Capítulo Uno

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El día había estado muy nublado, en cualquier momento llovería, a mi parecer eran los días perfectos.

—No tarda en llover, ¿Segura que no quieres dejarlo para otro día? —Preguntó mi madre con la vista al frente, mientras yo miraba por la ventana del auto, pensativa.

—A mí no me molesta la lluvia.— Confesé.—Además ya le prometí a Nina que iría. Y compré todo esto así que...— Dije señalando la caja con pizza y las donas y una bolsa con mas comida chatarra. Mi madre hizo gesto de comprender que no podría hacerme cambiar de opinión así que ya no fue necesario decir más.

Aparcó frente al imponente portón negro. Bajé del auto con toda la comida y me puse al hombro la mochila que contenía un cambio de ropa para el día siguiente.

—Llama mañana temprano, lava tus dientes, compórtate bien... —Comenzó con su usual lista de indicaciones.—

—Hasta mañana, mamá.— Caminé hacia la puerta junto al portón, vi la camioneta alejarse y me dispuse a entrar, era un fraccionamiento privado, muy elegante puedo añadir, desde la caseta de vigilancia se asomó el guardia, levanté mi mano en forma de saludo y él me reconoció, me dejó pasar. Después de un ¨Gracias.¨ me dispuse a caminar por la acera ligeramente mojada porque había comenzado una ligerísima lluvia. La calle tenía 10 casas, 5 de cada lado de la acera, y al final una pequeña estancia al aire libre, con mesas de jardín y sombrillas rodeadas por árboles y otros frutos de la naturaleza. —Una lástima que nadie nunca vaya allí.— Pensé como cada vez que veía aquel sitio.

Nina vivía en la tercer casa del lado derecho y pronto me encontraba frente a su puerta.

Hice sonar el timbre, y esperé. Nada. Otra vez lo toqué, de nuevo nada. Usualmente al primer intento Nina atiende. —Debe estar desolada.— Fue lo primero que pensé, —La ruptura con su novio debe tenerla muy ensimismada.—

Intenté sacar mi teléfono pero sabía que debía estar en el fondo de mi mochila, que estaba en mi espalda y en cambio tenía la caja de pizza en las manos y sobre ella una caja con donas. Mi tendencia a evitar los gérmenes me retenía a la idea de poner las cajas en el piso para poder buscar el teléfono, pero la intensidad de la lluvia se acrecentaba de apoco y me estaba haciendo reconsiderar buscar el teléfono.

Gracias al cielo la puerta al fin se abrió. Ese vivo par de ojos azules me miró, y noté el esfuerzo que hacia para no fruncir el ceño, algo habitual de ese rostro.

—¿¡Giorgi!?— Su modo de pronunciar mi nombre fue dudoso, ¿Era exclamación o cuestionamiento?

—Hola, Logan.— Hablé yo cuando vi que no diría nada más. Nuestras conversaciones resultaban un poco incomodas, o al menos por mi parte.— ¿Dónde está Nina? El clima no ayuda a mantener caliente la pizza.— Dije haciendo notar la caja, mientras pasaba otra ventisca.

Fue entonces cuando su ceño no se contuvo más y se frunció, —Nina salió con John hace media hora.—

—¿Qué?— Un estruendoso trueno no me dejó escuchar lo que él decía.

—¡Que Nina se fue! Con John. — Dijo alzando la voz para que lo escuchara, porque el ventarrón que llegaba zumbaba con fuerza. ¡Dios! Cuando dije que me gustaba este clima me refería a observarlo desde la ventana, no a estar en la cola del huracán. ¡Espera! ¿Qué? ¿Nina no estaba? Fue ella quien me llamó insistentemente para que le consiguiera millones de calorías en comida chatarra y suplicó que cambiara mis planes para pasar la noche en su casa viendo Netflix mientras ella lloraba y se quejaba por su estúpido ex-novio.

—¿Estás seguro?— Fue una pregunta tonta, Logan nunca mentía o bromeaba, menos conmigo. Pero lo dije sin pensar. Él asintió con un poco de arrogancia por la obviedad de la respuesta. Gruñí, evidentemente molesta y decepcionada, Nina nunca me había hecho algo así, si quedábamos en algo era un hecho. —Bien, gracias.— Me di la vuelta y di los primeros pasos de lo que sería una larga caminata hasta la parada del autobús, diez cuadras aproximadamente, con la lluvia que amenazaba en convertirse en tormenta en unos cuantos minutos, al menos podría usar la caja de la pizza como paraguas, llamar a mi madre no era una opción, ahora debía estar camino a su clase de yoga y cualquier interferencia que yo hiciera en sus planes era catastrófica, había sido suficiente inconveniente para ella que me trajera hasta aquí en primer lugar, sin olvidar que tenía un gusto especial por decir ¨Te lo dije.¨

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2016 ⏰

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No va a funcionar (Logan Lerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora