Voy a contarte una importante historia acerca de mi pasado. Quizás no te importe tanto; pero estoy seguro de que te va a servir. Toma asiento a lo que busco té...
En la chimenea se encuentra un álbum. Decides echar un vistazo debido a que se vé llamativo. Lo abres y vez una foto de un chico que parece ser Esteban, el anciano que estás visitando para una entrevista(la cual terminastes). Está acompañado de dos chicas. Una muy atractiva, de la cual está abrazado a su cintura. La otra, delgada, usa lentes y está echándole el brazo a Esteban por el hombro. Sin embargo la chica delgada parece estar llorando levemente. Oyes que se aproxima alguien y cierras el álbum. Tomas asiento y de inmediato ves a Esteban llegar con una bandeja de té.
Bueno, veo que decidistes quedarte. Me alegro que te hayas quedado a escuchar a éste pobre viejo que no tiene a quién contarle sus experiencias. Tienes corazón misericordioso. Llegarás lejos con ésa virtud.
Esteban sirve té para ambos y luego toma asiento. Luego de un silencio en el cual ambos movían su té para enfriarlo un poco Esteban finalmente toma un sorbo. Y comienza a hablar.
Todo comenzó en el último año de preparatoria. Teresa, mi mejor amiga desde la infancia, y yo, estábamos emocionados de que en ése año nos graduábamos. Teresa era una chica dulce y tímida. Y bueno, no era considerada por ningún chico como bonita. Por éso yo era el único amigo chico que ella tenía. Ya que ella era muy inteligente y se la pasaba sola decidí llevarme bien con ella. Y eventualmente nos volvimos muy buenos amigos. Pasé prácticamente toda mi infancia con su compañía. Sus padres y los míos también se hicieron amigos. Nos quedábamos uno en la casa del otro, hacíamos pijamadas, fiestas, nos reuníamos a jugar o a ver películas. La pasábamos bien. Muy en el fondo ella era una chica aventurera con la que podía soñar miles de aventuras y locuras. Creo que con nadie me sentía tan a gusto como con ella. Pensábamos en ir a la misma universidad y ser compañeros de apartamento. Ella quería estudiar farmacéutica y yo medicina; a ambos nos gustaban muchas cosas en común. Teníamos un sitio favorito; que era una cafetería en el pueblo. Allí nos pasábamos; tomábamos café y comíamos dulces. Era una amistad muy especial. Y bueno, ése año las cosas cambiaron. A nuestro curso llegó una estudiante nueva. Ella era...wao...era una modelo. Caí flechado por su belleza en cuanto la ví. Su nombre era Camila. Sus padres eran ricos y al mirarme capté su atención. Ella se acercó a mí en el almuerzo y almorzó con Teresa y conmigo. Camila era muy expresiva, cruelmente honesta y muy pachanguera. Éso sin mencionar que tenía una obsesión con la calidad. Teresa me confesó que nunca hubo un momento en el que Camila le cayera bien. Aún así mi amiga trataba de llevarse bien. Yo, bueno...sólo me fijaba en su belleza. Salí como dos veces con ella antes de volvernos novios. Teresa me advertía una y otra vez que Camila no sería una buena compañera para mí. Yo le decía que sólo eran celos suyos. Y lo que no sabía era que en efecto parte del por qué Teresa no la soportaba era porque secretamente estaba enamorada de mí. Recuerdo muy bien ése día en que Teresa me declaró sus sentimientos...
-¡¿Qué te pasa, Teresa?!
-Te estoy diciendo que ella sólo te quiere porque vas a ser doctor. Igual sus padres.
-¡Sólo estás celosa de que me pase más tiempo con ella! Mira Teresa. Somos mejores amigos, ok? Pero Camila es mi novia. También es importante para mí y aunque no te guste tienes que compartirme.
-Esteban, no seas ridículo. Lo único que tengo que envidiarle a ése saco de pintura es lo mucho que la amas.
-¡Respeta a Camila! Claro que también te quiero; pero como dije, ella es mi novia...no tú.
-Pude ser yo...
-¿Qué?
-Esteban, yo...yo también estoy enamorada de tí.
