Estaba en el bosque buscando la cena de hoy, llevaba horas buscando una presa y la única que había encontrado se escapó.
Seguí caminando por el oscuro lugar y de pronto, escuché el crujir de unas ramas.
-¡eso es venado, ven a mí!-pensé
Fui sigilosamente hasta donde provenía el ruido que, de pronto, se había dejado de escuchar. Estaba a punto de darme la vuelta cuando escuché un llanto. Un llanto de un bebé.
Me acerqué al lugar y, efectivamente, ahí estaba un bebé envuelto en una fina manta. ¿Pero qué clase de persona podría dejar a un bebé indefenso en un bosque como este? Me agaché para levantarlo. Lo acuné en mis brazos e hice a un lado la manta para poder verlo. Era una preciosa niña de ojos dorados y cabellos rojos como el fuego.
Cabellos rojos…esto sí que era raro. Todos los de por aquí tenían el cabello azul como resultado de las mutaciones por la segunda era del hielo. Este bebé no era común.
No sé quien ni qué orilló a ese intento de persona a abandonar a esta criatura en el bosque más peligroso de todo Coldland. Sea lo que sea, yo no podía dejarla aquí. No podía permitir que los ejércitos de los altos mandos la encontraran y la usaran para los extraños experimentos que se rumoraban que hacían, o que aún peor, la mataran por ser pelirroja.
Esta niña estaba destinada para hacer algo más poderoso que todo esto, más poderoso que cualquiera, más poderoso que yo. Definitivamente no la abandonaría.
Me levanté del suelo con el bebé en mis brazos y corrí hacia mi cabaña. Ese venado podía irse al infierno, no pondría en más peligro a esta niña.
Al llegar a la cabaña me senté en mi catre y observé a la niña. Era tan dulce, tierna y frágil… como una pequeña muñeca de porcelana. Yo la criaría y la protegería de todo.
Vi su cabello rojo y recordé a la diosa de la tierra, del fuego y el humo de la mitología romana de la cual me hablaba tanto mi abuelo cuando era pequeña. Se llamaría como ella, Vesta.
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Hola, aquí está el prólog, espero que les guste y voten si quieren leer el primer capítulo.
Besos xx.
