prologo.

19 1 0
                                    

- Vamos Hanna, sal de ahí cariño debemos llegar con la abuela cuanto antes.- Decía la mujer aguardando a que su pequeña saliera de su habitación.

Una cabeza pelirroja salió despacio, sus labios rojos fruncidos al igual que su ceño. La pequeña camino hacia su madre, esta le sonrió.

- Te ves hermosa Hanna.- Decía la madre mirando a su hija con su vestido morado con destellos rosas.

La niña Soltó un bufido, la mujer reprimió una sonrisa.

- Por que debo ir con la abuela así?, Por que no sólo llevo mi ropa normal?.- Decía la pequeña pelirroja.

La madre le sonrió y la elevó en sus brazos comenzando a caminar.

- Sabes que la abuela ama verte con esos vestidos cariño.

La pequeña sólo frunció más su ceño.

La mujer tomo la maleta de la pequeña y camino con ella en brazos.

Se dirigió al coche, dejando la maleta en el piso, abrió la puerta y dejo a su pequeña peliroja en los asientos traseros.

La pequeña jugaba con sus manos mientras su madre arreglaba las maletas en la parte trasera del coche.

La mujer subió al coche cansada.

- Mami donde está papá?.- La pequeña pregunto a su madre.

La madre la miro por el espejo, viendo hacia los ojos avellana de la pelirroja.

- Lo encontraremos de camino a casa de la abuela.

Arranco el coche.

Había pasado ya 1 hora desde aver salido de casa, la mujer podía sentir como sus manos temblaban, estaba preocupada, ella no sabía si se encontraría con su esposo, tenía miedo.

Aparcó el coche en el estacionamiento, donde se encontraría con su esposo.

No tardó en ver su coche así que bajo.

- Hanna.- La pequeña la miro.- No salgas del coche princesa.

La mujer salió del coche rápidamente, en busca de su esposo, no tardó en verlo y sus ojos se iluminaron mientras corría hacia el.

- David.- Dijo en un susurro.

El bajo del coche y trotando llegó a su lado, el la tomo por la cintura, y la abrazo como nunca.

- Julia.- Dijo el con voz ahogada.

Se separaron, sólo fueron por unos segundos que su felicidad duro, ya que, la peor pesadilla de ambos los había encontrado.

Julia y David corrieron a donde se encontraba la pequeña Hanna, ambos subieron al coche, la mujer acelero.

- Papi!.- La niña chilló de felicidad al ver a su padre.

- Hey princesita.- Dijo el con una sonrisa tensa.

La mujer acelero más, se acercaban, estaban casi chocándolos por atrás.

- David..- La mujer miro a su esposo y negó con la cabeza intentado retener las lágrimas.

- No julia, saldremos de esta.- Dijo el mirándola.

- No David, sólo hazlo, dicelo, debe saberlo para que pueda estar protegida.- La mujer miraba por el espejo mientras subía la velocidad a 190 km.

El hombre saco un arma de la cintura de sus pantalones, bajo la ventana y disparo.

La pequeña soltó un grito.

- Carajo Julia, acelera.- Decía el hombre volviendo a disparar.

El auto de atrás comenzó a descarriarse, había dado en un neumático. Pero quedaban 3.

La mujer dio una vuelta a toda velocidad, faltaban sólo 2 minutos y estarían seguros.

Un disparo destrozo el vidrio trasero.

El hombre se giró asustado, temiendo por su hija, pero ella estaba bien.

Llegaron, bajaron del auto a toda prisa, tomaron a la pequeña en sus brazos y corrieron a una cabaña, el hombre tomo la maleta y pateo la puerta de la cabaña.

- Escucharme Hanna, allá hay personas malas, entiendes? Debemos protegerte cariño.- La pequeña lloraba y asentía con la cabeza.

El padre se puso a la altura de la pequeña.

- Mamá y yo te amamos y lo haremos para siempre, quiero que tengas esto.- Dijo quitándose un collar con un amuleto grande.- Con esto no importa donde estemos, nos encontraremos por que eso hacen las familias, entiendes cariño? Siempre se encuentran, no importa la distancia.

El hombre beso a la pequeña en la frente, queriendo creer en sus propias palabras, pero ante la situación era imposible que salieran con vida.

Su mujer al lado de su pequeña, el no perdio tiempo y tomo a ambas entre sus brazos, el desiaba que todo hubiese acabado y que cuando abriera los ojos todo fuese una terrible pesadilla, pero no lo era, el sabía en lo que se habían metido su mujer y el cuando aceptaron formar parte de todo aquello.

Se separaron, las balas se oían más cerca, sabía que era la última vez que vería a su pequeña y el quería salvarla.

La tomo en sus brazos y abrió el armario la coloco allí mientras la pequeña lloraba silenciosamente.

- Papi, te quiero mucho.- Dijo la niña con su labio temblando.

- Yo también te quiero muchísimo hermosa.- Dijo el cerrando los ojos con fuerza.- Por favor no olvides que te amamos muchísimo Hanna.

La madre abrazo a su hija por última vez y le dijo cuanto la queria.

Iban a cerrar el armario y justo cuando lo hicieron, ellos entraron , con armas y gritándoles que se quedarán quietos.

David y Julia hicieron caso y se quedaron en su lugar a espera de que ese maldito bastardo entrará.

Un hombre alto vestido de negro entro, sus ojos verdes miraron a la joven pareja y una sonrisa maliciosa cruzó por su rostro.

- Saben perfectamente que hubieran estado mejor conmigo, por que son tan estúpidos?.- La voz de ese hombre era muy profunda y tenebrosa.

- Y una mierda, eres un puto asesino de mierda.- Dijo David con odio.

El hombre lo miro y sonrió.

- Tanto potencial desperdiciado.

El hombre hizo una seña con su mano y comenzaron a empujar a la joven pareja para que caminasen, cuando llegaron a la puerta los detuvo el hombre con una pregunta que los hizo tensarse.

- No tenían a una niña con ustedes?

Ambos se miraron y fruncieron el ceño, mostrándose confundidos.

- Claro que no, sabes cómo somos Mark.- Dijo David mirando a él hombre.

Mark fruncio el ceño.

- De acuerdo, llevenselos.

Todos se fueron, sin notar que en aquel armario en el fondo de la cocina ya hacia dormida una pequeña pelirroja que acababa de perder a sus padres.

Whisper.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora