Tu vida primero

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Resulta que, cuando cortamos con alguien se nos ocurre la brillante idea de no querer hablar con nadie, encerrarnos en nuestras habitaciones —dormitorio, pieza, aposento, cuarto— a hundirnos más en la "zona restringida" o como yo le suelo llamar "la zona del llanto".

Si hacemos esto es que algo seguirá mal en nuestras vidas, ¡Joder! Hacemos todo al revés, porque mejor no pensamos en salir un rato a solas contigo misma, a reflexionar, buscarle lo bueno al destino que al final, te mostró la realidad de las realidades.

Salgan, disfruten de un espacio personal único y perfecto, escuchen música —lo más recomendable, electrónica— inviten a sus amigas —las fieles— un rato a sus casas, coman, jueguen, compórtense como niñas de 10 años —aunque sea por última vez— sé que se sentirán libres como el viento.

PD: (Esta parte puede parecerse a la anterior, pero realmente no se parece)
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