Dos: Los sucios celos

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-Vamos sesos de alga, deja de interrumpirme.

-Yo sólo le daba un consejo a Leo nada más.

-Pues ya basta, cierra la boca de una vez.

-Vale ya está-rueda los ojos- me calló.

-Bien. Leo escucha en una pelea cuerpo a cuerpo es necesario....

-Tener buenos reflejos, si tienes razón.

-¡Percy cállate! ¿sabes qué? Te vas.

-¿Qué? pero...

-Vete, vete.

Le empecé a dar empujones hasta la puerta de la casa

-Pero es mi casa

-Pues lo siento mucho, busca algo que hacer en lo que terminó.

-No, a ver espérate.- Se dio la vuelta, alzando las manos. -Hoy es mi día libre no puedes sólo echarme.

-Mira como si puedo.

Abrí la puerta, tomandolo de un brazo.

- De acuerdo, vamos a hacer un trato.- Cerró la puerta y fue hacia donde estaba Leo -Yo me quedo calladito, calladito y tu dejas el trabajo.

-¿Cómo? Tú estás loco si crees que eso va a pasar, te puedo sacar y listo.

-No haber listilla, te va a tomar mucho tiempo hacer eso es mejor mi trato.

-Bueno ¿que tiene en contra de mi trabajo?

-¿Que tengo? Listilla ¡por los dioses! trabajas con puro hombre y por si fuera poco te vas a ir SOLA con ellos durante 2 semanas.

-¿Y? Eso que, es mi trabajo no tiene nada de malo.

-A bueno entonces si tu puedes trabajar con puros hombres, yo mañana mismo me hago una agencia de modelos con pura mujer.

-¡Ni siquiera te atrevas Perseus Jackson, eso no es un trabajo!

-¿Pero porque no? Leo si o no eso es un buen trabajo- le dio un golpecito en el pecho

-Pues la verdad si es un..

-No Leo, eso no es trabajo.- Interrumpió Annabeth

-No, no lo es.

-Que si Leo. Sabes, lo que yo creo es que estas un poquito celosa listilla- hizo un gesto con los dedos- ¿verdad Leo?

- Annabeth tal vez si estas un poco...

-¿Yo? ¡por favor! ¿qué celosa voy a estar? ¡claro que no!.

-No nada celosa. Saben se me hace tarde quede de verme con Calipso, así que adiós.

-Tu también te vas- tome la chaqueta de Percy- no te quiero ver.

-Pero...

-¡Fuera!- abri la puerta y lo saqué

Prendí el ordenador y comencé a trabajar en algunos planos, si Percy creía que con lo que dijo yo hiba a renunciar estaba muy equivocado, al fin y al cabo yo no tenía la culpa que no hubiera arquitectas en donde trabajaba.

*********
Están tratando de concentrarme, pelearme con Percy no era algo común en nosotros.
Cerré los ojos por un segundo cuando los abrí, había una rosa justo enfrente del ordenador, al voltear Percy me miraba con una sonrisa.

-Porfavor no me digas la cursilería de una flor para otra flor, porque te mató.

-Vaya no sabía que las hijas de Atenea también leían los pensamientos.

-Yo aún sigo enojada contigo sabes- trate de ponerme sería pero me era imposible no sonreír.

-Ah, bueno pues te perdonó.- Respondió con una sonrisa

-¿Me perdonas? No, es que tu tienes que pedirme perdón.

-¿La flor no cuenta? Lo siento listilla, es sólo que no me termina de agradar la idea de tu llendote con esos tipos.

-Lo se, pero mejor no hablemos más de eso.

-Si, toma tus cosas porque nos vamos.

-¿Irnos? ¿a donde?.

-Pues a caminar, a cenar tu y yo solitos.

Me tomó de la cintura y yo del cuello.

-Me parece un muy buen plan.

-A mi también.

Nos besamos. Nuestra relación no es perfecta, pero las reconciliaciones si que lo son.

*********
Hola!!

Lo se, ahora esta cortito, pero lo que importa es el contenido ¿no? Espero que les haya gustado mucho.

-Ana

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Percabeth: Dos mitades imperfectamente perfectasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora