Cuchillo resbaladizo
-Mátala- dijo Jay- para eso es el cuchillo
Ron estaba en la sala de visitas de un reclusorio de menores sentado en una mesa, con la mujer que tanto amaba, con la cual se había obsesionado y a la cual tanto daño le había dejado. La sala era privada, a puerta cerrada, con solo una ventana grande y guardias que custodiaban desde afuera.
Adentro solo habían dos personas; pero para Ron eran tres.
-Me alegro de verte Elisa- dijo Ron con una sonrisa de alivio- no esperaba que vinieras
- Si...emmm...lo vi necesario, creo que tienes que decirme algo Ron así que hazlo para terminar con esto de una vez
-Yo se que te he hecho daño. Demasiado. Y pues aunque sea difícil solo quiero que me perdones- miró los ojos oscuros de la chica, con la esperanza marcada en el rostro del chico.
Una risa seca hizo que Ron apartara la mirada hacia Jay, su amigo que en realidad estaba en casa y no allí.
-Eres idiota-dijo Jay molesto- ella es la culpable, no tu.
-¿Qué pasa Ron? ¿qué estás mirando?- cuestionó Elisa, que empezaba a asustarse y se daba cuenta de que visitarlo había sido un gran error. Debía irse.
-Nada-Ron prosiguió nervioso-Yo... te he causado mucho dolor y...- Jay hacía muecas de desagrado y enseñaba su dedo del medio, de nuevo, Ron miraba hacia el, al producto de su imaginación.
-¡¿Qué miras Ron?!- exclamó Elisa aún mas nerviosa-¿Quién está ahí?- Jay llevó su dedo a la boca en señal de silencio
-No, nada.Nadie. Solo te pido por favor que me perdones. Sólo eso.
-¡No! ella es la culpable de todo esto. ¡Mátala maldita sea!- saltó Jay- usa el cuchillo
-¡Ya cállate! ¡No pienso hacerlo!-Ron se levantó de la silla exaltado
-Ron ¡Ya basta! me asustas
Elisa se levantó de golpe y se pegó a la pared cercana a la puerta
-¡Usa el cuchillo!-gritó Jay- para eso es, para matarla; hazlo Ron
Ron se acercó hacia Elisa y el cuchillo que tenía escondido en la manga del saco cayó al suelo con un repiqueteo sonoro. Elisa golpeaba la puerta y gritaba como loca a los guardias.
Con el repiqueteo volteó y vio el cuchillo en el suelo con el terror creciendo en ella
-¡MÁTALA!
Ron se lanzó por el cuchillo al igual que Elisa; el lo consiguió primero luego de un poco de forcejeo, y tratando de atacarla le hizo un corte no muy profundo en la mano izquierda.
Sin embargo, los guardias abrieron la puerta y al ver las intenciones del rubio, lo tomaron por los brazos con fuerza, llevándolo a rastras hacia el cuarto de castigo.
-¡No por favor, no me lleven! ¡Elisa! ¡Elisa! ¡lo siento Elisa!- vociferaba una y otra vez
Al llegar al cuarto, se acostó en el frío y blanco suelo, y se hechó a llorar. Jay estaba de nuevo allí
-¿Si ves? si la hubieras matado estarías aquí por una buena razón. ¡Pero no lo hiciste imbécil!
-¡¡¡¡YA CÁLLATE!!!! ¡Déjame en paz!- Ron sacó del bolsillo de su pantalón una pastilla que su madre le había entregado antes de la visita de Elisa
-Si la tomo el que morirá serás tu
Jay negó con la cabeza repetidamente; Ron tomó la pastilla y cerró sus ojos respirando fuerte. Esperó un momento y abrió los ojos.
Ya no estaba. El rubio suspiró de alivio y volvió a cerrar sus ojos sonriendo. Pero una risa seca lo hizo abrirlos de nuevo. Jay estaba allí otra vez.
-No me marcharé Ron, eres mi esclavo y lo serás siempre. Bienvenido a tu infierno querido amigo- sonrió frío
Y entonces el caos se desató
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Madness
RandomPequeños relatos o One Shots. Todas producto de mi mente. De todo tema y tipo de público