Anthony miraba por la ventana de aquel desolado edificio, su torre, que ahora parecía ser lo único que le pertenecía; sin mencionar su basta fortuna y el hecho de que era un super héroe reconocido gracias al haber aceptado los términos impuesto por los gobiernos de todo el mundo. No, había algo más que le pertenecía de una manera que lo hacía auto-destruirse. El dolor, el dolor que mantenía desde su último encuentro con Rogers, y no hablaba de las enormes contusiones que habían sido el último recuerdo que se había atrevido a dejarle Steve, aquel terminal momento compartido justo antes de ver como se marchaba junto a quien había dicho era su amigo.
—¿Entonces... qué sucedió con nosotros? ¿Qué era yo? —Se preguntó. Tony seguía pensando en lo ocurrido, el amargo sabor que tenía en su boca al sentirse traicionado por aquel que concideraba uno de sus más leales amigos y no es que tuviera muchos que mencionar, después de todos, a los que había considerado realmente eran contado con los dedos de sus manos—. ¿Cómo se supone que debo tomar todo esto? —Su puño se apretó en el vaso de Whisky que bebía como si su fuerza se acumulara en aquella zona.
El hecho de que el Capitán América hubiera elegido a ese hombre le hacía hervir la sangre, porque no lo había elegido a él. Había elegido a otro sobre su persona. El soldado del invierno había asesinado a su padre y a quien el rubio consideraba un gran amigo ¿Cómo podía perdonarlo así de fácil? ¿Cómo era posible que fuera tan imbécil? ¿Cómo perdonar a un asesino?
—. Eres un maldito idiota... —sus dientes crujieron, seguramente estaría lo suficientemente ebrio como para llegar a hablar consigo como un loco, como si el super soldado pudiera escuchar sus reclamos y le enfierecía que en vez de estar con un montón de mujeres como solía estar meses atrás ahora estuviera en aquella realidad, lamentándose por alguien que siempre lo desecharía por su pasado, un pasado que había terminado. Un hombre que jamás sería capaz de avanzar, y de tomar lo que él entregaba—. Vete a la mierda, maldito Rogers. —Grito mientras el vaso que hace poco había estado en su boca se plantaba en la pared destrozándose en el acto. Una mueca de molestia por su propia reacción apareció en sus labios «Patético» recrimino antes de posar su cabeza en el respaldo de su lujoso sofá del más fino material y sus ojos se posaran en el techo de la habitación.
Imagenes vinieron a su mente, ¿Por qué Steve Rogers causaba aquello en alguien como él? ¿Por qué no podía controlarse? ¿Por qué se frustraba tanto? era fácil, todo era culpa de su maldito padre y aquella ofuscación sobre el Capitán. Desde que era un niño siempre le había hablado del Capitán América, siempre había estado en su vida de una u otra forma. Recordaba las historias que su padre le contaba cuando en aquel entonces el apenas solo era un niño de seis años y como hablaba aquellas maravillas del hombre, como le decía que debería de ser como el gran Steve Rogers que entrego su vida para salvar a su nación. Recordaba como disfrutaba fingir que era el capitán América y destruía a todos aquellos monstruos que pensaban se escondían bajo su cama. Incluso en su adolescencia había sido alguien influyente en su vida. Era su fans, su más grande admirador antes de conocerlo e incluso conociéndolo aunque no lo mencionara sentía aquel respecto por el hombre. Tal vez su padre le había contagiado aquella maldita obsesión por el super soldado, tal vez, era la única manera en que sentía a su padre cerca cuando había dejado de estar presente en su vida y ahora que estaba muerto. Y Todo fue peor cuando lo conoció. La primera vez que sus ojos conectaron cuando Steve había abierto sus ojos después de que lo descongelaron, cuando todos pensaron que había muerto sin que nadie lo pudiera comprobar. Tony, jamás podría admitirlo frente a nadie y menos frente a Rogers, pero aquella vez sintió emoción, sintió que había encontrado algo que necesitaba, que le pertenecía desde siempre.
Discusiones y peleas absurdas, como a este le molestaba su manera de ser tan imprudente y arrogante mientras el millonario aprovechaba de burlarse del hombre solo para llamar su atención. Pero pese a todo, Steve siempre había dicho algo que hacía que su propia persona se sintiera especial «Tu eres lo más grande que ha creado Howard» desde siempre había querido que su padre se sintiera orgullo de él, incluso muerto, y aquel fósil encontrado en el hielo había sido quien le había mencionado las palabras que siempre había querido oír. Unas pequeñas y traicioneras lagrimas salieron de sus ojos mientras recordaba la carta que había enviado aquel que había sido un icono de su vida, sus palabras y sus recuerdos se mezclaban. La admiración que había sentido por Steve de niño y el amor que había ido creando desde que se conocieron y también la formación de los avengers eran un revoltijo en su interior. Jamás podría odiar a aquel hombre, pero ¿Qué se suponía que debía hacer? No podía complacerlo. El deseaba que compartiera relación con el hombre que asesino a su padre, y Tony sabía que jamás podría cruzar esa linea, ni si quiera por Steve.
—Lo siento... —murmuró para si mismo. Bien sabía que Steve no era el culpable, sabía que Bucky no actuaba por voluntad propia, pero jamás podría perdonar a esas manos que le arrebataron parte importante de él, y ahora lo volvía a dejar solo—. Supongo que tenías razón, soy alguien que solo piensa en si mismo...
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¿Qué debería hacer? (Stony)
FanfictionTony se pregunta porque el capitán américa lo afecta a tal magnitud. No esta acostumbrado a tal sentimiento, pero desde que Steve se fue junto a Bucky no puede evitar sentirse dolido por todo lo que compartieron.