1-Reencuentro.

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Un espléndido sol brillaba aquel día en el cielo azul de París. Los cálidos rayos de éste se reflejaban en el escaparate de la conocida panadería. Por él, también se podían observar verdes y frondosos árboles en la acera. Y de vez en cuando, algún nítido canto de un pequeño pájaro se dejaba escuchar.

La joven chica se encontraba sacando del horno unas galletitas recién hechas. Las puso en la mesa y sonrió levemente. Cogió la manga pastelera y las adornó con espirales de chocolate blanco. En unos minutos, acabaron expuestas en una vidriera de cristal, cerca del mostrador.

Alguien entró, ya que la campanilla de la puerta hizo un agradable sonido.

-¡Buenos días, Marinette!-saludó una joven mujer, sonrío avergonzada:-¿Podrías ponerme unas cuantas galletas? Tengo mucho trabajo y se me ha olvidado hacerle el desayuno a Manon...

-¡Tranquila!-la interrumpió la nombrada sonriendo. Cogió una bolsita apartada en una esquina del mostrador y se la tendió. Tenía unas cuantas galletas dentro y estaba adornada por un bonito lazo rojo.

-¡Ay, gracias!-suspiró aliviada la mujer. Unos segundos después, Marinette volvió a quedarse sola.

Siguió trabajando casi toda la mañana. Cuando estaba limpiando el cristal del escaparate, se fijó en su reflejo en éste. Su pelo azabache con reflejos azules, estaba recogido en un simple moño que dejaba caer algunos mechones. Sus ojos azul cielo parecían normales, pero si te fijabas bien, unas pequeñas ojeras comenzaban a formarse debajo de ellos.

Suspiró y siguió en lo suyo. Pasaron unas cuantas horas tranquilas hasta que la campanilla volvió a sonar.

-¿Se puede?-preguntó una voz que se escuchó un poco nítida. Marinette se sobresaltó, ya que estaba moviendo unas cajas pesadas.

-¡Sí, un momento!-exclamó agobiada. Cogió las cajas y las llevó al mostrador, eran tan grandes que no le dejaban ver al cliente. Intentó apartarlas torpemente, cuando creía haberlo conseguido, se cayeron como piezas de dominó.

-¡Agh, no!-bufó frustrada. Para su sorpresa la otra persona no se movió. Subió la mirada, indignada e iba a reprocharle el no haberle ayudado. Cuando...

-¿Adrien?-se sorprendió y sus cejas se arquearon. Hacía años que no veía a su compañero de la secundaria. Sonrío.

-Hola, venía a por unas cuantas cosas...-levantó las cajas y esperó a que Marinette reaccionara.

«Adrien. Está. Aquí. A un metro.»

«¡Basta!»

-Claro, supongo que habrás venido a por los macarons que encargó tu padre.-volvió en sí misma rápidamente. ¡Tenía diecinueve años! ¡Ya no era una cría! Adrien asintió y ella fue al almacén donde guardaban los pedidos, cuando volvió, Adrien estaba ojeando varias figuritas de chocolate.

-¿Te gustan? Están inspiradas en Ladybug y Catnoir. Son nuevas.-explicó orgullosa. Eran creaciones suyas. Adrien sonrió.

-Creo que me llevaré unas cuantas-dijo y Marinette se sorprendió.

«Así que es una especie de fan secreto» pensó disimulando una risita.

-Ahora mismo te cobro-fue a la caja y volvió rápidamente. Adrien le dio las gracias y abrió la puerta para irse, antes de eso, se giró a medias y dijo:

-Por cierto, Marinette. ¿Irás a la feria?-soltó sin saber muy bien por qué había sacado el tema. Él no podía ir, tenía que vigilar la ciudad con Ladybug.

Marinette se tensó y se rascó la mejilla, pensativa.

-E-Ehmm, n-no sé. Tengo mucho trabajo aquí.-mintió. Ese día sus padres se encargarían de la panadería. Ella tenía que patrullar junto a Catnoir.

-Oh, bueno. Yo igual.-rió incómodo y se despidió. Marinette lo vio desaparecer entre la multitud de personas y suspiró. Se agarró de las mejillas y tiró con fuerza. ¡¿POR QUÉ HABÍA HECHO ESO?! Se dio con el mostrador en la cabeza varías veces, enfadada consigo misma.

-Genial, tía, chócala.-dio una palmada en la mesa y rió amargamente por no llorar.

Una pequeña criatura de color rojizo la observaba a cierta distancia.

-Marinette...-susurró sintiendo pena por ella.

Si realmente supieras quiénes sois en realidad.

§§§§

Al atardecer, Marinette subió a su cuarto cansada de haber estado toda la mañana encargándose de la panadería. Se peinó un poco y se lavó la cara con agua fría. No quería escuchar paranoias de Catnoir sobre su aspecto físico.

-Transfórmame, Tikki-pidió en un tono de voz resignado, ya que se había fijado en unos cuantos bocetos de diseños que tenía en la mesa. Al terminar la secundaria, había decidido estudiar una carrera de diseño y tendencias. Era su pasión. Pero costaba mucho dinero. Tenía que trabajar casi todas las mañanas en la panadería y asistir los fines de semana a una academia de inglés. Lo que le dejaba poco tiempo para sus hobbies o para ser Ladybug.

Pero así era su vida. Y no podía cambiarla.

Después de unos cuantos minutos, salió por la ventana de su cuarto transformada en la superheroína que  todos admiraban y soñaban con ser. Corrió por los tejados hasta llegar a una plaza cerca de la catedral de Notre-Dame. Allí había montado varias puestos con todo tipo de bisutería y juguetes.

-Buen día para una pequeña cita, ¿no crees?- escuchó una voz a sus espaldas y rodó los ojos. Se giró y sonrió falsamente.

-Como no, Catnoir-suspiró negando con la cabeza y el gato sólo mostró una sonrisa.

-My lady, en una feria tan tranquila ¿Qué podía pasar?-adoptó una pose informal y tranquila.

Ladybug rió con sarcasmo.

«Que un meteorito destruyese la Tierra;

Que nos atacase un elefante mutante;

Que un akuma se volviese mega-enorme;

O... Que alguien te hiciese callar.»

Fulminó con la mirada a su compañero y volvió a observar cómo cada vez más y más personas se acumulaban en la plaza y las calles de los alrededores. Les llamó la atención una niña, estaba sentada en un escalón de la plaza, sola y con la cámara apretada entre sus manos.

Su intuición no falló. Un akuma se posó en su cámara y la envolvió una densa bruma morada.

-Gatito, tenemos trabajo-dijo Ladybug, pero para su sorpresa, la chica no se transformó, se quedó igual, y se fue de allí tan tranquila.

Los héroes la siguieron hasta una callejuela bastante alejada. Es entonces cuando la chica los miró y sonrió.

-¡Ohh que emoción!-balanceó su cámara-¿Una fotito de recuerdo?

-¡Cuidado Catnoir!-Ladybug lo empujó y pudo ver cómo la chica acaba haciendo una foto a una pareja que pasa por allí. Dicha pareja se quedó inmóvil durante unos segundos y volvieron a repetir los pasos que habían dado con anterioridad. Así, una y otra y otra vez...

-Soy LivePhoto. Y seréis parte de mi álbum personal.-rió y balanceó de nuevo la cámara.

Ahí fue, cuando empezó el verdadero caos.

•~LB14~•

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2016 ⏰

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Secreto. [Miraculous Ladybug] {Ladynoir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora