Galletas de Canela

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El cielo estaba nublando. No sabía decir en qué momento el cielo dejó de tener ese azul tan claro y limpio, y paso a ser un gris bastante triste.

Tras el ventanal de aquel lugar, ella observaba a las demás personas resguardarse de la lluvia. Su mirada transmitía nostalgia o eso pensaba Yonghwa, quien se había vuelto fan de observarla.

Día a día aquella chica iba a esa pequeña cafetería, pedía un menú diferente; café caliente, café frío, unas veces pedía té y otras un chocolate. Había veces en las que ordenaba un pastel y otras unas galletas de canela.

-¿Desea que le traiga otra cosa? - y ahí estaba él, con todo el valor reunido y un montón de nervios disfrazados en una máscara profesional. Sus empleados se quedaron con la boca abierta contemplando al dueño de aquel local ponerse a las órdenes de aquella cliente, cómo si él fuese un empleado más.

-No, gracias. - apartó la mirada de dónde quiera que la tenía, miró a Yonghwa agradecida y sonrió ligeramente, dando por terminada aquella corta conversación.

Los días siguientes Yonghwa no volvió a ver a aquella chica, cosa que lo decepcionó pero quiso disimular que nada pasaba. El jueves por la tarde, al cerrar la cafetería decidió ir al supermercado a abastecer sus provisiones, giró por el pasillo de los condimentos en busca de pimienta y un poco de canela para las galletas de su local. Caminaba tan perdido que no se dio cuenta de que un carrito venía en su misma dirección hasta que ambos se impactaron sacándolos de su trance. Yonghwa se quedó helado, la chica se disculpó con una ligera reverencia y continúo su camino.

Cuándo se dio cuenta de que aquella chica era a quien había querido ver desde hace bastantes días, abandonó su carrito y salió en su búsqueda. Serpenteo por todos los pasillos del supermercado pero no la encontró. Decepcionado regreso en busca de sus compras.

Aquella noche no había podido dormir, así que decidió levantarse de la cama y ponerse a preparar galletas. De la bolsa en donde estaban las naranjas se encontró un bolígrafo con una letra grabada...

Una H dorada adornaba aquel elegante bolígrafo. No tuvo que pensar mucho para darse cuenta de quién era la dueña.

-¡Está es mi oportunidad! - dijo emocionado y continuó preparando sus galletas de canela y naranja.

A las tres cincuenta de la tarde, la chica entró con ese aire melancólico que la caracterizaba, Yonghwa no tardó en colocarse el mandil e ir a tomar su orden.

-Buenas tardes. -intentó ser profesional pero su traicionera voz demostró nerviosismo. - ¿que desea ordenar?

La chica pensó por unos segundos, largos segundos. - Un café, por favor. - sonrió y se sumergió en su mundo. Yonghwa sonrió y corrió a preparar todo él mismo.

Sirvió el café y en un plato colocó aquellas galletas que había preparado la noche anterior. Puso todo en una charola y caminó hacía a aquella mesa.

-Su orden... - dijo mientras entregaba la orden.- Emmm... - no sabía cómo decirlo, la mirada de sus trabajadores quienes lo apoyaban con señales de ánimo lo ponía de nervios.

- Disculpa... Anoche... Yo...- aquella voz nerviosa hizo que la chica alzara la cabeza y le prestará atención- anoche tropecé contigo en el supermercado y se te cayó esto... - de su delantal sacó el bolígrafo.

-¡No puede ser! - chilló emocionada. - ¡Muchísimas gracias!

Los nervios le ganaron a Yonghwa quién sonrió algo tímido y se alejó rápidamente.

Galletas de Canela (YongHwa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora