abrazaron a la par que sonreían, parecía que no se habían visto desde hacía mucho tiempo.
-Michael, ella es Rose Williams, una amiga mía. -Pronunció Susan.
-Mucho gusto, Rose. Soy Michael Coletti. -Estrechó mi mano.
-El gusto es mio, Michael. -Sonreí.
-Mike, Rose es nueva en la ciudad y no tiene un lugar donde quedarse. Así que se me ocurrió que tal vez ella podría...
-Claro, hermanita. -Respondió Michael rápidamente.- Adelante, pasen. Rose, puedes quedarte el tiempo que quieras, iré a preparar tu habitación. -Dijo entusiasmado subiendo rápidamente las escaleras.
-Tu hermano es muy amable. -Sonreí.
-Muy propio de él, siempre te saca la mejor de las sonrisas si estas triste y te ayuda aunque no se lo pidas. Es una de las mejores personas que conozco. -Comentó sentándose en el sofá.
-Se ve que lo quieres mucho. -La imité.
-Si, hace mas de cinco años que no nos veíamos.
-Vaya. Eso explica el abrazó meloso de allá afuera. -Comenté riendo un poco, a lo que ella se unió.
-Él es así, tierno a mas no poder. Si hay algo que odias, él lo hace tierno en un segundo. -Dijo riendo.
-Parece ser que tu hermano en una persona maravillosa.
-Y también un excelente partido. -Comentó, a lo que yo fruncí el ceño y sonreí de lado.
-Volví, chicas. -Anunció Michael bajando las escaleras.- ¿Tienen hambre?
-Yo paso, estoy muy cansada. Iré a mi habitación, hasta mañana. -Pronunció Susan.
-¿Que tal tu, Rose? ¿Me acompañas a cenar?
-Claro, Michael. -Respondí amablemente.
-Genial, ¿te parece una pizza? -Preguntó tomando el teléfono.
-Perfecto, me encanta la pizza. -Sonreí.
-Que bueno, porqué iba a ordenar pizza de todos modos. -Sonrió, y no pude evitar soltar una risita. Susan tenia razón, él era muy tierno, además de que tenia una bonita sonrisa.-----
-Buenos días, Sr. Isbell. -Saludó.
-Buenos días, Maggie. ¿La arquitecta que contrate para el nuevo proyecto ya esta aquí? -Dije caminando hacia mi oficina.
-Si, señor.
-Digale que venga a mi oficina, por favor. Necesito hablar con ella.
-Enseguida, señor. -Esta abandono la oficina.
No pasó mucho tiempo para que una hermosa joven se hiciera presente, dejandome perplejo ante su belleza. Llevaba un hermoso vestido que dejaba al descubierto sus hombros y que a la vez resaltaba su preciosa figura.Primer capítulo de esta linda historia :3 Dejen sus comentarios ^-^ <3
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Dulce Tentación // Izzy Stradlin
Fanfiction-Esto esta mal. -Pronunció Rose. -No, no es verdad. Nos queremos. -Objetó Jeffrey. -Pero tu prometida esta esperando por ti en casa, y nosotros acabamos de... -Eso no importa. -La interrumpió.- Ella no tiene por que enterarse. -Entonces, ¿que es est...