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Traducción autorizada

Autor: Velvenco

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Jihoon se dio la vuelta en la cama por enésima vez esa noche. Tomó su teléfono para ver la hora, los números deslumbrantes en la pantalla se burlaban de su falta de sueño. Era la 1:40 y, como en las últimas ocho semanas, el sueño era un extraño para él.

Había esperado a estar bien por ahora, pero esta cama no era la suya, ni este lugar era su casa. Por más que trató de convencerse durante el día de que él estaba bien, por las noches, sabía que todo era una mentira; un lamento amargo bombeaba desde su orgulloso corazón a cada parte de su cuerpo haciéndole doler hasta los huesos. Ya no le quedaban lágrimas, así que sólo se siente insensibilizado mientras que las imágenes de su vida feliz pasan como flashes en su mente durante toda la noche.

Lo fue, había sido verdaderamente feliz con Seungcheol, pero luego de seis años de estar juntos, había sentido como si se estuvieran desvaneciendo; ya no se veían tanto por sus carreras ocupadas. Ya no iban a citas, dejaron de abrazarse y besarse, y finalmente dejaron de tener sexo tan seguido como antes. Todo ello alimentó la paranoia de Jihoon de no ser lo suficientemente bueno para Seungcheol y él comenzó a pensar que su novio estaba esperando hasta poder encontrar a alguien más atractivo. Finalmente, cuando Seungcheol se hizo amigo del hermoso Jeonghan en su trabajo, Jihoon sabía que lo inevitable iba a suceder y decidió que se negaría a ser puesto en ridículo. Siendo el cobarde que era, le escribió a Seungcheol una larga carta, llenó una maleta, y salió de la vida que había trabajado tan duro en construir.

Las primeras dos semanas fueron una agonía incesante. Seungcheol llamaba y le enviaba mensajes sin pausa y le costó mucho a Jihoon no sucumbir; lo único que quería hacer era correr de nuevo a los brazos de su novio. Él perseveró y desde la tercera semana en adelante las llamadas fueron cada vez menos antes de parar por completo; incluso los furiosos mensajes de textos de borracho habían dejado de hacer vibrar su teléfono.

La mayoría de sus amigos lo habían abandonado, y no podía culparlos; los únicos que se quedaron fueron Mingyu, su mejor amigo de la infancia y hermano extraordinario y Wonwoo, amigo de Seungcheol y novio de Mingyu. Las cosas eran muy incómodas, como con cualquier ruptura con amigos en común, las conversaciones se deslizaban accidentalmente sobre Seungcheol o cosas que habían hecho juntos; cada mención de su nombre era una puñalada al corazón de Jihoon.

Ahora, ocho semanas después de su acto cobarde, Jihoon se había dado cuenta de lo extraordinariamente estúpido que había sido; dejar a Seungcheol iba en contra de cada átomo en su cuerpo. Simplemente no quería vivir sin el mayor. No existía un universo alterno en el que no deseara los brazos de Seungcheol a su alrededor, su cuerpo contra el suyo todos los días de su vida. ¿Por qué escuchó a sus propias inseguridades? ¿Por qué no dijo nada antes de que fuera demasiado tarde? ¿Por qué no confió en Seungcheol, que nunca le había dado una razón para no hacerlo? Él era un idiota.

Por lo menos, podía esperar que Seungcheol encontrara a alguien que realmente lo mereciera, alguien que tuviera confianza y estuviese seguro de su relación, que coincidiera con Seungcheol. Jihoon era bajo y simple y se preguntaba que era lo que el otro había visto en él.

No sirvió de nada, esta iba a ser otra noche sin pegar un ojo. Con un resoplido se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño. Dio una buena mirada al espejo; ojeras rodeaban sus ojos que parecían hundidos y sin vida, su piel había perdido todo su color, y había perdido mucho peso. Estaba tan harto de sí mismo. Desde que había sido lo suficientemente estúpido como para dejar a Seungcheol, debería ser capaz de poder superarlo y pasar la maldita página.

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