1- El chico nuevo

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El primer día de clases siempre está repleto de ansiedad y nervios para cualquier persona. Ni siquiera una alumna de quinto año como Hermione Granger, tan estricta como aplicada, podía estar ajena a eso. Un curso nuevo trae nuevos desafíos y ella está decidida a superarlos. Eso para nada la intimidaba, al contrario, era la motivación para conseguir sus múltiples metas.

Pero no todo es nuevo en este año, hay cosa que no cambian, como los amigos. Esos que te distraen de los estudios y te hacen reír cuando estas triste o enojada.

Eso hacía Hermione, parada sobre los pasillos de Hogwarts y levantado la cabeza por encima la multitud que iba y venía, buscar a sus amigas. Hace varios minutos que lo hacía y no conseguía encontrarlas, si no hubiera tanta gente tal vez sería más fácil. Acaso ¿Qué tan difícil es encontrar una cabellera rubia y otra colorada allí?

Al no ser tan alta, como le gustaría ser en ese momento, subió a un banco, que tenía cerca, para mirar desde arriba y haciéndose visera con la mano, intentó buscar alguna cara conocida.

—Hermione— dijo una voz bajo ella. Pero Hermione estaba muy concentrada en su tarea para darse cuenta que la estaba llamando.

—¡Hermione!— volvió a decir la voz, esta vez más fuerte.

La chica interrumpió lo que hacía para mirar hacia abajo. Allí estaba Luna, su amiga de cabellera rubia, y Ginny, su amiga de pelo rojo.

—¿Qué hacías ahí arriba?—preguntó Luna, extrañada.

Hermione miró donde estaba parada y bajó del banco sacudiendo la cabeza.

—Nada— dijo —, las estaba buscando.

—Acaso estás ciega Hermione, estábamos justo detrás de ti —comentó Ginny, que se encontraba junto a Luna.

—Quizás lo esté —dijo estampando una mano en su cara, mientras sus amigas se echaban a reír —¿Qué tal sus vacaciones?—.Cambiar el tema sería lo mejor, se sentía algo tonta por no haberlas visto estando prácticamente al lado de ellas.

—La mías fueron horribles— se quejó Ginny, con hombros caídos—, mis hermanos no dejaron que me divierta. Además no puede encontrar ni un sólo chico lindo.

—¿Tú Luna?

—Papá y yo fuimos a la India, meditamos en el Áshram. Me encantó.

—Hay Luna, tú y tus gustos raros —expresó Ginny riéndose.

Hermione miró a Luna divertida y ambas se unieron a Ginny con sus risas. En ese momento ella se dio cuenta, cuánto las había echado de menos en estas vacaciones. Claro que se mandaban mensajes casi todo los días, pero ella era muy distraída a veces y cuando se metía dentro de uno de sus libros, se olvidaba del mundo exterior, haciendo que los mensajes se amontonen dentro de su buzón.

Repentinamente Ginny dejó de reír y colocó una mano sobre el pecho de sus amigas para que también se detengan.

—Miren ese bombón—dijo Ginny, señalando a un chico que caminaba por el pasillo —¿Quién será?

—No lo sé, nunca lo había visto—contestó Luna—, tal vez sea nuevo.

—Si es nuevo espero que este en nuestro curso— la mirada viciosa de Ginny, asustó a Luna —. Qué guapo es, ¿o no?

Hermione, incrédula, se volteo y miró al chico. Algo atractivo era, pero cualquiera lo sería teniendo los ojos de ese verde hipnótico como los que él tenía tras sus gafas. Su obscuro cabello parecía desconocer el peine por completo, ¿qué persona no se peina? Parecía incluso absurda esa pregunta, pero era así. El chico caminaba distraído, intentando acomodar el nudo de su corbata, tal vez para que no se vea lo mal hecho que estaba el nudo. ¿Acaso nunca había usado un uniforme en su vida?

Asignatura PendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora