"BIENVENIDA"

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Me desperté como todas las mañanas a las 5:30 a.m para ver el amanecer y oír los pájaros cantar, y pensar. No paro de pensar. ¿Quién soy yo? Al realizar esta pregunta en mi cabeza abrí la ventana y me senté en el alfeizar y sentí la brisa del viento, y esta molesta pregunta no para merodear por mi cabeza con permiso propio, aunque la esquive, ella viene hacia mi, así que estuve recapacitando como siempre, y pensando... ¿Las cosas ocurren por casualidad o destino?

- Adriana, mi vida. Es hora de marcharse.- Interrumpe una voz mis pensamientos. Era Beatriz, mi psicóloga.

- ¿Qué hora es?

-Pues...-Me dice mientras mira el reloj.-Las 8,30 de la mañana. Tienes todo preparado ¿verdad?

-¿No podéis esperar, o simplemente impedir que yo vaya a ese sitio tan horrible que me habéis comentado desde hace meses?

-Adriana, ya sabes que no.

-Pf- Bufo.

Entramos en el coche que nos esperaba a Beatriz y a mi. Todo el trayecto desde "mi casa" al internado estuvo completamente en silencio, salvo a una canción que cantorroneaba. Cuando llegamos vi a muchas personas, las chicas vestían con pantalones súper cortos (y cuando digo super es cierto, no exagero), y con tops muy escotados.

-¿Quieres hablar con ellos, o...?- Dijo Beatriz, pero al darse cuenta de mi mirada asesina, cambió de idea.- Vale, vale, vamos a las habitaciones. Alberto, suba las maletas.-Ordena al chófer.

Los adolescentes que había ni se percataron de mi presencia, solo gritaban y juro que eran realmente molestos.

Cuando subimos a la tercera planta entramos a una habitación. Era extremadamente grande, y evidentemente era enorme porque en ella dormían 4 personas más. Había 5 camas, y como no, echada en una de ellas estaba una chica con el pelo corto leyendo un libro. Al darse cuenta de nuestra presencia se aclara la garganta y se levanta de la cama.

- Hola, yo soy Patricia. ¿Tú debes ser la nueva no? Bienvenida.

Y nada mas llegar me dí cuenta que ya tenía el mote de "la nueva".

-Sí, me llamo Adriana.

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