《¿Cuando fue que me enamore?》

Quinta parte

¿Cuándo fue que me enamore?

Para el de ojos verdosos miel, las cosas iban de maravilla. Pero no para su amigo. Para Rubén le parecía que tenía a Miguel Ángel ya siguiéndole, riendo cada vez que recibía un mensaje de este para confirmar sus ya diarias cenas. Le encantaba. Por primera vez en su vida sentía la libertad de disfrutar un poco de la compañía de su víctima, pensaba que podía aprovecharse un poco de lo que llamaba amistad. Ya después se pondría serio para conquistarlo.

Pero Alejandro notaba otras cosas que no le agradaban en absoluto.

Empezó con que aquella noche, Rubén no le dejaba dormir por que le estaba contando todo lo nuevo que había descubierto del hombre de lentes. Luego lo atrapó varias veces mandándole mensajes los fines de semana, después no dejaba de mencionar a la mocosa esa que cada vez le parecía más tierna al chico. Y finalmente, había estado compitiendo por todo con la mujer de ese hombre.

Y aunque el objetivo era sacarla de la vida de Miguel, eso no significa luchar contra ella hasta cuando no estaba presente el esposo. Llevaba semanas comportándose de esa manera, por lo que decidió salir con él a distraerlo, y de ser posible corregir esos detalles que le parecían estúpidos.

Los dos muchachos caminaban por el centro comercial, compraron unos conjuntos nuevos de ropa con el dinero que obtuvo Alejandro con su última víctima.

Mientras avanzaban, con un par de bolsas en sus antebrazos, reían por una chica que les había coqueteado en una de las tantas tienda de allí. De pronto vieron algo que les hizo detener su marcha abruptamente.

En una de las mesas de una pequeña cafetería, estaba sentado el mismísimo Guillermo, revisando su celular con el ceño fruncido. Ambos lo observaron algo impresionados, había cambiado bastante desde ese delgaducho muchacho que había conocido, ahora era un hombre un cuerpo más fornido y hasta tenía una ligera barba que le sentaba de maravilla.

Caminaron con lentitud hasta él, pensando que había visto mal y ese no era su compañero de hace ya años.

--¿Guillermo?-- preguntó asombrado Alex, este alejó la vista de su móvil al ver a esos dos chicos sonrió alegre.

--¡Chicos!-- exclamó poniéndose de pie, lanzándose a ellos para abrazarlos.

Se convirtió en un momento bastante emotivo entre los tres, se estrecharon llenándose de nostalgia y por un momento se sintieron como aquellos jóvenes que comían pizza en el pequeño departamento de la madre de Alejandro.

--¡No me lo creo!-- dijo Rubén apartándose del abrazo --¿Dónde te metiste cabrón?

Golpeó con cariño su cabeza, provocando que el joven riera nervioso y llevará su mano a la nuca --No van a creer lo que me pasó.

Alex sonrió ampliamente, aunque últimamente fuera frío con Rubén no significaba que no lo quisiera. Por eso mismo, ver de nuevo a su amigo de la infancia le daba un apretón en el estómago y un nudo en la garganta. Lo extrañaba. Volvió a abrazarlo con fuerza, Guillermo se sentía igual por lo que lo correspondió cerrando sus ojos.

El de ojos verdosos miel sintió una especie de vació en su estomago, y no por celos o algo parecido, sino por que sabía que no existía nadie que realmente lo quisiera abrazar así. Después de unos minutos, se fueron separando con los ojos un poco humedecidos, rieron nerviosos y miraron a Rubén.

--Joher, que bueno es verlos-- Guille guardó su móvil y pasó su mano por los ojos --¿Qué a sido de ustedes?

--¿De nosotros? ¡De ti maldito! Te largaste sin dejar una nota, un mensaje... jamás llamaste.-- le acusó Alejandro.