"Odio la palabra homofobia. No es una fobia. Usted no tiene miedo, usted es un imbécil."
— MorganFreeman.
En tercer grado tuve mi primer indicio.
Una chica llamada Katherine se sentó a mi lado. Castaña, ojos café, tez blanca. Común. Sin embargo, a mí me pareció impresionante. Recuerdo haber pensado "wow" en el primer momento en que la vi.
Sin embargo, no hice caso a ese pensamiento, y seguí dibujando -haciendo líneas que yo juraban eran figuras- en mi cuaderno.
Aquella noche le conté a mamá que a clase habia llegado una niña nueva, y que me habia parecido súper súper linda -la inocencia de la niñez-. Mi madre me miro con algo que en ese momento confundí con dolor de barriga, pero que ahora sabia era repugnancia. Me prohibió acercarme a ella de nuevo. Y aunque no entendí el porqué de esa orden, obedecí.
Mi segundo indicio fue hace poco más de dos años, en la fiesta de cumpleaños de mi mejor amiga en ese entonces. Una chica cubierta de tatuajes entro en la sala en la que se realizaba el evento, todo el mundo la miro como un bicho raro -una chica de cabello rojo, con su cuerpo lleno de tinta, y una actitud de notable rebeldía... No era muy bien recibida en una comunidad de fanáticos católicos- Sin embargo, la chica solo camino adentrándose a la habitación, saludo a Margaret -la cumpleañera- y se sentó a mi lado, haciendo caso omiso a las miradas de las personas allí. Yo tampoco podía dejar de mirarla... Su actitud -y su fisico, a decir verdad- me atraían de sobremanera. Creo que no despegue mis ojos de ella en ningún momento, así que voltio su rostro, me miro, me guiño un ojo, sonrió, se paró, y se fue de allí. Mi corazón no dejaba de latir a mil por hora. Una sola mirada suya había causado cientos de estragos en mí.
Más tarde aquel día, le conté a mi mejor amiga -Margaret- lo que sentí en aquel momento. Ella me miro con repugnancia, como si yo fuese una abominación, y me saco corriendo de su casa.
Ya no éramos amigas.
Ahora, a mis diecisiete años de edad, me doy cuenta de todos los momentos en los que no hice caso a mis sentimientos, en que los deje a un lado, solo porque no eran correctos para la sociedad. Para mi familia. Para mi religión. Porque quería encajar. Quería ser parte de un mundo en el que de ser yo misma, seria mirada con repugnancia, como lo hizo mi madre, mi mejor amiga, y tantas personas que había conocido a lo largo de los años.
Pero mi tercer indicio -el más notorio de todos- estaba cruzando las puertas del gimnasio en mi clase de educación física. Una chica. Rubia. Tez blanca. Y en el momento en el que nuestras miradas se conectaron -Ah, y ojos ámbar- ella me sonrió, y yo decidí una sola cosa.
A la mierda la sociedad.
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Hello, dreamers
Les presento mi primera historia, "a la mierda la sociedad", que, si eres homofóbico *cof cof LeeLaPrimeraFrase cof cof* no deberías estar leyendo. Primero, porque este es un ambiente plenamente libre, en todo su significado, en el que toda persona pueda sentirse bien, amado, y escuchado, sin el miedo a los insultos o discriminaciones de otras. Y segundo, porque no me interesa la opinión de un ser tan vil como para discriminar a una persona por enamorarse de otra.
Bien dicho esto, ¡bienvenido/a a mi historia!, la cual me arme de valor para publicar con el reto de wattpad #EscribeloYa por el mes del orgullo #LGBTQ, ya que creo firmemente en la libertad de expresión, y hablo de cualquier clase de expresión.
Espero disfruten de mi creación tanto como yo lo hago escribiéndola.
Bye.
And Dream on, Dreamer.
RiseAndShine
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A la m$*%#a la sociedad
Teen FictionA mis diecisiete años de edad, me doy cuenta de todos los momentos en los que no hice caso a mis sentimientos, en que los deje a un lado, solo porque no eran correctos para la sociedad. Para mi familia. Para mi religión. Porque quería encajar. Querí...