DANGEROUS LOVE.

Capitulo 1: "18"

Me duele la cabeza y estoy demasiado mareada. No recuerdo nada de lo que paso, ni siquiera sé dónde me encuentro en este momento. Hago un intento de abrir los ojos, pero no lo consigo. Tomo un largo suspiro y trato de sentarme, abro lentamente los ojos. Al ver mi piso dado vuelta, con vasos tirados, luces por todos lados, recordé todo, mi fiesta de 18. Fui caminando y recogiendo cosas mientras esquivaba a gente tirada en el suelo durmiendo, o al menos eso espero que estén haciendo. Cuando termine con todo, habrá pasado tan solo una hora, todos ya se estaban yendo. Me dispuse a buscar a mi novio por algún lado, así que me dirigí a mi cuarto, y ahí estaba ya despierto por irse. Me lo quede mirando un rato mientras se arreglaba, pelo largo pero adecuado, sonrisa brillante y ojos café, qué más puedo pedir de Alex. Me dio un menesteroso beso, y se fue como la luz. Tome una bocanada de aire bastante larga y suspire, agarre mi celular y tenía 4 mensajes de mi madre:

"Hija, espero que la estés pasando de maravilla"- 2:30

"Quería decirte que ha llamado tu padre"- 2:32

"Vendrá mañana con tu hermano..."-2:34

"Estaría bien que pasaras por casa para verlos, y bueno visitarme a mí también"- 2:36

"Te quiero"- 2:37

Oh no, mi padre. Hace medio año que no viene aquí. Es el típico padre que cree tener 20 años, y comprendo que mi mama haya tomado la decisión de dejarlo. Ambas sabíamos toda clase de infidelidad que cometió, ya no era una relación sana. Thomas se fue con él, no hemos hablado mucho el último tiempo, me hará bien una conversación de hermanos con él. Después de todo tiene 18, podemos hablar con confianza. Pero sinceramente no me emociona nada que mi papa venga de visita, él y yo no tenemos una relación demasiado buena. Quizás deberíamos haber pasado más tiempo juntos, pero vamos, cree que tiene mi edad y nunca pude tomarlo en serio. Mi madre se ha ocupado de todo, tanto de mi hermano como a mí. Pero es mi padre y no por eso no voy a quererle. Son las 3 de la tarde y no sé qué hacer. Estoy en el medio de mi habitación pensado en la nada. Quisiera salir con Alex, pero como siempre está trabajando, creo que debería descansar un poco ese chico, trabaja mucho. Me dispongo a dar una vuelta con Orejas, mi perro. Salgo de mi departamento y observo un camión de mudanzas, del baja un muchacho alto, pelo castaño, ojos verdes que intimidan, y una sonrisa que te deja ciega. Cruzamos miradas por un segundo, sonreí amablemente y seguí mi camino hasta el parque. Mientras, pensaba que ya en dos meses empiezo la universidad. Voy a seguir periodismo, lo ame toda mi vida. Voy a mudarme a Seattle para estudiar allí. Aquí en Georgia no hay buenas universidades la verdad. Sin darme cuenta ya eran las 7 de la tarde. Regrese dando zancadas, y para mi sorpresa el camión seguía allí, pero gracias a Dios el chico no se encontraba, no quería cruzar miradas de vuelta. Entre a mi piso, y me tire al sillón. No me di cuenta de lo cansaba que estaba. Decidí no cenar, así que coloque mi alarma a las 9 para poder ir a lo de mi madre temprano. Me desvestí y me puse una remera que le saque a Alex, me gusta ponérmela cuando no se queda a dormir, así siento que esta. Apoye la cabeza en la almohada y caí en un sueño profundo.

Siento un horrible ruido chillón, pero esta vez no era mi alarma como siempre, era Orejas ladrando. Atrás de sus ladridos se escucha el timbre, me pare enseguida, podría ser Alex. Fui descuidada y abrí la puerta sin preguntar quién era, y quede helada cuando observe al morocho de ojos verdes en frente mío mirándome con cara de sorprendido. Y fue ahí cuando me di cuenta que lo único que me cubría era la remera de Alex, enrojecí al igual que él y trate de estirar la remera para abajo. Sonrió al ver mi expresión.

-Disculpa por interrumpirte la mañana- Dijo entre risas.

-Oh no, tenía que levantarme igual. ¿Necesitas algo?-. Dije algo dormida.