-¿Qué locura dices?
-No es locura, bobo. Me gustas desde la intermedia. Sólo que...temía que mis intenciones arruinaran nuestra amistad.
-No puede ser...
-Pues así es. Aunque...creo que más bien estaba enamorada del viejo Esteban. Al que sí le importaba. No...tú.
Luego de señalarme despectivamente se levantó y, dejando dinero por lo que consumió, se fué. No hice nada para detenerla; cosa de la que después me arrepentí. Estuve llamándola por una semana. Nunca me contestó el celular. Fuí a visitarla a su casa y sus padres me recibían amablemante; pero ella ni salía de su habitación. Se inventaba mil excusas para no verme. Al parecer no le había contado a sus padres. Camila, al notar que buscaba insistentemente a Teresa hizo miles de cosas para hacerme desistir. Supongo que estaba celosa. Al final terminé haciéndole caso. En la graduación ví a Teresa recibir su diploma. Ella me miró, yo sólo pude brindarle una cálida sonrisa. Luego fuí y la busqué. Tenía que hablar con ella.
-Teresa...
-Felicidades, Esteban. Que bueno que Camila no te distrajo lo suficiente de tus estudios.
-Jejeje. Bueno...- le dí un abrazo que ella correspondió- Supongo que...nos veremos en la universidad. Aunque...ya no podemos ser compañeros de cuarto.
-Esteban...yo no voy a ir.
-¿Qué?
-Me voy a estudiar a otro país. A China, de hecho.
-P-pero por qué?!
-Mi promedio es bueno y...me aceptan alla.
-Ésa no es la respuesta que busco.
-Pues...porque ya no hay sueños que cumplir acá.
-No digas éso...
-Tú eras mi sueño, Esteban. Yo quería alcanzar el éxito contigo a mi lado. Pero...tomastes otro camino y yo...debo hacer lo mismo.
-No te vayas, Teresa...- comencé a llorar.
-Descuida. Vas a tener a Camila para que te consuele.
En ése momento sentí como si me rompieran el corazón en mil pedazos. Comprendí que también estaba enamorado de ella y...que con ella se iría gran parte de mi corazón. La besé. No pude más. Ella correspondió por unos segundos; pero luego se separó y me dió una cachetada. Estaba llorando.
-No vuelvas a besarme, Esteban. Perdistes tu oportunidad.
-Lo siento...tenía que hacerlo.
-Ya me tengo que ir.
-¡¡Hola!!- dijo Camila llegando con una cámara- ¿Nos tomamos una foto amor?
-Em...sí. Pero quiero que Teresa salga. Se va a estudiar fuera del país y quiero tener un recuerdo de mi mejor amiga.
-¡Oh, éso es fabuloso Teresa! Espero que te vaya muy bien.
-Sí...gracias- le respondió fríamente Teresa.
Guardo en mi álbum la foto. Te la mostraré.
Esteban te muestra la foto que ya vistes hace unos minutos. Te identifica a Teresa y a Camila. Luego, poniendo el álbum a un lado continúa su historia.
Pasó el tiempo y sí. Me convertí en el doctor cuyo renombre te trajo hasta aquí. Me casé con Camila y tuvimos un hijo. En cuanto a nuestro matrimonio...los primeros dos años se pasaron bien. Salíamos, bailábamos y teníamos buen sexo. Éramos una linda parejita. Luego de ésos dos años ella empezó a pedir más. Un auto propio, una casa más grande, cambiaba su celular a cada mes y su pasatiempo favorito era pedirme dinero para irse con sus amigas de compras y al spa. A nuestros cuarenta y siete años perdió total interés por mí. Me gritaba, me insultaba, se burlaba de mí y de mis canas, y hasta de mi pene. No la soportaba, así que nos divorciamos. Y la diablilla no quiso aceptar hasta que le diera casi todo lo que tenía. Como quería salir de ella acepté. Tuve que trabajar como loco para poder recuperar la mayor parte del dinero que ella se llevó. Teresa tenía razón. La tuvo desde el principio.
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La Verdadera Belleza
Short StoryUna lección de vida para los que no saben cómo escoger a su compañer@ de vida.